Bandera estadounidense vuelve a Cuba

Las banderas de Estados Unidos y de Cuba adornan un bicitaxi en La Habana, horas después del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas en enero de 1961. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Las banderas de Estados Unidos y de Cuba adornan un bicitaxi en La Habana, horas después del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas en enero de 1961. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

El anuncio este miércoles 17 del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington tomó por sorpresa a buena parte de la ciudadanía de Cuba, más de la mitad de cuya población nació después del rompimiento de vínculos en 1961 y el inicio de un conflicto que ha marcado sus vidas. 

“No la esperaba, pero es la noticia del siglo y un paso que dará comienzo a muchos cambios”,  comentó a IPS una periodista que siguió el tema durante muchos años.

En tanto, grupos de estudiantes universitarios celebraron con manifestaciones callejeras el regreso este miércoles de los tres agentes cubanos que aún guardaban largas condenas bajo cargos de espionaje en prisiones estadounidenses.

De manera simultánea  fue liberado el contratista estadounidense Alan Gross, cuyo arresto y condena a 15 años, acusado de implementar planes subversivos contra Cuba, era considerado por Washington un escollo fundamental para la normalización de relaciones con La Habana.  El gobierno cubano tampoco estaba dispuesto a un avance en ese sentido sin la excarcelación de sus connacionales.

Antonio Guerrero, quien debía salir de prisión en 2017, Ramón Labañino, sentenciado a 30 años y Gerardo Hernández, condenado a dos prisiones perpetuas llegaron a la Habana este miércoles 17. Los otros dos integrantes del grupo “los cinco”, René González y Fernando González (sin lazos de parentesco) cumplieron sus sentencias y se encuentran en Cuba desde 2013 y febrero de este año, respectivamente.

En una alocución televisiva -simultánea a la que realizó en Washington el mandatario estadounidense, Barack Obama-, el presidente Raúl Castro recordó que su postura de diálogo con Estados Unidos da continuidad a la de su hermano Fidel, líder histórico de la Revolución y quien gobernó el país entre 1959 y 2008.

Para observadores, la aclaración parece apuntar a sectores de la sociedad e inclusive dentro del gobierno cubano que pudieran estar en desacuerdo con la normalización de relaciones. “’El conflicto con Estados Unidos y especialmente el bloqueo ha servido durante décadas para justificar nuestras deficiencias”, dijo a IPS un investigador bajo reserva de su nombre.

El  restablecimiento de relaciones diplomáticas no incluye el levantamiento del embargo económico y comercial contra Cuba, que requiere el acuerdo del Congreso estadounidense, pero Castro exhortó a Obama a ‘’modificar su aplicación en uso de sus facultades ejecutivas’.  Se estima que de una población de 11,2 millones, más de siete millones nacieron bajo el bloqueo.

Pese a ello,  el avance hacia normalización de las relaciones con su poderoso vecino, del que le separan tan solo 90 millas,  implica retos profundos para el modelo socialista de desarrollo que Castro ha dicho que no abandonará.

Para el joven sociólogo cubano Luis Emilio Aybar Toledo, Cuba deberá desplegar una política pragmática de vínculos económicos y políticos como los que sostiene con muchos otros países, y sostener al mismo tiempo  “un proyecto alternativo anticapitalista y antiiimperialista”’, pero sin perder de vista que Estados Unidos seguirá siendo el principal enemigo de un proyecto de esa naturaleza.[related_articles]

La  vulnerabilidad a influencias externas de diverso tipo,  “se multiplicarán ahora por siete leguas y se sumarán a la pérdida de hegemonía que están sufriendo los valores socialistas en nuestro país. El gobierno de Estados Unidos lo tiene claro, por eso dio este paso”, advirtió el profesional, para quien la solución del dilema “radica en entender que se puede ser pragmático y al mismo tiempo radical”.

En ese sentido, Rita María García Morris, directora ejecutiva del  independiente Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba, consideró muy importante que las instituciones de la sociedad civil mantengan las puertas abiertas al diálogo reconciliador, aunque sea difícil y doloroso. “Reconocer diferencias nunca ha sido fácil”, consideró.

Las reformas emprendidas por el gobierno de Castro, que incluyen, entre otras,  mayor apertura a emprendimientos privados de la ciudadanía cubana y una nueva Ley de inversiones extranjeras, permitieron al gobierno de Castro optimizar sus relaciones con el resto de América Latina y el Caribe, aliados tradicionales como China y Rusia e iniciar negociaciones con la Unión Europea.

La Habana y Bruselas llevan a cabo un diálogo político y de cooperación que diversifica aún más el  diapasón diplomático del gobierno cubano, interesado en atraer inversiones fuertes para asegurar su crecimiento, en particular en la zona especial de desarrollo de Mariel.

En ese contexto Estados Unidos aparecía cada vez más aislado en su postura  ante  Cuba, invitada oficialmente a asistir a la próxima Cumbre de las Américas que se realizará en Panamá en abril, pese a la resistencia de Washington.  Con la nueva situación, Castro y Obama podrán usar esa cita cimera para afianzar el diálogo directo que abrieron el martes 16 con una conversación telefónica.

La mediación del Papa Francisco en el proceso que llevó a este acercamiento entre las dos naciones no resulta sorprendente, dado la postura de diálogo asumida en los últimos años entre Castro y la jerarquía de la Iglesia católica en Cuba, que contribuyó inclusive la liberación de varias decenas de presos por causas políticas.

Editado por Estrella Gutiérrez

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