A pesar de la abundancia, el hambre persiste en India

Aunque es uno de los mayores productores de granos del mundo, India está rezagada en seguridad alimentaria. Casi 25 por ciento de su población pasa hambre. Crédito: Neeta Lal / IPS
Aunque es uno de los mayores productores de granos del mundo, India está rezagada en seguridad alimentaria. Casi 25 por ciento de su población pasa hambre. Crédito: Neeta Lal / IPS

En un contexto económico mundial tenso, agravado por el cambio climático y la reducción de los recursos, la seguridad alimentaria y la nutrición son un gran desafío. India, la tercera economía en magnitud de Asia y el segundo país más poblado del mundo, con 1.250 millones de personas, no es la excepción.

La Organización Mundial de la Salud define a la seguridad alimentaria como una situación en la que todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a alimentos suficientes y nutritivos para colmar sus necesidades y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y saludable. La falta de una dieta equilibrada, menos los nutrientes esenciales, se expresa en desnutrición crónica.[pullquote]3[/pullquote]

En el Índice Global del Hambre 2014 India ocupa el lugar 55 entre los 120 países con mayor hambre, incluso detrás de algunos vecinos del sur de Asia, como Nepal – en el lugar 44 – y Sri Lanka, en el 39.

A pesar de su autosuficiencia en la disponibilidad de alimentos, y siendo uno de los mayores productores de granos del mundo, cerca de 25 por ciento de la población de India pasa hambre. Un informe del Banco Mundial señala que la tasa de malnutrición entre los niños indios es casi cinco veces mayor que la de China y duplica la de África subsahariana.

¿Por qué este país no puede alimentar a sus pobres con sus abundantes recursos? Los expertos atribuyen muchas razones al déficit. Dicen que el concepto de seguridad alimentaria es un problema complejo y multidimensional que se complica aun más en el contexto de un país grande y diverso, con una abrumadora población y pobreza generalizada.

Según Shaleen Jain, de la Universidad Nacional de Derecho de Hidayatullah, la seguridad alimentaria tiene tres grandes dimensiones. La primera es la disponibilidad de los alimentos, que abarca a la producción total, incluidas las importaciones y las reservas de estabilización que se mantienen en los graneros públicos.

Le siguen el acceso a los alimentos que tiene cada persona y, en tercer lugar, la asequibilidad de la comida, o sea la capacidad de una persona de adquirir alimentos adecuados, seguros, sanos y nutritivos para satisfacer sus necesidades dietéticas.

Pawan Ahuja, ex secretario adjunto del Ministerio de Agricultura, opina que los problemas de India son el resultado principalmente de un sistema de distribución pública profundamente defectuoso, más que cualquier otra cosa.

El sector agrícola de India debe reforzar la productividad mediante la adopción de modelos de negocio eficientes y la creación de asociaciones público-privadas. Crédito: Neeta Lal / IPS
El sector agrícola de India debe reforzar la productividad mediante la adopción de modelos de negocio eficientes y la creación de asociaciones público-privadas. Crédito: Neeta Lal / IPS

“A pesar de la abundante producción de granos y hortalizas, la distribución de los alimentos a través de un sistema de distribución pública corrupto impide que los beneficios les lleguen a los pobres», asegura Ahuja.

Otros problemas son las «calamidades naturales como la lluvia excesiva, la accesibilidad del agua con fines de riego, la sequía y la erosión del suelo. Además, la falta de mejora en instalaciones agrícolas, así como la explosión demográfica, solo han empeorado las cosas”, añadió.

Para lidiar con el problema, India opera una de las mayores redes del mundo en la materia, la Ley Nacional de Seguridad Alimentaria, de 2013. El sistema es ejecutado por el Departamento de Alimentación y Distribución Pública, en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos, y proporciona raciones familiares mensuales subvencionadas a nada menos que 800 millones de personas, o 67 por ciento de la población del país.

Sin embargo, el programa ha tenido resultados dispares, y los expertos culpan a la corrupción reinante.

Para 2050 el mundo deberá alimentar a 9.000 millones de personas, que generarán una demanda de alimentos 60 por ciento mayor a la actual. La Organización de las Naciones Unidas adoptó como el segundo de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible acabar con el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria y promover la agricultura sostenible para 2030.

«Lograr estos objetivos exige abordar una serie de problemas fundamentales, desde la paridad entre los géneros y el envejecimiento demográfico al desarrollo de habilidades y el calentamiento global», razonó el economista Sumit Bose.

El sector agrícola debe reforzar la productividad mediante la adopción de modelos de negocio eficientes y la creación de asociaciones público-privadas, agregó. También son clave las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso del agua y los residuos.[related_articles]

Para promover la seguridad alimentaria, India también colabora con la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que no solo ejecuta proyectos de desarrollo en el país, sino que también aporta conocimientos, lo que agrega valor a las tecnologías y los enfoques existentes.

También se abordan de forma prioritaria problemas como los medios de vida y el acceso a la alimentación de las comunidades más pobres, la sostenibilidad del agua y los recursos naturales y la salud de la tierra. La idea, dicen los expertos, es aumentar la cooperación multilateral de India en ámbitos como las plagas y enfermedades transfronterizas, la producción ganadera, la gestión de la pesca, la seguridad alimentaria y el cambio climático.

La FAO también proporciona asistencia técnica y creación de capacidad para permitir la transferencia de mejores prácticas, así como lecciones aprendidas de otros países para luego aplicarlas en la agricultura india.

Mediante el fortalecimiento de la resiliencia de los pequeños agricultores se puede lograr la seguridad alimentaria para la población mundial y al mismo tiempo limitar las emisiones de carbono.

«La producción de alimentos de manera sostenible significa la adopción de prácticas que produzcan más con menos en la misma superficie de tierra y con un uso prudente de los recursos naturales», aconseja Bose.

«También significa reducir las pérdidas de alimentos antes de la fase del producto final o de comercio minorista mediante una serie de iniciativas que incluyen una mejor cosecha, almacenamiento, embalaje, transporte, infraestructura, mecanismos de mercado, así como los marcos institucionales y legales”, recomendó.

Traducido por Álvaro Queiruga

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