El conflicto étnico de Birmania llega a Malasia

Guardias fronterizos de Bangladesh niegan el ingreso a refugiados rohinyás de Birmania en noviembre de 2012. Crédito: Anurup Titu/IPS
Guardias fronterizos de Bangladesh niegan el ingreso a refugiados rohinyás de Birmania en noviembre de 2012. Crédito: Anurup Titu/IPS

Dos políticos budistas de Birmania que visitaban Malasia salvaron por poco sus vidas, cuando los dispararon en  un centro comercial en Kuala Lumpur este mes. El incidente hace temer que la violencia étnica que afecta a su región natal en los últimos años se haya propagado al territorio malasio.

Aye Maung y Aye Thar Aung, los atacados, son dirigentes del Partido Nacional de Arakán (PNA), que representa a la mayoría budista en Rajine, un estado occidental de Birmania, que era conocido como Arakán durante la colonia británica.

Hombres armados en una motocicleta dispararon varias veces contra el vehículo que transportaba a los dos dirigentes y a sus acompañantes en una zona comercial muy concurrida de la capital de Malasia, el día 7, pero nadie resultó herido, según los relatos de testigos presenciales.

Los dirigentes de la etnia budista rajini retornaron a Birmania al día siguiente del ataque. Aye Maung dijo en una conferencia de prensa que se trataba de un atentado terrorista.

“Creo firmemente que el ataque fue un intento de asesinato planeado», afirmó. “Nuestros conflictos internos ya han llegado al exterior, y podemos concluir con firmeza tras este incidente que los terroristas están bien establecidos en países extranjeros, especialmente en Malasia”, planteó.

Sin embargo, grupos musulmanes de Malasia afirman que el PNA organizó el incidente para ganarse la simpatía de los budistas en Birmania, antes de las elecciones generales que ese país celebrará en 2015.

El estado de Rajine fue testigo de varios episodios de violencia desde 2012 entre budistas y musulmanes rohingyas, con un saldo de decenas de muertos y desplazados. Muchas de las víctimas pertenecen a la minoría musulmana rohingya, catalogada por la mayoría budista de Birmania como un colectivo de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

Miles de rohingyas huyeron a Malasia, de mayoría musulmana, donde se cree que viven cerca de 250.000 birmanos, tanto budistas como musulmanes, muchos de ellos con trabajos precarios en el los sectores de la restauración y la construcción.

La policía de Malasia atribuyó el tiroteo a inmigrantes birmanos.[related_articles]

Pero el analista político malasio Chandra Muzaffar, director del Movimiento Internacional por un Mundo Justo (JUST), sostuvo que muchos de los musulmanes de la región no están conformes con el tratamiento que reciben los rohingyas en Birmania.

«Algunos grupos deben estar reaccionando ante ciertas percepciones de estos políticos”, expresó a IPS desde Kuala Lumpur. “La policía necesita investigar a fondo para saber quién estaba detrás de esto”, añadió.

El jefe de investigaciones de Kuala Lumpur, Khairi Ahrasa, declaró que se creó un equipo especial, encabezado por él mismo, para investigar el caso, “que tiene elementos de participación política”.

Ahrasa agregó que también se investiga si el asesinato al día siguiente en esta misma capital de un ciudadano birmano, Ko Aung Gyi, tiene alguna relación con el tiroteo.

La víctima, del grupo Estudiantes Generación del 88  y originario de Rajine, fue asesinada poco después de su reunión con la delegación budista. El exlíder estudiantil y activista político vivía en Malasia con su familia desde hace varios años. Según su esposa, Ma Su Su Myint, fue asesinado cuando lo convocaron a discutir un asunto de negocios.

En el último año se produjo una serie de asesinatos dentro de la comunidad de inmigrantes birmanos en Malasia. En mayo de 2013, la violencia en la comunidad birmana en Kuala Lumpur dejó al menos dos muertos, y fue vinculada con la situación en Rajine.

A principios de ese mes, la policía indonesia detuvo a cuatro hombres y los condenó por el intento de colocar una bomba en la embajada birmana en Yakarta. El autor intelectual del complot dijo que los conspiradores pretendían vengar las muertes de sus hermanos musulmanes en Birmania.

Al movimiento JUST le preocupa la escalada de la tensión étnica en la región y, por ello, en noviembre organizó un diálogo ecuménico en Kuala Lumpur, con participación de budistas procedentes de toda Asia y musulmanes de Indonesia y Malasia.

“Instalamos una comisión de investigación con budistas, musulmanes y personas sin creencias religiosas para examinar la cuestión, determinar lo que realmente está sucediendo y ofrecer algunas soluciones”, señaló Muzaffar a IPS.

Los seis dirigentes del PNA que visitaban Malasia cuando dos de ellos fueron atacados, son el núcleo directivo budista en Rajine. Se encontraban en Malasia para reunirse con exiliados birmanos budistas, recaudar fondos y conseguir apoyo para sus campañas políticas.

También trascendió que durante su estancia en Kuala Lumpur participaron en un debate sobre “La reforma en Birmania y la política arakanesa”, según un blog del exiliado birmano Hla Oo, quien dice que los musulmanes rohingyas “odian amargamente” a Aye Maung, el jefe de la misión raji.

El Partido por el Desarrollo de las Nacionalidades de Rajine y la Liga Arakanesa por la Democracia pasaron de rivales a fusionarse en el PNA, en octubre de 2013, que convirtió a la organización en una gran fuerza en el estado, con vistas a las elecciones generales birmanas de 2015.

El nuevo partido solicitó su inscripción oficial a la Comisión Electoral de la Unión de Birmania el 15 de octubre de 2013,  pero solo se le concedió el 13 de enero.

Muzaffar cree que el régimen de Birmania no hace lo suficiente para detener la violencia en el estado y que el ejército puede estar utilizando el nacionalismo budista para perpetuar el régimen militar más allá de las elecciones de 2015.

Sobre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), de la que Birmania forma parte,  dijo que “otros gobiernos de la Asean no pueden hacer nada para detenerlo, pero pueden iniciar un diálogo bajo su carta de 2007”.

«La comunidad internacional también podría ayudar… pero el problema es que todos esperan obtener una buena tajada del pastel de Birmania y los gobiernos occidentales no quieren enemistarse con el gobierno”  sostuvo.

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