Guerras del carbón frenan industria clave de Kirguistán

El yacimiento de carbón de Kara-Keche se ubica en este contaminado valle minero de la provincia kirguisa de Naryn. Crédito: David Trilling/EurasiaNet.

El yacimiento de Kara-Keche, que contiene 430 millones de toneladas de carbón en la provincia montañosa de Naryn, es clave para la economía de Kirguistán.


Pero no solo el gobierno y las empresas locales que manejan las minas a cielo abierto están interesados en el mineral. En noviembre de 2013, una balacera entre gángsters en Kara-Keche mostró el costado desagradable del negocio.

Según información de un plan desarrollo del gobierno, Kirguistán puede estar asentado sobre 3.300 millones de toneladas de carbón, suficientes para el autoabastecimiento de energía durante varios siglos.

Sin embargo, la explotación está en manos de una red de productores ineficientes, y los precios son altos, lo que obliga a Kirguistán a importar buena parte del mineral.

La información gubernamental señala que la industria está “en situación de crisis”. Los inversores extranjeros, que las autoridades ven como una tabla de salvación, están interesados pero son cautos, porque no hay infraestructura de transporte y abundan la corrupción y la violencia, condiciones similares a las que han obstaculizado el desarrollo del sector aurífero.

Actualmente, la producción anual de carbón representa la cuarta parte de lo que se producía a fines de los años 70, cuando era subsidiada por la Unión Soviética, según Almaz Alimbekov, director del Departamento de Políticas Mineras del Ministerio de Economía.

Setenta por ciento del carbón de la principal planta de calefacción urbana de Bishkek es importado del vecino Kazajstán.

Esas importaciones le cuestan al Estado aproximadamente 40 millones de dólares al año. El restante 30 por ciento procede de Kara-Keche y de otros yacimientos kirguisos, dijo Alimbekov.

El carbón es un popular tema de debate porque se lo usa para calefaccionar hogares en todo el país durante los crudos inviernos.

El pasado invierno boreal, según la agencia de noticias 24.kg, los precios del carbón para calefacción oscilaron entre 50 y 200 dólares la tonelada, tendiendo a aumentar a medida que las temperaturas bajaban.

Las comunidades más cercanas a los yacimientos esperan recibir carbón a precios menores, aunque la asistencia social no es obligatoria para conceder licencias mineras.

En los últimos tiempos, los medios locales enfocaron su atención en el tiroteo de Kara-Keche, protagonizado por miembros de una organización delictiva de Naryn y bandoleros leales a Maksat “el Buzo” Abakirov, un presunto gángster de la provincia de Issyk-Kul.

Se cree que Abakirov tuvo que ver con la inquietud social en mayo de 2013  entre las comunidades vecinas a la mina de oro de Kumtor, de capitales canadienses.

Aunque en el fuego cruzado no se reportó ningún muerto, 10 días después se encontró en el yacimiento el cadáver de Aibek Mambetaliev, a quien el periódico Vechernii Bishkek identificó como un mafioso de Naryn responsable de “decidir a quién se le podía vender el carbón”.

Un grupo de familiares de Mambetaliev serían responsables de un ataque el 20 de febrero contra tres oficiales de policía que eran juzgados por su muerte.

Los atacantes les prendieron fuego a los tres policías con cócteles molotov y después secuestraron a uno, golpeándolo con saña. Otro oficial escapó y se dirigió a un río cercano, donde se presume que fue ahogado por una multitud.

El fiscal del Estado inició un procedimiento contra los atacantes, que siguen prófugos.

[related_articles]La agitación en el sector carbonífero no es nueva. Ya en 2005, tras el derrocamiento de Askar Akayev, el primer presidente de Kirguistán, el líder opositor renegado Nurlan “el Rey del Carbón” Motuyev tomó control del depósito de Kara-Keche, expulsando a las empresas que lo explotaban, lo que causó una drástica caída en la producción.

Para poner en orden el sector se necesitarán grandes inversiones extranjeras, dijo Alimbekov.

Según él, parte del problema radica en que algunos de los mejores yacimientos son explotados por compañías locales ineficientes que “carecen de capital y son logísticamente débiles”, dependientes por tanto de distribuidores que están bajo la órbita de la mafia.

“Ellos no pueden aportar suficiente carbón para (la planta de calefacción de Bishkek) porque no tienen la mejor tecnología para la extracción y no tienen transporte”, dijo Alimbekov a EurasiaNet.org.

Lo ideal sería que Kara-Keche fuera explotado por un solo inversor extranjero, agregó.

Kara-Keche se encuentra en un valle de altas montañas al que solo se accede por una carretera sinuosa y con frecuencia obstruida por deslizamientos de tierras.

En los valles inferiores, los caminos no son mucho mejores. El carbón debe transportarse en grandes cantidades para ser redituable.

Una vía férrea que conecta el yacimiento de Kara-Keche con el poblado de Balykchy, donde se uniría a una línea existente a Bishkek, ayudaría a regular los suministros, dijo Alimbekov, pero esa conexión costaría una “enorme” suma de dinero.

Firmas de Occidente ponen la mira en la conexión ferroviaria China-Kirguistán-Uzbekistán, estancada durante mucho tiempo, señaló Alastair Muir, director de operaciones técnicas de Celsius Coal, una empresa minera australiana que opera con licencia en la sureña región kirguisa de Uzgen.

Kirguistán tiene un “enorme potencial” para suministrar carbón de coque a los productores de acero de la provincia china de Xinjiang, pero “el transporte es un factor enorme para nosotros”, dijo Muir en la Cumbre de Minería de Turquía y Asia Central que se realizó el 28 de enero en Estambul.

La vía férrea está en suspenso desde hace años, y no hay señales de que vaya a construirse a corto plazo.

Si alguna vez los inversores extranjeros dan el paso decisivo, de todos modos tendrán que tratar con las comunidades locales, advirtió Valentin Bogdetski, presidente de la Asociación de Mineros Kirguisos.

Las comunidades tienen expectativas tan grandes de que las empresas mineras les brinden asistencia social que “lindan con la extorsión”, dijo, lo que puede espantar a los inversores.

“Algunos lugareños piensan que les corresponde una vida entera de carbón gratuito”, señaló Bogdetski a EurasiaNet.org.

“En estas condiciones, la producción no será viable. El gobierno tiene que garantizar el orden antes de que podamos hablar de inversiones extranjeras”, añadió.

Este artículo se publicó originalmente en EurasiaNet.org.

 

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