Inmigrantes se abren camino en el extremo oriente de Rusia

Tradicionalmente, el grueso de los trabajadores inmigrantes en el extremo oriente de Rusia procedía de China, aunque también había algunos pocos norcoreanos. Pero en los últimos tiempos llegan de Asia central y sacan a sus competidores chinos de lo más bajo de la escala laboral en Siberia oriental.

Los ciudadanos chinos siguen siendo la mayoría de los trabajadores en la región siberiana de Amur, así como en otras zonas de la Federación de Rusia fronterizas con China.

Pero en los últimos años, la proporción de trabajadores chinos en relación con los de Asia central pasó de cuatro a uno a dos a uno en la región de Amur, según cifras oficiales.

Los empleadores de la capital regional, Blagovéshchensk, con 220.000 habitantes, dicen que las expectativas de salarios más altos de los trabajadores chinos  hacen que sea más rentable contratar inmigrantes de ex repúblicas soviéticas como Uzbekistán y Kirguistán.

La creciente prosperidad de China ejerce presión para que los ciudadanos chinos ganen más y manden más dinero a sus familiares.

Al mismo tiempo, el mercado laboral tradicional para los inmigrantes de Asia central en la porción occidental de Rusia, en especial Moscú y San Petersburgo, se satura, y muchos optan por explorar el extremo oriente.

“Claro, la mejor opción para hacer dinero es Moscú”, reconoció Batyr, procedente de Uzbekistán y quien desde hace seis meses trabaja asfaltando las calles de Blagovéshchensk.

“Pero es muy difícil encontrar trabajo allí. Está lleno de uzbekos”, acotó.

Actualmente, no es raro ver a muchos ciudadanos de Asia central en la ciudad, en particular en el sector de la construcción. En otras localidades del lejano oriente, como Vladivostok y Petropávlovsk-Kamchatski, los inmigrantes procedentes de esa zona encontraron trabajo conduciendo autobuses del transporte público.

Los funcionarios locales están contentos de que ciudadanos de Asia central reemplacen a los chinos, en especial en el sector agrícola. Las autoridades explican que, en muchas ocasiones, estos últimos no respetan las normas vigentes.

Tatiana Yakimenko, directora del Departamento de Regulación de Migración Laboral Exterior del gobierno de la región de Amur, señaló varios ejemplos en que el uso indebido de fertilizantes causó degradación del suelo.

Además de las expectativas salariales más bajas de los inmigrantes de Asia central, estos tienen una ventaja comparativa y es que no necesitan visa para ingresar a Rusia.

En cambio, los trabajadores chinos deben atenerse a un régimen de visa que disuade a muchos futuros inmigrantes ilegales de cruzar la frontera. Para los que quieren tener los documentos en regla, el proceso de aprobación demora meses.

La demanda de trabajadores ilegales en Amur es significativa, sugieren estadísticas oficiales. La oficina local del servicio federal de migraciones emitió para 2013 una cuota de 13.000 inmigrantes, que representa 1,5 por ciento de la población de la región.

Sin embargo, los funcionarios regionales estiman que la demanda asciende a 37.000 trabajadores inmigrantes. La brecha es mayor en el sector agrícola. Un estudio estima que, para 2014, por cada cuatro empleos que se creen en una granja solo habrá un inmigrante legal disponible.

El desequilibrio regional entre oferta y demanda hace que la vida sea un poco más fácil para los inmigrantes de Asia central sin documentos en regla en el lejano oriente, en comparación con sus connacionales en las ciudades europeas de Rusia, donde, por otra parte, la extorsión de funcionarios y policías locales es la norma.

Para integrarse mejor, Batir, de Uzbekistán, adoptó un nombre ruso, Dimitri.

Los gestos y rasgos físicos de Batir no delatan su origen cuando anda por la calle. Mientras no hable, no lo molestan. Pero cuando tiene que hacerlo, su ruso vacilante delata que es extranjero.

El flujo de inmigrantes de Asia central llegó a tal punto que la relativa mayor tolerancia que los funcionarios les tenían puede comenzar a disiparse. En la región de Kamchatka, por ejemplo, los funcionarios ya muestran señales de querer imponer normas más estrictas.

Está prevista para septiembre una reunión de la Cámara Pública, un organismo consultivo adjunto al Kremlin, en la región; uno de los puntos de la agenda es la superpoblación de los jardines de infantes, informó la prensa local.

Habitantes del lugar sostienen que los niños rusos deben tener un lugar garantizado en los jardines de infantes públicos antes de que entren los hijos de inmigrantes.

Otros se quejan de que mujeres embarazadas de Asia central se trasladan hasta el extremo oriente para parir en hospitales públicos, lo que supone una carga adicional para los servicios de salud que ya están al límite.


Nota del editor: Evgeny Kuzmin es un periodista independiente y trabajó como editor asociado en EurasiaNet.org en 2012.

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