Sequías dejan al borde de la quiebra a agricultores del Caribe

Los animales se refugian del calor agobiante entre los arbustos en Union Island, en San Vicente y las Granadinas. Crédito: Kenton X. Chance/IPS
Los animales se refugian del calor agobiante entre los arbustos en Union Island, en San Vicente y las Granadinas. Crédito: Kenton X. Chance/IPS

El agricultor de la isla caribeña de Santa Lucía, Anthony Herman esperaba recuperar el año próximo parte de lo que perdió cuando 70 por ciento de su cultivo de castaña de cajú se marchitó y murió bajo el abrasador sol del sur del Caribe. Pero el clima le tenía preparada otra sorpresa.

El 1 junio, cuando comenzó la temporada de huracanes en el Caribe, que coincide con la época lluviosa, Herman, de 63 años y dedicado a la agricultura desde hace cuatro décadas, recibió una noticia “aterradora” acerca de las condiciones climáticas en la región para el próximo año.

Los pronósticos indican que la temporada de lluvias de este año, que se prolonga hasta noviembre, será más seca de lo normal, y lo mismo se pronostica para 2016. Eso se suma a que la estación seca de 2015 tuvo una caída de precipitaciones por encima de lo habitual.[pullquote]3[/pullquote]

“Cuando escuchamos la amenaza de sequía que seguirá este año y se prolongará al que viene, me resulta aterrador”, dijo Herman a IPS en el marco del foro Perspectiva Climática Regional para la temporada de huracanes 2015, realizada el 1 y 2 de este mes.

“Aterrador en el sentido de que no creo que nosotros, como gobierno y como pueblo, hayamos creado la resiliencia necesaria para combatir la sequía”, precisó Herman, coordinador de proyectos y secretario de la junta de la Cooperativa de Agricultores de Bellevue, en Choiseul, en el suroeste de Santa Lucía.

“La infraestructura hídrica que se necesita no está disponible, y si lo está, es en partes”, acotó.

En el foro de dos días, organizado por el Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología (CIMH, en inglés), el climatólogo Cèdric Van Meerbeeck se refirió a 2009, cuando las condiciones de extrema sequedad dispararon el racionamiento de agua en toda la región.

Entonces, Trinidad y Tobago, Granada, Barbados, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Guyana registraron el nivel más bajo de lluvias en seis meses entre octubre de 2009 y marzo de 2010.

“No quiere decir que vaya a pasar lo mismo que en 2009 y 2010, pero si tiene que ocurrir, será este año”, señaló.

“Se sentirán temperaturas más calientes que lo habitual en todo el Caribe”, detalló Van Meerbeeck en el encuentro que reunió a meteorólogos, gerentes de desastres naturales y otros actores de los 25 países y territorios caribeños.

El climatólogo Cèdric Van Meerbeeck del Instituo Caribeño de Meteorología e Hidrología (CIMH), dijo que las condiciones más secas de lo habitual en el Caribe seguirán en 2015 y se prolongarán en 2016. Crédito: Kenton X. Chance/IPS
El climatólogo Cèdric Van Meerbeeck del Instituo Caribeño de Meteorología e Hidrología (CIMH), dijo que las condiciones más secas de lo habitual en el Caribe seguirán en 2015 y se prolongarán en 2016. Crédito: Kenton X. Chance/IPS

Probablemente se acumularán menos lluvias, continuó, aunque en Bahamas, Belice y Guyana se prevén mayores precipitaciones por el fenómeno de El Niño.

“Si vamos a tener una estación más seca de lo habitual, ya nos preocupamos por la próxima temporada seca”, observó.

“¿Por qué? Es nuestra temporada turística, cuando más agua se usa, y no solo los turistas, sino también para apagar incendios forestales y los agricultores si quieren irrigar”, añadió.

Herman dijo a IPS que tras recibir esa noticia, se tendrá que reunir con la junta de la cooperativa para discutir un plan de gestión de reducción de desastres y sobre cómo educar a los miembros acerca de la mejor forma de hacer frente a la falta de lluvias y otras medidas.

Él sabe bien la importancia de un plan para la gestión de la reducción de desastres, tras haber perdido casi tres cuartos de su cosecha de castaña de cajú por la sequía, unos 5.500 dólares al año, un monto considerable para un pequeño agricultor.

La pérdida no se limitó a las castañas, pues la fruta es un insumo importante en su granja donde tiene sus 40 cabras.

“Tengo que buscar recursos, comprar alimento para los animales, cuando en los años anteriores los alimentaba con pasto y castañas”, explicó. “Como no vendí la fruta tengo menos recursos, así que tengo que recurrir a mis otras fuentes de ingresos, las verduras”, se lamentó.

El agricultor Anthony Herman, de Santa Lucía, Herman perdió 70 por ciento de su cultivo de castaña de cajú en 2015 por la sequía que asoló a su país.  Crédito: Kenton X. Chance/IPS
El agricultor Anthony Herman, de Santa Lucía, Herman perdió 70 por ciento de su cultivo de castaña de cajú en 2015 por la sequía que asoló a su país. Crédito: Kenton X. Chance/IPS

Leslie Simpson, especialista en gestión de recursos naturales del Instituto de Investigación y Desarrollo Agrícola del Caribe, opina que el pronóstico representa “graves noticias” para el sector.

“Más de 50 por ciento de nuestra agricultura depende de las lluvias. Afectará a la actividad y en especial a los pequeños agricultores, quienes esta vez no puede pagar la irrigación”, precisó en diálogo con IPS.

“En Jamaica, el año pasado tuvimos un periodo seco realmente grave en la propia estación lluviosa que perjudicó a la agricultura al punto que el impacto se sintió en toda la economía. Escuchar que nos encaminamos a una situación similar es muy desgarrador”, reconoció Simpson.

En 2014, la economía jamaiquina perdió casi 1.000 millones de dólares por la sequía y los incendios forestales propiciados por las olas de calor extremo.[related_articles]

Pero al igual que Van Meerbeeck, Herman considera a la alerta temprana como una oportunidad para tomar medidas que mitiguen los efectos de clima severo, que según los climatólogos es el resultado de un cambio climático agravado por la acción humana.

“Lo que realmente queremos a largo plazo es poder mitigar los efectos adversos del cambio climático y usar los beneficios de este fenómeno porque no todo es negativo, pero básicamente desconocemos en este momento cuáles son las consecuencias positivas”, reconoció Van Meerbeeck a IPS.

“Cuando se construyen estrategias de mitigación de la sequía, en olas de calor o en períodos secos, construimos automáticamente capacidades humanas y tecnológicas para hacer frente a los desafíos que vendrán”, destacó.

“Ya sea que se exacerben o no con el cambio climático, muchos de ellos empeorarán; por ejemplo, las sequías serán más frecuentes a fines de este siglo. Pero si ya sabemos cómo responder ahora, será mucho, mucho más fácil y nos costará mucho menos responder en su momento”, explicó el climatólogo.

Pero con el peligro que se cierne sobre sus cabras y sus castañas de cajú, Herman ya piensa en un plan a corto plazo para procesar las aguas residuales y usarlas para la irrigación.

“No soy pesimista y quiero ver esta situación como una oportunidad para hacer otras cosas creativas para el sector”, confió a IPS.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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