Protestar en Etiopía es causa de muerte

Banderas nacionales etíopes y banderas regionales de Amhara a lo largo del puente sobre el Nilo Azul en la ciudad de Bahir Dar, donde una marcha pacífica fue reprimida por las autoridades de Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS
Banderas nacionales etíopes y banderas regionales de Amhara a lo largo del puente sobre el Nilo Azul en la ciudad de Bahir Dar, donde una marcha pacífica fue reprimida por las autoridades de Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS

En esta ciudad del noreste de Etiopía los autos transitan por un puente sobre el Nilo Azul que también fue el lugar donde se desplazó una enorme pero pacífica marcha de protesta que fue recibida con balas por las autoridades, lo que provocó la muerte de 52 personas. 

Los hechos cruentos, sucedidos en agosto en la ciudad de Bahir Dar, e incidentes similares en la localidad de Gonder, indicaron la propagación de las protestas originales de la región de Oromo a Amhara, la segunda región más poblada de Etiopía.[pullquote]3[/pullquote]

El 9 de octubre, después de nuevos disturbios, el gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE) declaró el estado de emergencia durante seis meses, que luego se extendió a finales de marzo por cuatro meses más.

Ahora las tiendas están abiertas y las calles están ajetreadas, luego de meses en que las ciudades estuvieron patrulladas por militares y la vida cotidiana se detuvo mientras la población local cerró sus negocios en un gesto de resistencia pasiva.

Sin embargo, es evidente que el descontento no disminuyó. La frustración sigue en pie ante lo que muchos consideran la descarada represión gubernamental. Pero casi todos reconocen que, por ahora, con el estado de emergencia, no hay mucho más que puedan hacer.

Durante la Pascua, «la gente reza aun más y se pregunta, ¿dónde estás Dios? ¿Olvidaste a esta tierra?», señala Stefanos, que trabaja en el sector turístico de Gonder y no quiso dar su nombre por temor a ser arrestado.

«Como la gente no puede protestar, reza más que nunca», añadió.

«Alguien viene y te dice que es del Puesto de Mando y simplemente te ordena que vayas con ellos. No tienes más opción que obedecer. Nadie tiene la vida asegurada», se queja Dawit, otro empleado del sector turístico de Gonder, donde cientos de habitantes fueron detenidos.

Mendigos piden limosna fuera de las iglesias de Gonder, Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS
Mendigos piden limosna fuera de las iglesias de Gonder, Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS

«El régimen encarceló, torturó y abusó a más de 20.000 jóvenes y mató a cientos más para restablecer la apariencia de orden», afirmó Alemante Selassie, profesor de derecho y analista de Etiopía en la estadounidense  Universidad William and Mary.

«La represión es el medio menos eficaz para crear un orden real en cualquier sociedad en la que haya una violación fundamental de la confianza entre las personas y sus gobernantes», observó.

«¿Si matas a tu propia gente cómo puedes ser soldado? Eres un terrorista», aseguró Tesfaye, de 32 años y oriundo de Gonder, mientras mastica hojas de khat, una planta estimulante.

Algunos afirman que el estado de emergencia tuvo otros impactos psicológicos.

«Continúa el miedo y la desconfianza del pueblo hacia el régimen (gobernante). Continúa la pérdida de esperanza por una forma mejor de gobierno que respete los derechos humanos básicos de los etíopes», manifestó Tewodrose Tirfe, de la Asociación Amhara de Estados Unidos.

Para muchos, los recuerdos de lo que sucedió durante las protestas de agosto siguen frescos, especialmente para los residentes de Bahir Dar.

Decenas de miles de personas se reunieron en el centro de la ciudad el 7 de agosto para marchar por la carretera principal de la ciudad hacia el Nilo Azul, con hojas de palmeras y otras plantas como símbolos de paz.

Después de cruzar el puente, «las fuerzas de seguridad repentinamente salieron de los edificios y dispararon contra la marcha sin ninguna razón. Estaban esperando una excusa para disparar», denunció un sacerdote etíope, que habló con condición de anonimato.

Se calcula que ese día murieron 27 personas, pero la cifra había subido a 52 al final de la semana. Un total de 227 civiles han muerto durante los disturbios en la región de Amhara, según cifras del gobierno, mientras que otros afirman que la mortandad es mucho mayor.

«Dos personas a mi derecha cayeron muertas», según Haile, de 23 años, uno de los manifestantes ese día. «Uno había recibido un disparo en la cabeza, el otro en el corazón», aseguró.

Ese tipo de violencia no tenía precedentes en Bahir Dar, una concurrida ciudad turística, conocido por su lago tranquilo y su ambiente relajado. «La ciudad entró en shock durante meses», destacó el sacerdote etíope.

Pero a medida que pasan los meses se ha recuperado la normalidad.

«La gente está cansada de los líos y quiere seguir adelante con sus vidas», sostiene Tesfaye, un operador turístico. «Pero en un par de años, quién sabe», agrega.

La pobreza es más intensa más allá de las calles principales de Gonder, Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS
La pobreza es más intensa más allá de las calles principales de Gonder, Etiopía. Crédito: James Jeffrey / IPS

Muchos critican al gobierno por no resolver la creciente tensión étnica ni las fricciones estructurales a largo plazo entre la constitución federal de Etiopía y el modelo estatal de desarrollo centralista que se da en la práctica.

«Hace tres años fui a la universidad y a nadie le importaba de donde eras. Ahora los estudiantes de Amhara y de Tigray están peleando entre sí», dice Haile, un ingeniero de telecomunicaciones en Bahir Dar.

«El federalismo es bueno y malo», opina su amigo Joseph, que es mitad tigray y mitad amhara. «Etiopía tiene muchos grupos diferentes, orgullosos de sus idiomas y culturas. Pero (por otro lado) aunque mi padre es tigray, no puedo ir a trabajar en Tigray porque no hablo” el idioma local, expresó.

“Este gobierno ha mantenido al país unido, si desapareciera seríamos como Somalia. La oposición lo único que hace es protestar, protestar, no puede hacer nada más», afirmó José.

Encontrar una opinión similar en Gonder es mucho más difícil.

«El gobierno tiene una oportunidad para la paz, pero no tiene la capacidad mental para lograrlo. Si las protestas se repiten, van a ser peores», auguró el guía turístico Teklemariam.

Según los habitantes de Gonder, las luchas de agricultores armados contra las fuerzas de seguridad etíopes persisten desde hace meses.

«Vi a decenas de soldados en el hospital de Gonder con heridas de bala y cuchillo», afirmó Henok, una estudiante de enfermería, que participó en las protestas. «El gobierno controla las zonas urbanas, pero no las rurales», explicó.

Hombres jóvenes como Henok hablan con pasión del coronel Demeke Zewudud, un miembro clave de la resistencia de Amhara arrestado por el gobierno en 2016, y más aun de Gobe Malke, uno de los líderes de la insurrección campesina que fue asesinado en febrero.

«Si el gobierno quiere una forma verdadera y real de estabilización, entonces debe permitir una forma verdadera de gobierno representativo para que todas las personas tengan la representación que necesitan y merecen. Pero la preocupación del FDRPE es la percepción de la comunidad internacional , para que puedan seguir recibiendo y haciendo un mal uso de la ayuda extranjera», según Tewodrose.

Traducido por Álvaro Queiruga

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