Medio Oriente más y más hambriento de armas

Arabia Saudita es el quinto mayor importador de armas del mundo. Entre 2004 y 2008 ocupaba el lugar 18. Crédito: Radio Nederland Wereldomroep/cc by 2.0

Medio Oriente sigue siendo uno de los mercados de armas más lucrativos del mundo, y dos naciones del Golfo encabezan la lista mundial de grandes importadores: Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Entre 2009 y 2013, 22 por ciento de las transferencias de armas a la región fueron a EAU, 20 por ciento a Arabia Saudita y 15 por ciento a Turquía, indica un estudio publicado el lunes 17 por el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri).

Estados Unidos suministró 42 por ciento de todo el armamento que recibió la región en ese lapso, dice el estudio.[pullquote]3[/pullquote]

El apetito armamentista se atribuye a varios factores, que incluyen la percepción de un potencial peligro en Irán, las crecientes divisiones entre los musulmanes chiitas y sunitas, un temor generalizado al terrorismo, la inestabilidad política y los elevados ingresos del petróleo.

“Es una mezcla de todos estos factores”, dijo Nicole Auger, analista militar a cargo de Medio Oriente y África en la empresa de investigación de mercados de defensa Forecast International, con sede en Estados Unidos.

El mercado de Medio Oriente está creciendo de manera notable por el descontento de la población, la inestabilidad internacional, en especial entre Irán y los países del Golfo, y los altos precios del crudo, dijo Auger a IPS.

Toby C. Jones, profesor asociado de historia en la Universidad Rutgers, dijo a IPS que “el Golfo es Eldorado para los comerciantes de armas occidentales y para los gobiernos que quieren reciclar algo de la riqueza que genera el petróleo”.

No hay un conjunto de países con más dinero y más entusiasmo por adquirir armamento costoso que los del Golfo, señaló.

Cualquiera sea el valor estratégico que tengan esas armas, es importante considerar que son mayormente inútiles para una guerra “real”, y por eso Estados Unidos sigue manteniendo una enorme presencia militar en la región, agregó Jones.

“No hay virtualmente nada más que los Estados puedan comprar y que les permita reciclar algo del efectivo que abunda en el Golfo”, dijo.

Las ventas de armas generan muchos beneficios, dijo Jones, exmiembro del Proyecto Petróleo, Energía y Medio Oriente de la Universidad de Princeton, y autor del libro “Desert Kingdom: How Oil and Water Forged Modern Saudi Arabia” (Reino del desierto: Cómo el petróleo y el agua forjaron la moderna Arabia Saudita).

Irán, imposibilitado de comprar la mayoría de las grandes armas por las sanciones que le impuso la Organización de las Naciones Unidas, adquirió solo uno por ciento de las importaciones de armamento de la región en el período 2009-2013, según el Sipri.

En el mismo lapso, EAU ocupó el cuarto lugar entre los mayores importadores de armas del mundo y Arabia Saudita el quinto (entre 2004 y 2008 estaba en el puesto 18).

Los tres primeros importadores fueron, en este orden, India, China y Pakistán.

Y los cinco principales proveedores de armamento en el período 2009-2013 fueron Estados Unidos, con 29 por ciento de las exportaciones mundiales, Rusia, con 27 por ciento, Alemania, con siete por ciento, China, con seis, y Francia, con cinco por ciento.

El principal interés actual de Medio Oriente en modernizar o adquirir sistemas antimisiles obedece al temor de potenciales ataques desde Irán.

Ese país parece ser la principal razón por la que el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo está intentando crear un comando militar conjunto apoyado por Estados Unidos, apuntó Auger.

Los países del Consejo son Arabia Saudita, Bahrein, EAU, Kuwait, Omán y Qatar.

La seguridad interna es el segundo factor, luego de los alzamientos prodemocráticos de 2011, la persistente inestabilidad de ciertos países y el peligro con que se percibe a grupos fundamentalistas establecidos o emergentes, dijo Auger.

“Esto resulta evidente en el nuevo interés por las operaciones especiales, la vigilancia electrónica y el equipamiento de ciberseguridad”, indicó.

La abundante disponibilidad de recursos que tienen estas naciones exportadoras de crudo tiende también a jugar su parte, añadió.

La venta estadounidense de armas del año pasado por 10.500 millones de dólares, una de las más grandes de los últimos años en Medio Oriente, incluyó 26 aviones caza F-16 para EAU y sofisticados misiles aéreos y aire-tierra para Arabia Saudita.

Esos misiles son para equipar 154 aviones de combate F-15 que empezarán a entregarse en 2015 y que fueron adquiridos a Estados Unidos en 2010 por la asombrosa suma de 29.500 millones de dólares.

Los misiles están destinados a “enfrentar el peligro que representa Irán”, según un alto funcionario estadounidense citado en un artículo.[related_articles]

El fabuloso contrato de armamento incluyó asimismo 1.000 bombas antibúnker GBU-35 para Arabia Saudita y 5.000 para EAU. Estos explosivos están concebidos para destruir instalaciones nucleares subterráneas.

A pesar de estas ventas a naciones de Medio Oriente, Estados Unidos siempre ha sostenido que continuará “garantizando la ventaja militar cualitativa de Israel” sobre los países árabes.

Para Jones, los estados del Golfo son políticamente vulnerables en el ámbito doméstico, y los últimos tres años son una prueba.

Si bien el Golfo no vivió las revoluciones que afectaron a otros países de Medio Oriente y el Norte de África, regímenes como el de Riyadh están nerviosos ante la posibilidad de que se contagie el fervor revolucionario.

“Siempre lo han estado, pero la ansiedad es más marcada ahora. De modo que comprar cantidades de armas suele relacionarse con el control interno y las medidas de contrainsurgencia”, dijo Jones.

Es muy poco probable que ese armamento se use de verdad en un conflicto regional, añadió.

En su opinión, incluso los sistemas complejos y de largo alcance tienen poco que ver con el interés de estos países en hacer la guerra a Irán o incluso en defenderse de él. “Para eso tienen a Estados Unidos”, apuntó.

Pero al adquirir ese armamento, los países del Golfo también indican que están atentos a los problemas energéticos de Estados Unidos en un vecindario peligroso.

“Esos son argumentos engañosos, concebidos para reforzar la inquietud estadounidense sobre los peligros de la región y asegurar que se mantenga su presencia militar”, dijo Jones.

Los Estados árabes necesitan que la “crisis” sea una condición permanente para maximizar el compromiso occidental, y en especial de Washington, con la seguridad regional, exista o no tal crisis, concluyó.

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