Fondo Verde para el Clima encuentra al Sur en desarrollo unido

El Fondo Verde para el Clima financiará las políticas de adaptación y mitigación de los países en desarrollo ante el cambio climático, que produce fenómenos meteorológicos extremos. La imagen muestra la destrucción que provocó en 2012 el huracán Sandy en Santiago de Cuba. Crédito: Jorge Luis Bolaños/IPS
El Fondo Verde para el Clima financiará las políticas de adaptación y mitigación de los países en desarrollo ante el cambio climático, que produce fenómenos meteorológicos extremos. La imagen muestra la destrucción que provocó en 2012 el huracán Sandy en Santiago de Cuba. Crédito: Jorge Luis Bolaños/IPS

El mecanismo clave de la Organización de las Naciones Unidas para financiar las políticas de adaptación y mitigación del Sur en desarrollo frente al cambio climático ya está listo para recibir los fondos, luego de una serie de acuerdos entre las economías ricas y pobres.

Esos acuerdos abarcan las políticas de índole administrativa, potencialmente de largo alcance, que regirán al mecanismo, conocido como el Fondo Verde para el Clima (FVC). Este avance se produce poco antes de una importante “reunión de promesas de contribuciones” que se celebrará en noviembre, en Berlín, con el fin de poner en marcha al FVC.[pullquote]3[/pullquote]

“El fondo tiene ahora la capacidad de absorber y programar recursos que tendrá a su disposición para lograr una respuesta climática importante en el terreno”, aseguró Hela Cheikhrouhou, directora del FVC, el sábado 18 tras una serie de reuniones que el directorio del fondo mantuvo en Barbados.

El FVC es el reconocimiento implícito de los países ricos de que el Sur en desarrollo, aunque parcialmente responsable del cambio climático, sufrirá sus mayores consecuencias.

En la cumbre del clima celebrada en Copenhague en 2009, los donantes acordaron movilizar 100.000 millones de dólares al año para 2020, en una mezcla indefinida de fondos públicos y privados, para ayudar a los países en desarrollo.

El fondo será la piedra angular de esa movilización, utilizando el dinero para financiar en partes iguales los proyectos de mitigación y adaptación.

El FVC inauguró su secretaría en 2013, en Corea del Sur, pero las promesas de fondos demoraron en llegar. La meta actual es reunir 15.000 millones de dólares como capital inicial, gran parte del cual deberá comprometerse en noviembre en Berlín.

En septiembre Francia y Alemania prometieron 1.000 millones de dólares cada uno, en tanto Corea del Sur, México y Noruega aportarán montos inferiores. El miércoles 22, Suecia anunció 500 millones de dólares más, como “un ejemplo para… otros donantes”.

No obstante, la financiación actual del FVC es inferior a los 3.000 millones de dólares, menos de la quinta parte de la meta fijada para este año.

«La buena noticia es que esta reunión terminó de sentar una base sólida para el fondo”, afirmó Alex Doukas, del Instituto de Recursos Mundiales, un centro de investigación de Estados Unidos. “Ahora está casi listo para arrancar, pero no llegará muy lejos sin que se adopten compromisos ambiciosos en noviembre”, advirtió.

Estados Unidos y la Unión Europea todavía no anunciaron cuánto aportarán, pero activistas contra la pobreza calculan que una cifra justa rondaría los 4.800 millones de dólares para Washington y los 6.000 millones de dólares para el bloque europeo.

La apropiación nacional

Aún falta tomar decisiones importantes sobre la manera en que el FVC utilizará el dinero a su disposición.

«Ahora hay más claridad sobre cómo invertirá el fondo, pero poca orientación sobre exactamente en qué” lo hará, dijo Doukas, que asistió a las sesiones en Barbados.

“La junta tendrá mucha tarea que hacer hasta su próxima reunión en febrero, para asegurarse de contar con reglas que le den prioridad a las soluciones climáticas de alto impacto que también brinden beneficios al desarrollo”, agregó.

Aún así, en Barbados se realizaron importantes avances iniciales. De hecho, activistas por el desarrollo manifestaron un cauto optimismo relativo a que los nuevos acuerdos darán mayor control sobre estas decisiones a los gobiernos nacionales.

Por ejemplo, los proyectos autorizados por el FVC deberán contar con una confirmación “sin objeciones” del gobierno del país en el que se basen.

Sin el requisito de “no objeción, los intermediarios de financiación podrán imponer sus propias condiciones, incluso sus propios programas, a los países», advirtió Bernarditas Muller, la representante de Filipinas en el FVC, durante las negociaciones.

Según los observadores, el acuerdo fue posible porque los países en desarrollo se unieron y resistieron las exigencias de los gobiernos ricos. La junta de directores del FVC cuenta con 24 miembros, la mitad de ellos del Sur en desarrollo.

«Una cosa que distinguió a esta reunión fue la voluntad de los países en desarrollo de defender ciertos principios”, observó Karen Orenstein, asesora de Amigos de la Tierra.

El requisito de “no objeción… es algo por lo que hemos luchado mucho tiempo. Si no se proporciona… en un plazo de 30 días, el proyecto se suspende. Eso es muy importante”, afirmó.

De todas formas, a Orenstein le preocupa que decisiones importantes se hayan aplazado hasta futuras sesiones del directorio del FVC.

«El fondo sigue inclinándose demasiado hacia los bancos de desarrollo multilaterales y el sector privado», sostuvo.

«No se trata de que el FVC no sea atractivo para el sector privado, pero queremos asegurarnos de que las prioridades las impulsen los países en desarrollo. Incluso con estos acuerdos, no se puso suficiente énfasis en que las prioridades se fijen a nivel nacional y local”, explicó.[related_articles]

Nuevo discurso del desarrollo

Al mismo tiempo, en virtud de lo acordado en Barbados, los países en desarrollo podrán acceder a la financiación directa del FVC, en lugar de tener que pasar por un intermediario. Además, los donantes no podrán “reservar” el dinero prometido al fondo para usos específicos.

«Históricamente, las organizaciones multilaterales entregaron gran cantidad de los fondos para el cambio climático. El resultado no fue necesariamente malo, pero en muchos casos hay un conflicto entre las prioridades del país frente a las de la organización”, destacó Annaka Carvalho, de Oxfam Estados Unidos.

«Es importante asegurarnos que los países tengan la batuta para dirigir dónde irán estos recursos. En última instancia, solo los gobiernos nacionales son responsables ante sus ciudadanos por la adaptación y la inversión en el desarrollo de bajas emisiones” contaminantes, agregó.

Carvalho, que también estuvo en las negociaciones de Barbados, dice que el FVC no es solo una oportunidad para reaccionar ante el cambio climático, sino que puede ayudar a alcanzar un nuevo paradigma de desarrollo.

«Esperamos que el Fondo actúe como un catalizador para desplazar el discurso sobre el desarrollo de las fuerzas que provocaron el cambio climático hacia la energía limpia y los medios de vida resistentes», expresó.

«Se supone que una parte central del fondo es para realizar el desarrollo sostenible, pero siempre hay una línea entre el clima y el desarrollo. De hecho, es imposible desvincular ambos temas”, concluyó.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga

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