Fondos buitre pintan a Argentina como aliada del “diablo” iraní – Parte II

Paul Singer en el Foro Económico Mundial de Davos, el 23 de enero de 2013. Crédito: WEF/cc 2.0

El inversor de fondos buitre Paul Singer tiene cientos de millones de dólares en juego en su batalla legal contra Argentina sobre una porción de la deuda soberana que ese país dejó de pagar en 2001.

La expectativa de un jugoso día de pago llevó a este gerente de fondos de alto riesgo a invertir una pequeña fortuna en una campaña dedicada a retratar a Argentina como estrecha aliada de la República Islámica de Irán y enemiga de Estados Unidos, tal como muestra la primera parte de este reportaje.

Uno de los métodos de Singer es la publicación de comunicados a cargo de la American Task Force Argentina (ATFA), un grupo de presión que contribuyó a fundar. Otro es pagar publicidad de página entera en los principales diarios de Estados Unidos. Y el tercero es dar dinero a políticos estadounidenses para determinar la suerte del debate público e influenciar decisiones.

El senador por Illinois, Mark Kirk, es un activo crítico de Buenos Aires. Este político del opositor Partido Republicano escribió una carta a la presidenta Cristina Fernández condenando el acuerdo que Buenos Aires firmó con el gobierno de Irán para investigar el ataque explosivo de 1994 a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). La misiva fue luego citada en un aviso publicitario de la ATFA.

Resulta que Kirk ha recibido más de 95.000 dólares de empleados de la empresa de Singer, Elliott Management, según el Center for Responsive Politics.[related_articles]

De hecho, muchas cartas expresando preocupación por los lazos entre Teherán y Buenos Aires aparecen firmadas por legisladores que han recibido de Singer y su círculo dinero para sus campañas electorales.

Una carta fechada el 10 de julio y dirigida al fiscal general Eric Holder reclama por ejemplo al Departamento (ministerio) de Justicia que no se ponga a favor de Argentina en el proceso judicial que le siguen un grupo de tenedores de bonos y cuya próxima etapa es la Corte Suprema de Estados Unidos.

La misiva, firmada por 12 legisladores, presenta como argumentos el acuerdo por el caso AMIA y el comercio en ascenso entre Irán y Argentina, «mientras el resto del mundo (Estados Unidos incluido) intenta aislar y presionar a Irán para que abandone su programa nuclear».

«Recompensar la decisión argentina de incumplir sólidos principios internacionales para una reestructuración ordenada de su deuda soberana envalentonó obviamente a sus dirigentes como para que desafíen con impunidad otras normas internacionales», sostiene la carta.

Los firmantes recibieron en 2012 más de 200.000 dólares de empresas y comités de acción política ligados a Singer.

Uno de quienes suscribieron la carta, el representante republicano por Nueva York, Michael Grimm, fue reelegido tras recibir 38.000 dólares de Elliott Management, casi el doble que su segundo mayor contribuyente.

Grimm ha coauspiciado un proyecto de ley en reclamo de que Argentina cumpla en «compensar totalmente» a los tenedores de bonos. El promotor de esa iniciativa, el exlegislador Connie Mack, obtuvo 39.000 dólares de una empresa de Singer y reclamó al gobierno de Barack Obama que investigara las relaciones entre Argentina e Irán. La labro de Grimm mereció el elogio de la ATFA.

¿Conflicto de intereses?

En 2008, Singer invitó al magistrado de la Suprema Corte de Justicia, Clarence Thomas, a un acto de recaudación de fondos para el Manhattan Institute, un centro de conocimiento que promueve el capitalismo ultraliberal y el intervencionismo militar y que preside el financista. En 2010, el juez supremo Samuel Alito fue el invitado de honor a un encuentro similar.

Los dos magistrados están entre quienes deberán resolver si el máximo tribunal de Estados Unidos tiene competencia para dirimir el litigio entre los bonistas y Argentina. Si la Corte decide involucrarse, podría hacer más rico a un hombre ya opulento.

Otro legislador que firmó la carta dirigida al fiscal general Holder es la republicana por Florida, Ileana Ros-Lehtinen, quien preside el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.

Ella acusa a Buenos Aires de confabularse con Teherán para encubrir el presunto papel que habría jugado el régimen islámico en la explosión de la AMIA, y de socavar intereses estadounidenses al «proporcionar a Irán una gran presencia en el Hemisferio Occidental».

Pero a Ros-Lehtinen no le preocupa solamente el presunto apoyo iraní al terrorismo. En un comunicado que difundió el año pasado, la representante señalaba que «es preocupante que Argentina se niegue a honrar sus obligaciones pendientes y evada decisiones de tribunales estadounidenses».

Ros-Lehtinen recibió 108.000 dólares en 2012 del comité de acción política Unidad Estadounidense, fundado ese mismo año mediante una inversión de un millón de dólares del propio Singer, responsable de más de un tercio del presupuesto de este grupo.

El legislador republicano por Nueva Jersey, Scott Garrett, que preside el Subcomité de Asuntos Financieros sobre Mercados de Capitales de la cámara baja, también estampó su firma en la carta dirigida a Holder.[pullquote]3[/pullquote]

El 7 de junio del año pasado, Garrett celebró una audiencia para criticar el apoyo de la administración de Obama a «gobiernos aprovechados… a expensas de nuestros propios inversores».

El político deploró que «los inversores estadounidenses estén perdiendo miles de millones de dólares pese a que Argentina tiene el dinero para pagar sus deudas».

