La clase media de Costa de Marfil: ¿crece o desaparece?

Un centro comercial en Costa de Marfil. Muchos negocios del país comienzan a apuntar a la clase media. Crédito: Marc-Andre Boisvert/IPS

“Soy de clase media, definitivamente”, afirmó tajante Sonia Anoh, una joven de 30 años, que tiene una maestría, trabaja en el sector de mercadeo, gana 1.470 dólares mensuales, vive sola, posee un automóvil y trata de comprarse una casa. 

Pero no todos pueden identificar tan fácilmente su estatus socioeconómico en Costa de Marfil, como Anoh hizo a IPS.

Definir la “clase media” africana es todo un reto. Según el Banco Mundial, está conformada por todos los que ganan entre dos y 20 dólares diarios. Se trata de un rango demasiado amplio, y aunque que el Banco Africano de Desarrollo también lo usa, subraya la necesidad de subdividir al sector en dos grupos. 

La clase media alta, según esta definición, es la que gana entre 10 y 20 dólares al día, y la clase media baja es la que obtiene entre dos y cuatro dólares diarios. Esta última se encuentra apenas por encima de la línea de pobreza, de 1,5 dólares al día. 

Costa de Marfil solía tener la clase media más sólida de la región, hasta que se vio sacudida por la crisis económica de los años 80 y volvió a ser afectada por el caos postelectoral de 2010 y 2011. 

Más de 3.000 personas murieron en la violencia desatada luego de que el expresidente Laurent Gbagbo se negó a reconocer la victoria en las urnas de Allassane Ouattara, actualmente en el cargo. 

Ahora la clase media está conformada por más de dos millones de los 23 millones de marfileños, según datos del gobierno. 

Aunque este grupo socioeconómico pudo haberse recortado en el pasado, hay señales de que se estaría recuperando lentamente. 

Según el Instituto para Estudios de Mercados Emergentes, con sede en Moscú, la clase media africana se triplicará, al pasar de 32 millones en 2009 a 107 millones en 2030, el mayor aumento en el mundo. 

El Banco Mundial pronostica que la economía marfileña crecerá a una tasa de 8,2 por ciento este año, con lo cual hay esperanza de que muchos salgan de la pobreza. 

¿Creciendo o desapareciendo? 

“Construir una clase media fuerte era una importante preocupación del expresidente Félix Houphouet-Boigny (1905-1993)”, dijo a IPS el decano de la Facultad de Economía de la Universidad Privada de Abiyán, Marcel Benie Kouadio. [related_articles]

“En ese entonces, (la clase media) estaba constituida mayormente por empleados públicos, médicos, jueces y otros profesionales liberales”, añadió. 

“Houphouet-Boigny implementó varias políticas para transformar una clase media dependiente del Estado en un sector emprendedor. 

El Estado estimuló a la clase media a que invirtiera en plantaciones de cacao o palma como forma de hacerla producir bienes”, explicó. 

Jean Coffie es un funcionario público retirado y un ejemplo de lo que soñó Houphouet-Boigny. Ahora sobrevive gracias a algunas inversiones. 

“Mi jubilación no me alcanza para vivir. Pero invertí en hevea (caucho). Los ingresos son irregulares, pero aún así gano más que con la pensión del gobierno”, dijo a IPS. 

Con ese dinero extra también puede ayudar a pagar los estudios de su nieto en Francia. Pero Coffie aclara que la vida de la clase media marfileña ya no es lo que era. 

Durante el gobierno de Houphouet-Boigny “recibíamos mucho apoyo para desarrollarnos. La universidad y la atención médica eran más accesibles. Quizás somos aún clase media, pero perdimos muchos privilegios”, lamentó. 

Con él coincide Benie Kouadio. “La clase media se achicó. Hace 20 años, los profesores y médicos eran de clase media. Ahora no pueden comprarse un auto. El sector perdió poder de compra”, dijo el economista. 

Una clase consumista 

Poder adquisitivo es un concepto clave. A la hora de definir a la clase media, los expertos prefieren analizar la capacidad de compra en lugar de los ingresos netos. 

Ser de clase media es llegar a un “punto ideal” en el que uno es capaz de gastar dinero en cosas que no son para sobrevivir, señala un informe de empresa de contaduría Ernst & Young. 

Marcel Anné es director gerente de la cadena de supermercados Jour de Marché, ubicada en el centro de Abiyán, la capital económica del país, Por eso, tiene un conocimiento directo de la emergente clase consumidora marfileña. 

“A decir verdad, este supermercado es ahora menos visitado que antes, pero esto responde más bien a un cambio en los hábitos de consumo. Este solía ser un lugar clave de la clase media. Los empleados públicos compraban aquí y se iban para su casa”, contó a IPS. 

La clase media en Costa de Marfil se diversificó. Ahora ya no está integrada solamente por funcionarios del Estado. La privatización de varias empresas públicas, la necesidad de trabajadores calificados en tecnologías de la información y en los nuevos campos de petróleo y gas transformaron la composición de este sector. 

Frente a esto, Jour de Marché decidió abrir “más y más pequeños supermercados en las zonas donde vive la clase media”. 

Por otra parte, el auge inmobiliario en torno a Abiyán también sugiere el crecimiento de ese sector económico. 

La antigua plantación de palma de Riviera Palmeraie fue eliminada para hacer espacio a pequeños bungalows, uno de los primeros proyectos inmobiliarios en la ciudad para ofrecer unidades de vivienda accesibles. 

Similares proyectos están en marcha en toda Abiyán y en otros lugares del país. 

Ousmane Bah es el director de Alliance Cote d’Ivoire, una de las compañías constructoras de viviendas para la clase media. Su empresa edificó la Residencia Akwaba, uno de los varios proyectos de desarrollo inmobiliario en las afueras de Abiyán. Los precios de las casas van de 21.000 dólares con una habitación a los 36.100 con cuatro. 

“Está dirigido más que nada a jóvenes profesionales que comienzan en la vida, así como a empleados públicos”, dijo a IPS. 

Su proyecto, como muchos otros, cuenta con el apoyo del gobierno, y es parte de una iniciativa para impulsar las viviendas sociales para la clase media. 

El gobierno se preocupa en particular por los hogares con ingresos inferiores a los 840 dólares al mes. Los compradores solo necesitan presentar un depósito de 10 por ciento, y con ello reciben un préstamo a bajo interés. 

Estas iniciativas procuran atender el problema que más entorpece el crecimiento de la clase media marfileña: la falta de crédito. 

“La gente no está acostumbrada a comprar apartamentos aquí. Los alquilan. Las instituciones crediticias no suelen ofrecer préstamos de vivienda. Esto es un gran problema. No podemos simplemente construir y esperar que la gente compre”, dijo Bah. 

Mohamed Diabaté es el primero en coincidir. 

“Esto es ridículo. Quería obtener un crédito para mi casa. Era más fácil obtener un préstamo para comprar una cabra en una festividad musulmana que presentando un proyecto realmente sostenible. Ni siquiera vieron mi carpeta”, dijo a IPS este especialista en tecnologías de la información, de 40 años. 

Añadió que, aunque tiene “ingresos cómodos” y un trabajo estable desde hace 12 años, no lograba obtener un préstamo para vivienda.

Benie Kouadio señaló que el problema de crédito suponía “una clara limitación al crecimiento de la clase media”. “Los bancos ya no dan préstamos para viviendas ni para automóviles”, afirmó.

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