FIDA destaca autogestión comunitaria del sur rural peruano

El presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze, flanqueado a su derecha por el ministro de Agricultura de Perú, Milton von Hesse, comparten con comuneros los frutos de la misión compartida. Milagros Salazar/IPS

Unas 40 tiendas multicolores levantadas como pequeños laboratorios de desarrollo rural en la plaza principal de este distrito del sureño departamento peruano de Arequipa mostraron al presidente del FIDA, Kanayo Nwanze, los frutos de colaboración de 20 años entre la agencia y este país.

Platos hechos a base de quinua, hongos comestibles procesados a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, cuyes gordos y vestidos de colores chillantes, miel de abejas, quesos y maquetas que simulan poblados, ríos y quebradas, fueron presentados con el marco de una banda de música popular.

Durante su primera visita a Perú, el experto nigeriano que preside el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) recorrió el sábado 3 la localidad de Quequeña, epicentro de un mercado vigoroso al que llega lo producido por comunidades de Arequipa y de los vecinos departamentos de Moquegua, Cusco y Puno.

“No es extraño que Perú haya sido el laboratorio donde hemos decidido emprender estas iniciativas”, dijo a IPS la dominicana Josefina Stubbs, directora de la División de América Latina y el Caribe del FIDA.

Stubbs, quien acompañó a Nwanze, explicó que la intervención mediante la figura del Comité Local de Asignación de Recursos desarrollada en el sur peruano ha llamado la atención de países como Vietnam, Camboya e Indonesia.

Los técnicos peruanos viajarán pronto a China para compartir su experiencia, que se fundamenta básicamente en satisfacer la demanda de las comunidades y la transparencia en el manejo de los recursos, anunció Stubbs. El dinero que entrega el FIDA al gobierno peruano es transferido a la propia cuenta bancaria de los comuneros, precisó.

[related_articles]Este proyecto en marcha en el sur de Perú es el más antiguo de los tres que ejecuta el gobierno con préstamos y asesoría técnica del FIDA en otras zonas rurales.

Aquí en Arequipa, las comunidades proponen y ejecutan iniciativas productivas que les ayudan a generar ingresos para satisfacer sus necesidades fundamentales. Mejoramiento de cultivos, crianzas de cuyes y de ganado, elaboración de tejidos y gastronomía con productos autóctonos son algunos de los emprendimientos.

“El FIDA apoya los esfuerzos del gobierno para que las personas sean capaces de producir lo suficiente o que tengan acceso a comprar lo que necesitan para alimentarse por ellas mismas”, dijo Nwanze a IPS.

El visitante continuó al día siguiente por las comunidades altoandinas de Sibayo y Callalli, también en Arequipa, para finalmente este lunes 5 regresar a Lima y viajar desde allí a Colombia, donde se replican experiencias como las de los pueblos reunidos en Quequeña, a una hora en vehículo de la capital departamental.

Esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas cuenta cada tres años con una partida de 300 a 400 millones de dólares para otorgar préstamos dirigidos al desarrollo agrícola y rural en América Latina, donde auspicia proyectos de distinto tipo en casi todos los países.

Nwanze añadió que el siguiente paso del trabajo en Perú será afianzar la descentralización del manejo de los proyectos para “que las autoridades regionales asuman directamente la responsabilidad del programa y del financiamiento”. Como ejemplo, señaló lo que la organización que preside ya trabaja en Argentina y Brasil.

En esa misma dirección, Stubbs informó a IPS que la idea es que más localidades se apropien de estas iniciativas. Con este objetivo, las autoridades del FIDA se reunieron la mañana del sábado 3 con el presidente del gobierno departamental de Arequipa, Juan Manuel Guillén. Lo que seguirá ahora es la conformación de un grupo de trabajo que eche andar esta nueva etapa, apuntó.

Por su parte, el ministro de Agricultura de Perú, Milton von Hesse, destacó que los mayores aciertos del FIDA son considerar al campesino como “el más calificado para decidir qué tipo de asistencia técnica requiere” y fomentar la articulación de los mercados.

Lo importante es que lo producido por los campesinos finalmente traspase las fronteras de su comunidad e incluso del país, sostuvo.

“Ha habido 20 años de aprendizajes continuos, también nos hemos equivocado… Pero lo importante es que aquellas experiencias en las que se acertó ya se incorporaron en las políticas y seguiremos haciéndolo con todas las lecciones aprendidas”, respondió el ministro a la consulta de IPS.

El FIDA sigue brindando préstamos, pero sobre todo asistencia técnica a los países de renta media como Perú porque, como señaló Stubbs, “la estabilidad macroeconómica no es suficiente para el desarrollo”.

“Por primera vez tengo el privilegio de ver que todos los gobiernos, de cualquier disciplina política, realmente han entendido que cerrar las brechas de inequidad le conviene a todo el mundo”, puntualizó.

Juan Moreno, gerente de programas de la División de América Latina y el Caribe del FIDA, informó a IPS que la agencia solo cuenta con una partida de 25 millones de dólares para trabajar con Perú hasta 2015.

“No se trata de que tenemos 1.000 millones de dólares como el Banco Mundial… América Latina no necesita el dinero del FIDA, sino el conocimiento del FIDA”, sostuvo Stubbs.

Como ejemplo comentó el caso de Argentina, que hace dos años ejecutó un proyecto de 150 millones de dólares, de los cuales el FIDA solo aportó siete millones. La mayor parte la puso el gobierno.

En medio de un crecimiento económico regional basado en las industrias extractivas, Stubbs subrayó que debe existir una mayor vigilancia de los gobiernos y la sociedad civil de la forma en que se desarrollan estas actividades para conservar las fuentes de agua y las tierras, de las cuales dependen las poblaciones más pobres para su subsistencia.

Para la dominicana, cada país debe emprender su desarrollo según su ecosistema.

A su vez, Nwanze destacó que los gobiernos deben invertir en infraestructura como la construcción de carreteras para generar nuevas oportunidades de desarrollo local. Esto abre paso al empoderamiento económico y, cuando este se da, sobre todo con las mujeres, “la comunidad empieza a cambiar”, dijo.

Es difícil describir en una línea cómo enfrentar la pobreza, pero el acceso a servicios básicos es clave para trabajar con las comunidades más desfavorecidas desde una mirada de derechos humanos, indicó.

“Los derechos fundamentales están básicamente en todo, no consisten solo en que las personas tengan libertad de expresarse”, apuntó el experto nigeriano antes de partir a su próximo destino.

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