Razones del rechazo al tribunal para avión derribado en Ucrania

Miembros del Consejo de Seguridad de la ONU guardan un minuto de silencio al comienzo de una sesión para considerar la creación de un tribunal especial por el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, derribado en julio de 2014 en Ucrania. La resolución para crearlo no se aprobó por el veto de Rusia. Crédito: UN Photo/Loey Felipe
Miembros del Consejo de Seguridad de la ONU guardan un minuto de silencio al comienzo de una sesión para considerar la creación de un tribunal especial por el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, derribado en julio de 2014 en Ucrania. La resolución no se adoptó por el veto de Rusia. Crédito: UN Photo/Loey Felipe

El 29 de julio, Rusia vetó un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para crear un tribunal internacional encargado de investigar el derribo del vuelo comercial MH17, de Malaysia Airlines, en el este de Ucrania en 2014, que dejó 298 personas muertas.

De los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), 11 votaron a favor de la resolución propuesta por Malasia y tres se abstuvieron: Angola, China y Venezuela.

Al vetar la iniciativa, el representante de Rusia ante el foro mundial, el embajador Vitaly Churkin, recordó que su país había reiterado que no apoyaría el tribunal “porque la resolución 2166 (de 2014) no calificó la tragedia del boeing como una amenaza a la paz y la seguridad internacional”, como rezaba el texto del último borrador.[pullquote]3[/pullquote]

Los patrocinadores de la resolución y Estados Unidos condenaron con dureza el veto de Rusia, e incluso, el canciller ucraniano Pavlo Klimkin observó: “No puede haber una razón para oponerse a esto a menos que usted sea responsable”.

Es un juicio preventivo para acusar a Rusia, que, además, ignora el principio legal básico de que se es inocente hasta que se pruebe lo contrario.

La aeronave de pasajeros de la compañía Malaysia Airlines fue derribada el 17 de julio de 2014 cuando volaba sobre una zona de guerra, donde las fuerzas armadas ucranianas combatían a las rebeldes mediante aviones militares.

Las autoridades ucranianas y sus aliados occidentales acusaron a los rebeldes de derribar el avión comercial mediante un misil tierra-aire, al parecer suministrado por Rusia. Pero Moscú niega haberles entregado sistemas de misiles, y los rebeldes lo corroboran.

Mientras, Australia, Bélgica, Holanda, Malasia y Ucrania llevan adelante una investigación penal sobre las causas de la caída del avión, pero todavía no adjudicaron ninguna responsabilidad sobre la tragedia.

Por otro lado, la Junta de Seguridad holandesa tiene previsto divulgar un informe oficial sobre las causas del hecho a fines de este año.

Es lamentable que nunca se le haya permitido a Rusia participar en esas investigaciones. Moscú reiteró las advertencias de no establecer culpables antes incluso de que terminen las evaluaciones sobre las causas de la caída del avión malasio.

A pesar del veto, Churkin señaló: “Rusia está dispuesta a colaborar en la realización de una investigación totalmente objetiva e independiente sobre las razones y las circunstancias de la caída”.

Desde el principio, la propuesta de resolución estaba destinada al fracaso por tres razones: primero, como hay investigaciones en curso, Rusia sostenía que era prematura la creación de un tribunal internacional.

Segundo, el Consejo de Seguridad aprobó el año pasado una resolución sobre este asunto; tercero, el nuevo borrador declara con astucia que el derribo trágico del avión de Malaysia Airlines es una amenaza a la paz y la seguridad internacional.

El 21 de julio de 2014, el Consejo de Seguridad adoptó por unanimidad la resolución 2166, que reclama que los responsables “rindan cuentas y que todos los estados cooperen plenamente con los esfuerzos encaminados a establecer responsabilidades”.

Por ello, fue una sorpresa que surgiera este año una nueva iniciativa similar, que además incluía la controvertida terminología de “una amenaza a la paz y la seguridad internacional”.

“Es difícil explicar cómo un episodio, que el año pasado no se consideró una amenaza a la paz y la seguridad internacional, ahora de repente se convierta en una”, se extrañó Churkin.

“Para nosotros, eso indica que sus fines políticos eran más importantes para ellos que los objetivos prácticos. Eso es lamentable”, subrayó Churkin.

Por su parte, el canciller de Rusia, Sergei Lavrov, arguyó: “la idea de crear ese tipo de tribunal es castigar a quienes Washington considera culpables”.

Además, en el capítulo VII, del artículo 39 al 51, la Carta de la ONU no prevé la creación de tribunales internacionales para investigar ese tipo de catástrofes de la aviación civil, ya sean deliberados o accidentales.[related_articles]

Además, hay antecedentes de episodios similares en la aviación civil, como la explosión del vuelo 103 de la compañía aérea estadounidense Pan American, a manos de libios en 1983, la caída del vuelo 655 de Iran Air, derribado por Estados Unidos en 1988, y el 007 de la compañía Korean Air Lines, bajado por la disuelta Unión Soviética, en 1983.

Esos ataques se investigaron de acuerdo con las normas internacionales, y el Consejo de Seguridad no se involucró en las investigaciones. Por eso, el reclamo de un tribunal internacional bajo un pretexto no es más que una iniciativa que no busca otra cosa que la confrontación.

Según las reglas y los reglamentos de la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO, en inglés), es responsabilidad de la compañía aérea (Malaysia Airlines), así como del país donde ocurrió el hecho (Ucrania) investigar lo ocurrido.

Los investigadores holandeses admitieron que la aeronave civil fue derribada cuando volaba sobre una zona en conflicto cerca de Donetsk. No solo es un requisito de ICAO, sino una reconocida práctica internacional, avisar a esa organización y a las propias aerolíneas comerciales que no usen el espacio aéreo sobre zonas de combate.

Tanto Ucrania como Malaysia Airlines no respetaron las normas más elementales. Ucrania alertó a las aerolíneas civiles de no usaran su espacio aéreo recién después de la caída del vuelo MH17, de esa compañía.

Con mi experiencia de más de 25 años en el sistema de la ONU, confío en que el foro mundial e ICAO ayuden a crear una comisión independiente de expertos en aviación internacional para realizar una investigación independiente y transparente, sin presiones políticas indebidas, para atribuir responsabilidades sobre esta grave tragedia.

Pero el tóxico partido del fútbol político, lamentablemente, arrastra esto desde hace más de un año sin un intento honesto de averiguar qué ocurrió.

Todos los países debieran enterrar su odio y sus diferencias y colaborar con las investigaciones en curso para que haya justicia para las familias de las 298 víctimas inocentes del avión derribado.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente las de IPS – Inter Press Service, ni pueden atribuírsele.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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