Aniversario de Hiroshima expone vigencia de la amenaza nuclear

En 1996 la Unesco designó Patrimonio de la Humanidad a la cúpula de la bomba atómica en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima, Japón. Crédito: Freedom II Andres_Imahinasyon/CC-BY-2.0

Pasaron ya 69 años, pero el recuerdo se mantiene fresco entre los 190.000 sobrevivientes y sus descendientes. Pasaron ya 69 años, y aún no se recibió una disculpa formal. Pasaron ya 69 años, y la probabilidad de que ocurra de nuevo sigue siendo una realidad aterradora. 

Mientras dignatarios extranjeros se congregaban en Japón para conmemorar el 69 aniversario del bombardeo atómico en Hiroshima el miércoles 6, las autoridades de la ciudad realizaron un llamado de urgencia para que los gobiernos ponderen seriamente sobre la enorme amenaza que representa para la humanidad y el planeta otro ataque nuclear.

Los sobrevivientes, conocidos en Japón como hibakusha, que trabajan sin descanso desde agosto de 1945 para la prohibición de las armas nucleares en todo el mundo, instaron a los diplomáticos, incluidos los embajadores de Estados Unidos, India, Israel y Pakistán, cuatro de los nueve estados con armas atómicas en su poder, que presten atención a las palabras de la Declaración de la Paz de 2014.[pullquote]3[/pullquote]

China, Corea del Norte, Francia, Gran Bretaña y Rusia completan la lista de estados que cuentan con armas nucleares,  las declaren o no.

En representación de los deseos angustiados de los sobrevivientes y los pacifistas, la declaración exhorta a los responsables políticos que visiten las ciudades marcadas por los bombardeos para presenciar de primera mano la devastación que provocó Estados Unidos cuando arrojó una bomba de uranio (Little Boy) sobre Hiroshima y otra de plutonio (Fat Man) sobre Nagasaki, tres días después el 9 de agosto de 1945.

Unas 45.000 personas guardaron un minuto de silencio el miércoles en un parque dedicado a la paz, cercano al epicentro de la bomba que mató a unas 140.000 personas en Hiroshima. La segunda detonación mató a otras 70.000 en Nagasaki.

Estas tragedias provocaron la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La presencia de tantos sobrevivientes, cuya edad promedio se calcula en 79 años, testimonió las debilitantes heridas físicas y psicológicas sufridas en aquellos días aciagos. Muchos hibakushas y sus familiares luchan por su vida, ante las secuelas que les dejó la intensa y prolongada exposición a la radiación.

“Promoveremos con firmeza el nuevo movimiento que hará hincapié en las consecuencias humanitarias de las armas nucleares y buscará su prohibición”, señala la Declaración de Paz de Hiroshima, en homenaje a ese sufrimiento.

«Ayudaremos a fortalecer el reclamo público internacional por el inicio de las negociaciones para una convención sobre armas nucleares, con el objetivo de la abolición total para el año 2020», añade.

Pero la probabilidad de que ese sueño se haga realidad es tenue. El Centro de Control y No Proliferación de las Armas informó que los nueve estados con capacidad bélica nuclear poseían un total de 17.105 armas atómicas en abril de 2014.

Estados Unidos, el único estado que empleó este tipo de armas contra otro país, se mantiene firme en su actitud de no ofrecer una disculpa oficial a Japón. En cambio, sostiene que la decisión de llevar a cabo los bombardeos fue un “mal necesario” para ponerle fin a la Segunda Guerra Mundial.

Este argumento está profundamente arraigado en la geopolítica mundial actual, y estados como Israel, que no es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de 1968 protegen con vehemencia su arsenal como un factor esencial para la seguridad nacional frente a la constante tensión política en sus respectivas regiones.

Tras la ofensiva militar de Israel en Gaza, que a partir del 8 de julio causó la muerte a 1.800 civiles en el enclave palestino, antes de que el martes 5 entrara en vigor el cese al fuego con mediación de Egipto, los gobiernos árabes argumentan que Israel representa la mayor amenaza para la seguridad de la región, y no al revés.

China, un estado nuclear con 250 ojivas que mantiene una disputa territorial con Japón, no estuvo presente en Hiroshima.

Los pacifistas japoneses sienten la necesidad urgente de abordar las tensiones que enfrentan a las potencias nucleares, incluida a Corea del Norte, dados los crecientes roces entre los países de Asia oriental en el disputado mar de China Meridional.

“El llamado es para prohibir las armas nucleares que matan y causan un inmenso sufrimiento a los seres humanos. Al poseer estas armas, los estados nucleares representan acciones criminales”, sostuvo el profesor Jacob Roberts, del Instituto para la Paz de la Universidad de la Ciudad de Hiroshima.

El movimiento antinuclear se concentra sobre todo en responsabilizar a los estados con armas nucleares que no cumplieron el TNP, añadió.

Roberts mencionó el ejemplo del Día de la Conmemoración que se celebra todos los años el 1 de marzo en las Islas Marshall, que sufrió una devastadora contaminación por radiación tras la Operación Castillo, una serie de ensayos nucleares de alta energía que Estados Unidos realizó en el atolón de Bikini a partir de marzo de 1954.

Miles de personas contrajeron la enfermedad de la radiación tras los ensayos nucleares, que habrían sido 1.000 veces más potentes que la explosión de Hiroshima.

En total, Estados Unidos detonó 67 bombas en el territorio entre 1946 y 1962 en el contexto de la época de la Guerra Fría y de la carrera armamentista con la Unión Soviética.[related_articles]

En abril, Islas Marshall presentó una demanda judicial en la Corte Internacional de Justicia de La Haya y otra en un tribunal de Estados Unidos, contra los nueve estados con armas nucleares por no desmantelar sus arsenales.

Las demandas se amparan en el artículo 6 del TNP, que obliga a los cinco países que el tratado reconoce como poseedores de armas nucleares (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) a “celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas al cese de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y al desarme nuclear”.

Como sucedió con Japón, Estados Unidos no pidió disculpas a Islas Marshall, sino que expresó “tristeza” por el daño causado. Washington “sigue viendo al desastre como ‘el sacrificio de algunos para la seguridad de muchos’”, afirmó Abacca Anjain Maddison, un exsenador del país del océano Pacífico.

Pero Estados Unidos no es el único gobierno en entredicho.

Hiromichi Umebayashi, director del Centro de Investigación para la Abolición de las Armas Nucleares (RECNA) de la Universidad de Nagasaki, es un destacado defensor de una zona libre de armas nucleares en Asia oriental y crítico de la administración del primer ministro japonés, Shinzo Abe, que apoyaría el argumento de que el poderío atómico es necesario para la seguridad nacional.

Umebayashi lidera una campaña para detener la decisión de Japón de trabajar en estrecha colaboración con Estados Unidos en la órbita nuclear para fortalecer la capacidad de defensa de este país.

«El gobierno japonés utiliza la amenaza nuclear de Corea del Norte en el este de Asia para impulsar más actividades militares. Japón, que recibió un bombardeo atómico, comete un gran error”,  aseguró el activista a IPS.

Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga

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