España es una puerta incierta a Europa para refugiados sirios

El centro de acogida de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en la sureña ciudad de Málaga. En la balconada del segundo nivel, donde están las habitaciones, cuelga un cartel que reza: “Derecho a vivir en paz”. Crédito: Inés Benítez/ IPS

Samir se tapa la cara con su manita mientras juega al pie del naranjo que preside el patio interior del centro de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en la sureña ciudad de Málaga. Tiene cuatro años y lleva casi uno en España, a donde llegó con sus padres desde Damasco, huyendo de la guerra de Siria.

Junto a Samir, un nombre ficticio por su protección y la de su familia, millones de sirios abandonaron sus hogares y sus formas de vida para escapar del conflicto iniciado en marzo de 2011.

Algunos de los que buscan protección en la Unión Europea (UE) aterrizan en España con un visado, pero otros llegan desde Marruecos cruzando a pie los puestos fronterizos de los enclaves españoles norafricanos de Ceuta y Melilla, con documentación falsa adquirida en el mercado negro.

“La travesía desde Siria a España puede durar hasta tres o cuatro meses”, relató a IPS el sirio Wassim Zabad, originario de Damasco, que vive desde hace 11 años en Málaga.[pullquote]3[/pullquote]

Muchos llegan a Marruecos tras pasar por Egipto, Libia y Argelia, detalló Zabad, propietario de una agencia de viajes orientada a llevar turistas españoles a Líbano, Egipto y Siria, que ha sufrido los embates de los conflictos en esos países.

A su juicio, las condiciones para los refugiados “están bastante mal” en España y por eso “el 98 por ciento de los sirios” prosiguen a otros países donde algunos tienen familiares o piensan que hay más facilidades y ayudas económicas, sobre todo a Francia, Alemania o Suecia.

Francisco Cansino, coordinador de Andalucía Oriental de CEAR, confirmó a IPS que la mayoría de los sirios que atienden, procedentes del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) de Melilla, prefieren ir a otros países de la UE donde piden asilo, aunque la normativa común establece que debe tramitarse en el país de entrada y se les informa de ello.

El Reglamento Dublín II de 18 de febrero de 2003 de la Comisión Europea norma que el primer país seguro en el que ingresa el solicitante de asilo es el responsable de tramitar su protección internacional y prevé también su devolución.

“No se quedan. Se van porque piensan que tienen más posibilidades en otros países. Piden irse incluso el mismo día que llegan. Dicen que cuentan con familiares en Europa”, subrayó Cansino. A su juicio, los refugiados sirios afrontan “de repente, un abismo de incertidumbre”.

Cuatro sirios, unos padres con dos hijos, viven estas semanas en el centro malagueño de CEAR, que brinda techo, comida, ropa, una asignación mensual (50 euros por persona), clases de español y programas de formación y empleo. CEAR es una organización humanitaria independiente basada en el voluntariado.

En lo que va de 2014, han sido atendidas en este centro unas 200 personas procedentes de Siria, indicó Cansino.

“Los refugiados sirios que llegan a España son una minoría. La mayoría están desplazados dentro de Siria o buscan seguridad en países vecinos”, recordó a IPS el responsable del Centro de Acogida de Refugiados de Cruz Roja en Málaga, David Ortiz.

En este centro de Cruz Roja, uno de los siete que existen en el país, 13 de las 20 plazas están ocupadas por sirios y palestinos que vivían en Siria. Entre ellos se cuentan dos familias con niños, escolarizados desde que llegaron.

En la guerra de Siria han muerto 100.000 personas, 10.000 de ellas niños o niñas, mientras 2,6 millones se refugiaron en otros países y 6,5 millones son desplazados internos, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

“Los refugiados sirios llegan con un trauma brutal”, aseguró Ortiz. Tienen que reconstruir su vida, aprender un idioma nuevo y encontrar trabajo en un país como España, con unos niveles de desempleo que superan el 25 por ciento de la población activa, especificó.

El informe “La situación de las personas refugiadas en España”, presentado en junio por el CEAR, indica que este país recibió en 2013 un total de 4.502 peticiones de protección internacional, frente a las 2.588 de 2012, debido al aumento de solicitudes de personas originarias de Mali (1.478) y Siria (725).

Según datos de Eurostat recogidos en el análisis del CEAR, en 2013 llegaron a la UE 435.000 personas pidiendo protección, en su mayoría procedentes de Siria (50.000) y el principal receptor fue Alemania, con 109.580 solicitudes, seguido de Francia y Suecia. Pero solo tres por ciento de los refugiados sirios ha logrado protección internacional en Europa.

“Espero encontrar una situación estable aquí en España”, deseó el sirio Adi Mohamed, de 33 años, que gracias a un visado pudo aterrizar en abril en Málaga donde vive con unos amigos sirios. Empresario hostelero en Palmira, cerca de Homs, está preocupado por la seguridad de sus padres y los cinco hermanos que dejó atrás.

Mohamed, que regentaba un restaurante con medio centenar de empleados, se preguntó en inglés: “por qué España ofrece menos ayuda a los refugiados y tarda más en los trámites de asilo que Alemania o Suecia”. “De haberlo sabido hubiera viajado a otro país”, aseguró.

La estancia en los centros de acogida de refugiados es de seis meses prorrogables por el mismo lapso, en el caso “muy frecuente” de que en ese periodo no se resuelva la petición de protección internacional. Para familias con niños el acogimiento puede extenderse hasta 18 meses, puntualizó Ortiz.[related_articles]

“El tiempo de tramitación del asilo es desigual en los distintos países de la UE, así como los beneficios para los refugiados”, reconoció Ortiz quien pone en duda “que sea justo” el Convenio de Dublín, que obliga a los refugiados a tramitar su asilo en el país de entrada al bloque.

En un informe publicado el 9 de julio, Amnistía Internacional (AI) afirma que entre 2007 y 2013 la UE invirtió en su programa Solidaridad y Gestión de Flujos Migratorios cuatro billones de euros (5,39 billones de dólares).

Pero de ese total, casi la mitad, 1.820 millones de euros (2.450 millones de dólares), se usaron para controlar las fronteras y solo 17 por ciento, 700 millones de euros (943 millones de dólares), se destinaron a los procesos de asilo y atención e integración de los refugiados.

En su análisis, AI acusa a la UE de “poner en peligro la vida y los derechos de los refugiados e inmigrantes” que intentan entrar en territorio de la Unión sobre todo a través de Bulgaria, Grecia y España y alerta de que unas 23.000 personas han muerto intentando llegar a Europa desde el año 2000.

Diversas oenegés han denunciado las condiciones inadecuadas en el CETI de Melilla que alberga a centenares de sirios e inmigrantes subsaharianos, y la tardanza de los trámites de solicitud de asilo que les impiden salir de Ceuta o Melilla, según la legislación española.

Según el informe de Acnur “Refugiados sirios en Europa.Lo que puede hacer Europa para garantizar protección y solidaridad”, publicado el 11 de julio, el CETI albergaba el pasado 12 de junio 2.161 personas cuando su capacidad máxima es de 480. Convivían 384 adultos sirios y 480 niños.

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