Países ricos deben cumplir también nuevos objetivos de desarrollo

Un quiosco de agua en Blantyre, Malawi. Una combinación de inversiones privadas y la movilización de recursos internos ayudará a África a destrabar recursos financieros para impulsar su desarrollo. Crédito: Charles Mpaka/IPS. Crédito: Charles Mpaka/IPS.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) discute un nuevo conjunto de Objetivos de Desarrollo Sostenible, que reemplazarán a los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo plazo de cumplimiento vence a fines de 2015.

Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos, unos 17 o más que sustituirán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), serán una parte integral de la agenda de desarrollo de la ONU posterior a 2015, que, entre otras cosas, busca erradicar de la faz de Tierra la extrema pobreza y el hambre para 2030.

Neelie Kroes, de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea, dijo que la nueva agenda del foro mundial ha sido descrita como el “emprendimiento en materia de desarrollo más completo y de mayor alcance que jamás haya asumido la ONU en toda su historia”.

Pero Jen Martens, director de la organización Global Policy Forum (Foro de Políticas Mundiales), dijo a IPS que, en general, la actual lista de objetivos y metas propuestos no constituye una respuesta adecuada a las crisis social, económica y ambiental que afronta el mundo ni a la necesidad de un cambio fundamental.[pullquote]3[/pullquote]

Los ODS propuestos contienen una mezcla de viejos compromisos reciclados y de nuevos vagamente formulados, como el 1.a.: “asegurar la movilización significativa de recursos de una variedad de fuentes para ofrecer los medios adecuados y previsibles a fin de implementar programas y políticas para erradicar la pobreza en todas sus dimensiones”, ejemplificó.

Especialistas en desarrollo coinciden en que las naciones ricas prácticamente no lograron cumplir sus obligaciones relacionadas con el octavo de los ODM que llama a “fomentar una alianza mundial para el desarrollo” con los países del Sur en desarrollo.

El Centro del Sur, con sede en Ginebra, recomienda: “Los ODS no deben ser un conjunto de objetivos que solo persigan las naciones en desarrollo como si fuera un tipo de condición o de nuevas obligaciones”.

El documento final de Río+20, como se conoce a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, realizada en Brasil en 2012, especifica que las nuevas metas deben “aplicarse de forma universal a todos los países”, incluso a los de economías ricas.

Los 17 nuevos objetivos, redactados por un grupo de trabajo abierto, incluye propuestas para erradicar el hambre y la pobreza, lograr vidas saludables, ofrecer una educación de calidad, lograr la equidad de género y reducir las desigualdades.

Además prevé el uso sostenible del agua y el saneamiento, energía para todos, empleo productivo, industrialización, protección de los ecosistemas terrestres y fortalecimiento de la alianza global para el desarrollo sostenible.

El grupo de trabajo termina este viernes 18 su 13 ronda de negociaciones, probablemente la última, tras la cual deberá elaborar un informe y presentarlo a la Asamblea General de la ONU en agosto.

Luego, los gobernantes de los países miembros deberán aprobar el conjunto de objetivos en septiembre de 2015. Hasta entonces, según dijo un alto oficial de la ONU que pidió reserva de su identidad, “puede haber un montón de agregados y eliminaciones”.

Martens dijo a IPS que los gobiernos no deben repetir el error cometido con el octavo ODM sobre la “alianza mundial”, cuya formulación fue tan vaga que no implicó ningún compromiso vinculante para el Norte industrial.

“En cambio, lo que necesitamos son objetivos cuantificables para los ricos”, precisó Martens, quien ha monitoreado las últimas 12 sesiones del grupo de trabajo.

La agenda posterior a 2015 debe atender los obstáculos estructurales y las barreras políticas que impidieron el cumplimiento de los ODM, como el comercio injusto y las normas de inversión (incluido el mecanismo de resolución de disputas) y los problemas de la evasión y fraude fiscal de las trasnacionales y las personas más ricas.

“¿Por qué no proponernos liquidar todos los paraísos fiscales para 2020?”, inquirió.

Las organizaciones no gubernamental criticaron mucho que el agua y el saneamiento no hubieran conformado un “objetivo en sí mismo” en los ODM y solo fueran una meta secundaria del séptimo “garantizar la sostenibilidad del ambiente”.

Nadya Kassam, directora de campañas de la organización WaterAid, con sede en Londres, dijo a IPS: “creemos que el agua y el saneamiento deben ser un objetivo en sí mismo después de 2015, y hasta donde hemos visto, resulta alentador”.[related_articles]

Es impensable que no se incluyan esos temas ni la higiene, son fundamentales para alcanzar otros objetivos como el de buena salud, educación y crecimiento económico, arguyó.

El sueco Jan Eliasson, subsecretario general de la ONU, dejó clara la importancia del saneamiento con su campaña para erradicar la defecación al aire libre, a la que adhiere WaterAid.

Después de casi 15 años desde que se acordaron los ODM, se alcanzó el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas sin agua potable. Pero en África subsahariana todavía 36 por ciento de la población no tiene acceso al recurso.

Kassam remarcó que el acceso al saneamiento sigue muy rezagado y, al ritmo actual, la región demoraría 150 años solo en lograr la meta prevista en los ODM, que están por expirar.

“Así que el agua, y en particular el saneamiento, tienen que ser de primordial importancia para el futuro”, remarcó.

Martens dijo que es una señal positiva que uno de los objetivos propuestos en los ODS sea reducir la desigualdad dentro y entre los países.

“Es de vital importancia que este objetivo no se pierda en la etapa final de las negociaciones”, puntualizó.

Pero no será suficiente con un solo objetivo sobre desigualdad; cada ODS debería tener metas e indicadores sobre la distribución y la desigualdad, observó Martens.

Reporteros Sin Fronteras divulgó un comunicado el lunes en el que señala que hubo un “acalorado debate, con la oposición de algunos integrantes del equipo de trabajo como Rusia, Cuba y China”, respecto de un ODS sobre información y medios.

La protección del derecho a la información corre riesgo de ser debilitado o de desaparecer del todo y podría ser reemplazado por una vaga referencia a la libertad de expresión, añade el comunicado.

En la llamada Cumbre del Milenio, realizada en Nueva York en septiembre de 2000, 189 estados miembros de la ONU adoptaron la Declaración del Milenio sobre la base de varios documentos surgidos de distintas conferencias internacionales en la década anterior y que trataron sobre población, derechos humanos, ambiente, hábitat y desarrollo social.

Luego, en agosto de 2001, la secretaría de la ONU adoptó los ocho ODM.

Entonces, los objetivos no fueron redactados por los gobiernos a través de un debate abierto, sino por un comité creado a partir de varios órganos de la ONU, entre ellos el Banco Mundial, El Fondo Monetario Internacional, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Los ODM no fueron tampoco objeto de una resolución formal de la Asamblea General.

Las metas se propusieron reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos, entre 1990 y 2015.

También luchar contra la expansión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una alianza mundial para el desarrollo entre el Norte y el Sur.

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