Polémica investigación reabre heridas en Polonia

El expresidente Lech Kaczyński en una conferencia sobre energía, tres años antes de su muerte. Crédito: Archivo de la Cancillería de la Presidencia de Polonia / Licencia GNU
El expresidente Lech Kaczyński en una conferencia sobre energía, tres años antes de su muerte. Crédito: Archivo de la Cancillería de la Presidencia de Polonia / Licencia GNU

El gobierno de Polonia estaría convirtiendo la investigación de una catástrofe aérea, en la que murieron el expresidente Lech Kaczynski y otras autoridades, en un macabro espectáculo para sacar rédito político, afirman sus detractores.

En este país católico con un fuerte culto a los muertos, el gobierno del partido Ley y Justicia quiere exhumar los cadáveres de las 96 personas que murieron el 10 de abril de 2010 en lo que entonces fue considerado un accidente de aviación. Los restos del expresidente Kaczyński y su esposa María fueron exhumados el 14 de noviembre.[pullquote]3[/pullquote]

El avión estatal Tupolev cayó en la ciudad rusa de Smolensk mientras llevaba al expresidente y a altas figuras militares y políticas polacas a Rusia para conmemorar el 70 aniversario de la masacre de Katyn, en la que más de 20.000 soldados e intelectuales polacos fueron asesinados por la policía secreta estalinista durante la segunda guerra mundial.

Una investigación realizada por el gobierno anterior – del partido de centroderecha Plataforma Cívica – concluyó que la catástrofe había sido un accidente provocado por las condiciones climáticas adversas y errores de los pilotos.

Pero Jaroslaw Kaczyński, líder de Ley y Justicia y hermano gemelo de Lech, no opina lo mismo. «La única interpretación que aclara todo es la del asesinato. Si no es 100 por ciento seguro, entonces es 99 por ciento», declaró, citado por el portal en internet natemat.pl.

Victimización

Desde que los gemelos Kaczynski fundaron el partido en 2001, Ley y Justicia ha sido un contrapeso al rumbo proeuropeo y liberal que tomó la transición poscomunista polaca. El partido es euroescéptico y nacionalista, católico y conservador en asuntos sociales, y defiende una economía estatista. Apunta a los electores excluidos por la transición al capitalismo.

Para reforzar su apoyo político, Ley y Justicia se basó en una visión de una Polonia perseguida por enemigos extranjeros – especialmente Rusia y Alemania – y de los polacos como víctimas de las élites políticas en su propio país, por una presunta alianza entre comunistas y liberales.

La tragedia de Smolensk ocurrió al comienzo de la campaña para las elecciones presidenciales de 2010, en las que el entonces presidente Lech Kaczynski se enfrentaba a Bronislaw Komorowski, de Plataforma Cívica.

La catástrofe fue aprovechada por la campaña de Ley y Justicia para satisfacer sus propias necesidades. Lech Kaczyński, afirmaba el partido, fue un héroe nacional que cayó víctima de una alianza entre sus enemigos extranjeros y nacionales, como les había sucedido a los polacos muchas veces antes.

Ley y Justicia pasó los cuatro años siguientes en la oposición fomentando el culto de Smolensk, que contribuyó a su victoria en los comicios de 2015. El partido organizó eventos conmemorativos mensuales y su mensaje fue repetido por la Iglesia Católica y su influyente imperio mediático liderado por Radio Maryja.

Según una encuesta realizada en octubre por la empresa Ipsos, 27 por ciento de los polacos cree que Smolensk no fue un accidente, un porcentaje al menos dos veces superior que hace cinco años.

La versión que esgrime Ley y Justicia del accidente aéreo resonó con los polacos que «se sienten infelices en sus vidas por diferentes razones», según Ireneusz Krzeminski, del Instituto de Sociología de la Universidad de Varsovia.

El sentimiento de injusticia percibida fue terreno fértil para el discurso de Ley y Justicia sobre una Polonia martirizada por sus enemigos, añadió el sociólogo. El resultado fue el odio hacia presuntos enemigos, especialmente hacia Rusia y Plataforma Cívica.

Escalada

Desde que llegó al poder en 2015, Ley y Justicia redobló la instrumentalización de la historia polaca. Krzeminski asegura que ahora se le da más importancia a la conmemoración de acontecimientos históricos en los que los polacos han sufrido, como el levantamiento de 1944 contra la ocupación alemana en Varsovia.

Los programas escolares se modificaron para darles más importancia a los episodios traumáticos. Krzeminski argumenta que Ley y Justicia mantiene a los polacos «en estado de duelo permanente» porque eso le genera apoyo al partido.

El énfasis en la tragedia de Smolensk equivale a una distracción útil de los problemas socioeconómicos. Ley y Justicia sigue siendo popular entre sus votantes debido a medidas como los subsidios para familias con hijos o la baja de la edad de jubilación, pero la economía está rezagada este año y la inversión extranjera va en descenso.

¿Pasándose de raya?

En este país con fuerte culto a los muertos, desenterrar cuerpos y examinarlos viola el mayor de los tabúes.

«La exhumación (planificada) de mi esposa representa para mí un gran trauma y dolor», exclamó Pawel Deresz, cuya esposa, la abogada y política Jolanta Szymanek-Deresz, murió en el accidente.

En noviembre, Izabella Sariusz-Skąpska, hija de la víctima de Smolensk Andrzej Sariusz-Skąpski, publicó una carta abierta al presidente Andrzej Duda, pidiéndole que se suspendan las exhumaciones.

«Estamos solos e indefensos contra este acto despiadado y cruel. Nuestros seres amados serán arrancados de sus tumbas a pesar del tabú sagrado de no molestar a los muertos», escribió Sariusz-Skąpska en la carta firmada por 238 familiares de 17 de las víctimas de Smolensk.[related_articles]

Otras familias, sin embargo, quieren que a sus seres queridos se les brinde un entierro adecuado. En seis de las nueve exhumaciones realizadas por el gobierno anterior surgieron pruebas de que las autoridades rusas habían confundido los restos o los ataúdes en el caos posterior al accidente. Otros comparten las sospechas del gobierno de que la tragedia no fue un accidente.

«Esta catástrofe… al principio nos unió en el luto [y] más tarde se convirtió en una herramienta en la lucha política entre Ley y Justicia y Plataforma Cívica», opinó Barbara Nowacka, cuya madre Izabela Jaruga-Nowacka, exviceprimera ministra, murió en Smolensk.

«Lo más difícil para mí es que ahora Smolensk se ha convertido en una especie de religión para algunos partidarios acérrimos de Ley y Justicia, que harían cualquier cosa por demostrar que se trató de algo más que un accidente de avión», dijo Nowacka.

«Y por otro lado, la mayor parte de la sociedad se está cansando del tema o pretende deshacerse de él convirtiéndolo en una broma, lo cual es doloroso», añadió.

La encuesta de Ipsos en octubre concluyó que solo 10 por ciento de los polacos están a favor de las exhumaciones.

El gobierno avanza con cuidado y ha buscado el respaldo oficial de la poderosa Iglesia Católica polaca. La exhumación de los restos de Lech y Maria Kaczyński fue acompañada por una misa religiosa.

Sin embargo, la Iglesia Católica advirtió que Smolensk no debería ser explotado con fines políticos y algunos sacerdotes objetaron la situación en público.

El gobierno quiere desenterrar todos los cuerpos para finales de 2017, pero la investigación podría durar años.

Traducido por Álvaro Queiruga

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