Ban derriba el mito del empleo eterno en la ONU

Babacar Gaye renunció a su puesto como representante especial del secretario general de la ONU y titular de la Minusca. Crédito: UN Photo/Loey Felipe

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, se abstuvo de decirle a uno de sus representantes especiales de alto rango: “Está despedido”.

De haberlo hecho, solo habría reiterado las ahora famosas palabras de un candidato presidencial de Estados Unidos, Donald Trump, famoso por usar esa frase en un programa de telerealidad que presentó en el pasado y también para despedir al personal de sus empresas.

Tras la presunta violación de una niña de 12 años por parte de cascos azules en República Centroafricana —lo que se suma a otros 11 casos de abusos sexuales en ese país devastado por la guerra—, Ban obligó a renunciar al funcionario de más alto rango en la fuerza desplegada allí, el senegalés Babacar Gaye.

La destitución fue descrita como “sin precedentes” en los 70 años de historia de la ONU.

En una era pasada, los empleos en la ONU, como la mayoría de las presidencias dictatoriales del Tercer Mundo, eran de por vida, hasta que se llegaba a la edad de retiro de 60 años, que ahora se elevó a 62 y en el futuro será de 65.

Lo máximo que podía ocurrir a consecuencia de alguna infracción era que un funcionario de la ONU se retirara de modo anticipado.

El caso que mejor ejemplifica esa norma es una anécdota que circula en el foro mundial, sobre una secretaria que, furiosa con su jefe, le arrojó su máquina de escribir. Claro, esto pasó hace mucho tiempo, pero pasó porque la mujer tenía un empleo de por vida y no la podían despedir.

Sin embargo, el resultado final fue un memorando del Departamento de Recursos Humanos a todos los jefes de división de la ONU, urgiéndolos a asegurar todas las máquinas de escribir a sus escritorios.

La anécdota refleja el histórico estilo de vida profesional en los 39 pisos del edificio de cristal ubicado junto en la orilla este de Manhattan.

Ian Richards, presidente del Comité Coordinador de Sindicatos y Asociaciones de Personal Internacional (CCISUA, por sus siglas en inglés), dijo a IPS: “No puedo recordar que un diplomático fuera despedido”.

“Los casos de cese de personal son muy raros, y suelen deberse a motivos disciplinarios. Sin embargo, hubo casos en los que no se renovaron contratos, por lo general citando dificultades en el desempeño, pero que nosotros creemos han sido circunstancias abusivas. Por suerte es inusual”, dijo Richards.

[related_articles]En consultas a puertas cerradas con el Consejo de Seguridad de la ONU el jueves 13, Ban dijo estar avergonzado por las denuncias de explotación y abuso sexual por parte de cascos azules en República Centroafricana, y explicó que por eso solicitó la renuncia del general Babacar Gaye, “pese a su prolongado e ilustre servicio ante las Naciones Unidas”.

“En el caso de las misiones de paz, la responsabilidad empieza en la cima, con el representante especial del secretario general, y se extiende a cada nivel de administración y comando”, señaló.

El viernes 14, convocó a una reunión extraordinaria de sus representantes especiales, comandantes de fuerza y comisionados policiales en las 16 misiones de paz, para enviar el mensaje inequívoco de que están obligados a hacer cumplir todo el tiempo los máximos estándares de conducta para todos.

También dijo que es crucial que los países que aportan efectivos militares actúen de inmediato para designar funcionarios nacionales dedicados a realizar investigaciones, concluirlas y llevar a la justicia los perpetradores.

Es responsabilidad de ellos garantizar la justicia y comunicar a la Secretaría los resultados de sus acciones, agregó.

“Cuando la Secretaría recibe información sobre las medidas tomadas en casos sustanciados de explotación y abuso sexual, me siento frustrado por lo que parecen ser sanciones demasiado indulgentes por actos tan graves que afectan a hombres, mujeres y, demasiado a menudo, a niños y niñas”, dijo Ban.

No responsabilizar penalmente a los autores de delitos sexuales equivale a impunidad, y “es un segundo golpe a las víctimas, y una aprobación tácita de los delitos a los que con tanta dificultad intentamos poner fin”, expresó.

En cuanto a República Centroafricana, Stephane Dujarric, portavoz de la ONU, dijo que se reportaron “57 acusaciones de posible mala conducta”, incluidos 11 casos de abusos sexuales y posibles abusos sexuales desde el inicio de la misión, en abril de 2014, y que se los está investigando.

Desde la fecha de su despliegue, la Misión de Estabilización Multidimensional Integrada de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (Minusca), liderada por el destituido Gaye, viene intentando calmar las tensiones sectarias en ese país.

Más de dos años de guerra civil y violencia desplazaron a miles de personas en medio de los enfrentamientos entre la alianza musulmana Séleka y la milicia cristiana antiBalaka.

Además, el insurgente Ejército de Resistencia del Señor continúa operando el sudeste del país.

 

Editado por Kitty Stapp

 

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