África apuesta a un bioproducto contra las mortales aflatoxinas

Agricultores aplican Aflasafe en cultivos de maní. Crédito: Cortesía de Aflasafe.com
Agricultores aplican Aflasafe en cultivos de maní. Crédito: Cortesía de Aflasafe.com

Entre las substancias que contaminan los alimentos, las aflatoxinas son de las más letales. Entre 2004 y 2007, el maíz contaminado dejó casi 200 personas muertas en Kenia, cientos más hospitalizadas y debieron descartarse millones de sacos.

Alrededor de entre 25 y 60 por ciento del maíz, un producto básico en muchos países africanos, contiene un alto grado de aflatoxinas en Nigeria, alertó el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA). Esa toxina eleva el riesgo de cáncer de hígado, debilita el sistema inmunológico y retrasa el crecimiento de niñas y niños y puede causar la muerte.

Son sumamente peligrosas y, sin embargo, nada populares. Pero ahora el Aflasafe, un producto de biocontrol fabricado en África, combate su toxicidad y lleva esperanzas a las millones de personas que en continente dependen de cultivos vulnerables como el maíz.

“Las aflatoxinas son de las sustancias más cancerígenas. Pero en los cuatro años que llevamos trabajando con agricultores, hemos obtenido grandes resultados con el Aflasafe”, indicó Adebowale Akande, encargado del proyecto de IITA que desarrolló el bioproducto.

Un período de prueba de cuatro años con Aflasafe en Nigeria arrojó una impresionante reducción de aflatoxinas de entre 80 y 90 por ciento. “Coincidirá conmigo que cuatro años son suficientes para saber si algo funciona o no”, subrayó.

La contaminación con aflatoxinas es un problema mundial. Los países ricos analizan los cultivos y destruyen los alimentos que superan el límite regulado, pero la falta de control y la poca conciencia existente en las naciones en desarrollo deja a miles de millones de personas vulnerables a ese compuesto tóxico.

El Centro para el Control de Enfermedades, con sede en Estados Unidos, estima que 4.500 millones de personas pueden estar expuestas en los países en desarrollo a las aflatoxinas de forma crónica.

Las toxinas contaminan los productos básicos de la dieta africana, como el maíz, el maní y el arroz, ya sea en la tierra como en los graneros.

Los países en latitudes entre 40 grados norte y 40 grados sur, que abarca todo el continente africano, son susceptibles de esta contaminación, según Partnership for Aflatoxin Control in Africa (PACA, acrónimo inglés de asociación para el control de las aflatoxinas en África), un organismo de la Unión Africana (UA).

Control de calidad en la producción de Aflasafe tras el cultivo y el secado. Crédito: Cortesía de Aflasafe.com
Control de calidad en la producción de Aflasafe tras el cultivo y el secado. Crédito: Cortesía de Aflasafe.com

Además de las consecuencias negativas para la salud, las aflatoxinas tienen un grave impacto en la economía.

“El impacto económico directo de la contaminación con aflatoxinas en los cultivos se debe principalmente a la reducción de la producción apta para comerciar,  a la pérdida de valor de los mercados nacionales, a la inadmisibilidad o el rechazo de productos en el mercado internacional y las pérdidas por la pérdida de ganado y la consiguiente morbilidad y mortalidad”, detalla un informe elaborado por PACA en 2015.

Mecanismo de inserción

El Aflasafe evita el desarrollo del Aspergillus, el género de hongo que produce las aflatoxinas, al estimular el crecimiento de grandes cantidades de una especie no dañina.

El bioproducto desarrollado durante una década gracias a la colaboración del IITA, del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, de la Universidad de Bonn y de la nigeriana Universidad de Ibadán, se aplica a mano en el suelo entre dos y tres semanas antes de la floración del cultivo.

Por ahora solo funciona para el maíz y el maní, y continúan las investigaciones para aplicarlo a otros productos.

