Respetar los ecosistemas es clave para el desarrollo sostenible

Para el año 2050 el mundo contará con 9.000 millones de habitantes. Eso no solo significa que habrá 2.000 millones más de bocas que alimentar, sino también que esas bocas consumirán más que ahora.

En los próximos 20 años, por ejemplo, se calcula que 3.000 millones de personas se sumarán a la clase media, que en la actualidad está integrada por unos 1.800 millones de personas con un nivel de ingresos que les permite aumentar su consumo.[pullquote]3[/pullquote]

Estos cambios generarán una presión sin precedentes sobre los recursos naturales mundiales, según un nuevo informe del Panel de Recursos Internacionales (PRI) del  Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Con el título «Coherencia de las políticas de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles: Una perspectiva de los recursos naturales», el informe advierte que el mantenimiento y la recuperación de los ecosistemas sanos serán fundamentales para el cumplimiento de la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A menos que esa agenda se concentre en la protección y el respeto de la riqueza limitada del planeta, las metas de erradicación de la pobreza y la garantía de una vida digna para las generaciones actuales y futuras quedarán por el camino, pronostican los expertos.

Por ejemplo, los estudios del PRI demostraron que la extracción anual de minerales creció de 7.000 millones de toneladas de material en 1900 a 68.000 millones de toneladas en 2009.

Las tendencias actuales indican que la explotación y la extracción de recursos podrían alcanzar 140.000 millones de toneladas en 2050, tres veces de lo extraído en 2000, según datos del PNUMA.

«Debido al descenso de la ley (concentración) del mineral… hoy se necesita trasladar cerca de tres veces la cantidad de material para obtener la misma extracción de mineral que hace un siglo, con el aumento concomitante en los trastornos de la tierra, las consecuencias para el agua subterránea y el uso de energía», señaló el PNUMA en un comunicado de prensa el lunes 6.

Mientras tanto, las presiones sobre los recursos bióticos también van en aumento, ya que 20 por ciento de las tierras cultivadas, 30 por ciento de los bosques y 10 por ciento de las praderas del planeta se están degradando a un ritmo que supera con creces la capacidad de regeneración de esos sistemas.

El deterioro de los ecosistemas también amenaza con agravar las consecuencias del cambio climático, contribuir con la escasez del agua y exacerbar el hambre. Los expertos en medio ambiente temen que para 2050 podría perderse 25 por ciento de la producción mundial de alimentos como resultado de estos problemas.[related_articles]

El principal desafío de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) será el de sacar a 1.000 millones de personas de la pobreza y remediar las desigualdades, y al mismo tiempo satisfacer la demanda de energía, tierra, agua, alimentos y suministro de materiales de los 8.000 millones de personas que se calculan para 2030″, declaró el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, el lunes 6.

«El cumplimiento de los ODS en su texto y espíritu requerirá cambios fundamentales en la manera en que la humanidad considera al entorno natural en relación con el desarrollo humano», agregó.

En representación de más de 30 expertos y científicos de renombre, y de la misma cantidad de gobiernos, el PRI abogó por una «gestión y un uso prudentes de los recursos naturales, teniendo en cuenta que varios Objetivos dependen intrínsecamente de… una mayor productividad de los recursos, recuperación de los ecosistemas y conservación”.

El informe también instó a las autoridades políticas a adoptar prácticas basadas en la estrategia de la «economía circular», en la que la reutilización, el reciclaje y la remanufacturación de los productos reducen los residuos al «desacoplar» el uso de los recursos naturales del progreso económico.

Aunque los ODS son un marco audaz y de amplio alcance para acabar con algunos de los problemas más apremiantes del mundo, como el hambre y la pobreza extrema, que no generen resultados contraproducentes dependerá del «compromiso de mantener la integridad de los sistemas de la Tierra, a la vez que se lidia con la demanda de recursos impulsada ​​por los objetivos individuales», advierten los expertos del PNUMA.

A medida que aumente la población mundial y crezca la clase media, será fundamental que la gente adopte patrones de consumo, y que los gobiernos y las empresas adopten sistemas de producción, que contribuyan con el bienestar humano «sin poner presiones insostenibles sobre el medio ambiente y los recursos naturales», exhortó el informe.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga

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