Crisis hace prosperar el transporte de caballos en Cuba

Habitantes de la ciudad de Bayamo, en la oriental provincia cubana de Granma, utilizan los coches tirados por caballos como transporte público. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Habitantes de la ciudad de Bayamo, en la oriental provincia cubana de Granma, utilizan los coches tirados por caballos como transporte público. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Por las ciudades y pueblos de Cuba van y vienen carruajes tradicionales, con cubiertas de cuero negro y grandes ruedas traseras, tirados por caballos al igual que otros coches más rústicos, que funcionan como transporte público. 

Este antiguo medio prospera en los asentamientos urbanos, suburbanos y rurales de este país de 11,2 millones de habitantes, donde el acceso a transporte automotor resulta caro y deficitario, y en las zonas apartadas se hace casi inexistente.

Como cada mañana desde hace 11 años, Bienvenido García espera clientes en la piquera (punto de embarque) del balneario de Varadero, a 121 kilómetros al este de La Habana, para trasladarlos en una ruta fija por la principal arteria de esta localidad turística en su coche de caballos. [pullquote]3[/pullquote]

De acuerdo con el lugar del país, el tipo de carro y la distancia a recorrer, el costo del pasaje vale de dos a 10 pesos por pasajero (0,10 y 0,50 centavos de dólar). Mucho más se encarecen los paseos en los confortables y lujosos carruajes tradicionales, cuyo mercado es el turista extranjero que visita los destinos cubanos.

“Antes trabajaba en las guaguas (buses de transporte público). Pero con la crisis, no había piezas de repuesto ni combustible. Entonces me dediqué a cochear”, contó a IPS este trabajador por cuenta propia.

Como la mayoría de los sectores, el transporte colapsó en 1991 cuando desapareció el bloque socialista del este europeo, entonces el principal socio comercial y financiero de Cuba. Observadores indican que las medidas para recuperar el sector han sido tan lentas como ineficientes.

La población debió echar mano a medios que no dependieran de los hidrocarburos como caballos, bicicletas y triciclos. A estos últimos, personas innovadoras les acoplaron dos asientos y los bautizaron como bicitaxis.

En respuesta, las autoridades incorporaron como oficios la de cochero, bicitaxista y mototaxista, dentro de la apertura a los pequeños negocios privados realizada por el gobierno socialista, en el poder por más de medio siglo.

En 2010 se estableció que los emprendimientos privados son claves para aliviar el déficit crónico del transporte público. Junto a la gastronomía y el arrendamiento de viviendas, el transporte concentra actualmente la mayoría de los 473.00 trabajadores por cuenta propia.

No hay datos específicos del número de cocheros, un oficio mayoritariamente masculino, pero ellos son muy numerosos en urbes como las orientales Bayamo, a la que se le llama “la ciudad de los coches” y de Guantánamo; las occidentales de Cárdenas y Varadero en la porción occidental, y las centrales de Santa Clara, Ciego de Ávila y Santi Spíritus.

Tampoco los hay sobre el actual parque automotor, pero los medios locales indicaron en julio de 2013 que los ómnibus que prestaban servicio entonces eran solo 7.840, prácticamente la mitad de las 15.800 unidades de transporte público de los años 80.

Además, ante la carencia de nuevos vehículos, aún ruedan por las ciudades cubanas  automóviles estadounidenses de los años 50 o de la marca Lada, del desaparecido bloque soviético.

Bienvenido García es cochero desde hace 11 años en el balneario de Varadero, en el occidente cubano. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Este trabajo de cochero da solo para vivir porque los impuestos son altos”, aseguró García, cuyo carro lleva un máximo de ocho personas, “el peso que puede jalar el caballo sin ser abuso”. “Tengo los culeros (paño recoge heces) en buena forma para no ensuciar las calles y enseñé al caballo a hacer las paradas para no molestar en la vía”, añade.

Pero no todas las calles con rutas de transporte de tracción animal están limpias como las de Varadero.

“La población tuvo que hablar con las autoridades para elevar la exigencia sobre los caballos por las calles. Había desechos por todas partes”, contó a IPS la joven Aliuska Labrada, que reside en el pueblo de Cayo Ramona, a 203 kilómetros al sureste de La Habana.

En efecto, el retorno masivo de este antiguo transporte trajo consigo problemas relacionados con la higiene e imagen de los asentamientos rurales y urbanos, la seguridad en la vía y, también, el bienestar de los animales de tiro.

Las autoridades locales establecieron reglas como puntos de embarque que deben mantener limpios los propietarios de los carros, el seguimiento de manejos tradicionales y la prohibición del acceso a los centros urbanos. Para obtener la licencia, se exige un dictamen veterinario de la salud del equino.

“Es un medio de transporte más natural… pero a qué precio”, opinó una cibernauta que se identificó como Marina en un intercambio interactivo con IPS. [related_articles]

“Los caballos dañan las calles asfaltadas y pueden provocar accidentes porque los conductores no tienen el dominio total sobre los animales”, continuó. “Además está el tema del maltrato animal. Algunas personas los explotan hasta el cansancio extremo por sacarles dinero”, se quejó.

Ese es un asunto sensible alertado desde hace años por organizaciones dedicadas a la protección de los animales. De ellas, el Consejo Científico Veterinario y la Asociación Cubana de Protección de Animales y Plantas han presentado sin éxito desde 1988 un anteproyecto de Ley de Protección Animal al Ministerio de la Agricultura.

Por ello, la comunidad científica local apuesta al desarrollo de transporte ecológico y sostenible en el país.

En respuestas mediante correo electrónico, la ingeniera Lizet Rodríguez, identificó algunas alternativas a corto y largo plazo para la nación caribeña, aunque el cambio hacia un sistema de transporte más limpio requiere de un profundo estudio de factibilidad.

A su juicio, “primeramente hay que adoptar soluciones relacionadas con el fortalecimiento y reorientación del servicio de transporte público, mejoramiento de la infraestructura vial y la reducción de las emisiones de los vehículos, que implica modernizar el parque tecnológico automotor”.

Esta investigadora de la Universidad Central Marta Abreu, de la localidad de Villa Clara, a 268 kilómetros al este de La Habana, aconsejó “mejorar la comunicación por Internet, lo que posibilita realizar una gran cantidad de operaciones en línea que en la actualidad requieren del traslado de las personas”.

Hoy en día pocas personas disponen de conexión electrónica en sus viviendas, la mayoría “dial up” (telefónicas) y algunas inalámbricas. En 2013 se registraron dos millones 923.000 usuarios en línea, un dato que suma cuentas de Internet y la intranet cubana, que ofrece acceso a algunos sitios digitales locales e internacionales.

Rodríguez resaltó que “el empleo de la bicicleta (siempre y cuando existan carriles destinados para este fin) sería factible sobre todo en medianas y pequeñas ciudades y se puede estimular la utilización de combustibles más limpios como el gas natural o los llamados biocombustibles: metanol y etanol, siempre obtenidos de la biomasa residual”.

El año pasado, las fuentes renovables de energía aportaron 22,4 por ciento de la producción de energía primaria de este país insular, según el último informe de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

Hasta ahora solo se usan fuentes renovables en contadas industrias. La mayoría se usan en generar electricidad, bombear y calentar agua, y cocinar los alimentos.

Editado por Estrella Gutiérrez

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