En dos o tres días después de su aplicación, la cepa antitoxigénica del hongo se desarrolla rápidamente en el cultivo, lo coloniza e impide que se desarrolle la cepa tóxica. Así se puede eliminar más de 90 por ciento de las aflatoxinas.

Pero todavía quedan desafíos por superar. La falta de conciencia sobre los peligros de las aflatoxinas hace que no se reclamen productos libres de toxicidad. Además, la mala regulación restringe las inversiones para controlarlas.

El IITA creó el mecanismo de inserción para expandir el uso de Aflasafe mediante incentivos económicos y técnicos para pequeños agricultores, que trabajan en grupos a través de intermediarios, llamados implementadores. Incluye pagos por unidad, en función del número de kilogramos de maíz tratados con el producto.

Los pagos premium, que equivalen a 18,75 dólares, se efectúan por cada tonelada de maíz con un gran contenido de Aflasafe, entregado en puntos de recolección designados. Eso corresponde a una tasa premium de entre cinco y 13 por ciento, dependiendo del precio actual del maíz.

El mecanismo de inserción comenzó en 2012 en Nigeria, con cuatro implementadores y 1.000 agricultores. En 2016, el número había aumentado a 25 implementadores y 15.000 agricultores, indicó Akande.

Abubakar Yambab es uno de los beneficiarios. En Abaji, uno de los barrios de Abuya, donde vive, este agricultor de 43 años tiene 1,5 hectáreas cultivadas con maíz. La primera vez que usó Aflasafe fue en 2015 y su producción mejoró en cantidad y calidad, aseguró a IPS.[related_articles]

“Tuvo un efecto multiplicador”, indicó.

“Elimina las partículas de colores (aflatoxinas) que notábamos en el maíz cosechado y no creo que ahora pueda cultivar maíz sin Aflasafe”, observó Yambab, quien señaló que recibe fertilizantes subsidiados, equipamiento, tractores y productos químicos del IITA. Además contó que gracias a su trabajo puede alimentar a sus seis hijos y dos esposas, además de terminar la construcción de una vivienda de material.

Recibir un pago premium por el maíz con contenido reducido en aflatoxinas trae beneficios a los agricultores, a pesar de la inversión en la tecnología del Aflasafe.

IITA señaló que en el primer año de prueba, los agricultores tuvieron un precio de venta 13 por ciento por encima al del mercado, es una rentabilidad de 210 por ciento. En 2015, el precio de venta promedio fue de 15 por ciento por encima, es decir una rentabilidad de 524 por ciento.

Comercialización

Nigeria fue elegido como sitio de prueba para el Aflasafe porque es el mayor productor y consumidor de maíz en África subsahariana y hasta 60 por ciento del cultivo estaba contaminado. Este país es por ahora el único en desarrollo en el que el Aflasafe está listo para que lo usen los agricultores.

Hay una fábrica que produce cinco toneladas de Aflasafe por ahora, en la sede de IITA, en la ciudad nigeriana de Ibadán, y se construye otra en Kenia y una tercera en Senegal.

El instituto también trabaja en la transferencia de tecnología para que las compañías puedan producir y distribuir Aflasafe a millones de agricultores en África subsahariana.

“Está previsto cubrir unas 500.000 hectáreas en 11 países, donde pronto se registrará el Aflasafe”, informó Matieyedou Konlambigue, responsable del Poryecto de Comercialización y Transferencia de la Tecnología Aflasafe, en la presentación de la iniciativa el 1 de este mes en Ibadán.

Los países previstos son Burkina Faso, Ghana, Kenia, Malawi, Mozambique, Nigeria, Senegal, Tanzania, Gambia, Uganda y Zambia, precisó Konlambigue, según la Agencia de Noticias de Nigeria. El proyecto se extenderá de 2016 a 2020.

Yambab dijo que recomendará el uso de Aflasafe a otros agricultores. “Si todos los del territorio de la capital federal lo usamos, mejorará realmente la calidad de los productos alimentarios de la zona”, opinó.

Traducido por Verónica Firme

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