Garrett, cómo no, recibió 35.000 dólares de Elliott Management el año pasado.

El 9 de julio, un subcomité de la cámara baja presidido por el republicano de Carolina del Sur, Jeff Duncan, celebró una audiencia que tituló «Amenaza a la patria: La creciente influencia de Irán en el Hemisferio Occidental«. Su propósito central era refutar un informe del Departamento de Estado (cancillería) que sostenía todo lo contrario.

En 2012, Duncan había recibido 10.000 dólares del comité de acción política Cada Republicano es Crucial, financiado en gran medida por ejecutivos de fondos de riesgo de Wall Street, Singer entre ellos.

En la audiencia, Douglas Farah, experiodista de The Washington Post convertido en comentarista político de derecha, presentó un testimonio según el cual Argentina «se está convirtiendo rápidamente en uno de los aliados más importantes de Irán».

Farah acusó al gobierno de Fernández de dar pasos «destinados a absolver a altos dirigentes iraníes de su responsabilidad en un importante ataque terrorista» y de adoptar «una serie de medidas políticas y económicas en apariencia irracionales que favorecen el crimen organizado transnacional, son abiertamente hostiles a los intereses estadounidenses y podrían constituir un salvavidas para la crisis económica y nuclear de Irán».

A este testimonio le siguió otra carta, el 11 de julio, cuyo destinatario es el secretario de Estado, John Kerry, y en cuyo remitente se encuentra un grupo de políticos de los dos partidos, el Republicano y el gobernante Demócrata, entre ellos Duncan y Grimm.

Esta misiva advierte que «Argentina puede estar intentando apoyar el programa ilícito de armas nucleares iraní» y reclama al canciller Kerry que sopese los vínculos del gobierno de Fernández con «el principal auspiciante mundial del terrorismo» y considere si el Departamento de Estado debe o no ponerse del lado argentino en el litigio con los fondos de alto riesgo.

Farah escribió una columna el 26 de junio, publicada por el Miami Herald, en la que hablaba de la «cada vez más estrecha relación (de Argentina) con los ayatolás», citando un informe de 2012 del fiscal argentino Alberto Nisman, en el que este afirmaba que Teherán estaba usando a su país como base para ejecutar operaciones de inteligencia y terroristas con el fin último de «exportar la revolución iraní».

La columna también aseveraba que el presidente electo de Irán, Hasán Ruhaní, «habría estado sumamente familiarizado con la planificación» del ataque a la AMIA. Semejante acusación fue repetida por otros comentaristas de derecha, si bien el propio Nisman la había desmentido un día antes de que se publicara el artículo de Farah.

El otro autor de la columna es Mark Dubowitz, director ejecutivo de la Foundation for Defence of Democracies (FDD), un centro de pensamiento neoconservador que también se dedica a denostar a Argentina. Este año, sus analistas ya publicaron media docena de tales críticas.

«¿Por qué Argentina permite que Irán examine el ataque a la AMIA, un crimen que seguramente cometió Hezbolá?», la milicia libanesa apoyada por Teherán, cuestionó en una columna Lee Smith, editor de The Weekly Standard y miembro de la FDD. Y otro integrante de la FDD, Jonathan Schanzer, se dedicó a indagar en las «oscuras conexiones entre el gobierno argentino y Teherán».

Según declaraciones de impuestos a las que accedió IPS, Singer ha aportado a la FDD al menos 3,6 millones de dólares desde 2008.

Amigos conservadores

La FDD es una de varias organizaciones neoconservadoras vinculadas a Singer. Puesto que no son tantos los que aceptan la etiqueta de «neoconservador», casi todos se conocen y recíprocamente integran consejos o directorios de sus grupos. Además, los lazos financieros abundan.

William Kristol, director de The Weekly Standard, es parte del consejo de la FDD y del de Manhattan Institute.

En marzo, el exfuncionario del gobierno de George W. Bush (2001-2009), Roger Noriega, firmó un artículo con otro exintegrante de esa administración, José Cárdenas, que ahora trabaja en la consultora de Noriega, reclamando a Washington que responsabilizara a Argentina por no cumplir «sus obligaciones con instituciones financieras internacionales» y por «sus complicadas alianzas con gobiernos renegados».

El influyente grupo neoconservador American Enterprise Institute (AEI) publicó el artículo.

Noriega recibió en 2007 al menos 60.000 dólares de Elliott Management, la empresa de Singer, para hacer lobby sobre «la deuda soberana que se debe a una compañía estadounidense». Un documento impositivo al que tuvo acceso The Nation muestra que el AEI recibió 1,1 millones de dólares de Singer en 2009.

Ante la consulta de IPS, una fuente del AEI dijo que la organización «había examinado el asunto» y concluido que Noriega «no tiene un conflicto de intereses en este caso».

Las demás personas e instituciones mencionadas en este reportaje no aceptaron la solicitud de entrevista.

Dinero es poder

Singer no se diferencia de otras personas acaudaladas en la forma en que usa su riqueza: para hacerse más rico, claro, pero también para promover sus convicciones y financiar a políticos y especialistas que las compartan y actúen en consecuencia.

Quien que se beneficia de su generosidad pensará dos veces antes de oponerse a sus intereses, nadie muerde la mano de quien le da de comer.

No importa cómo resulte el litigio contra Argentina, Paul Singer seguirá siendo un hombre muy rico y poderoso. Si gana, será más rico aún. Y el dinero en Estados Unidos entraña el poder de influir en cualquier debate, no solo sobre cuestiones financieras, sino también sobre la guerra y la paz.

 

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