Menores inmigrantes en Italia podrían ser víctimas de trata

La redistribución de solicitantes de asilo llegados a Italia y Grecia, el principal lugar de arribo de inmigrantes que se dirigen a Europa, se interrumpió principalmente por la oposición a las cuotas de refugiados de algunos miembros de la Unión Europea. Crédito: Ilaria Vechi/IPS.
La redistribución de solicitantes de asilo llegados a Italia y Grecia, el principal lugar de arribo de inmigrantes que se dirigen a Europa, se interrumpió principalmente por la oposición a las cuotas de refugiados de algunos miembros de la Unión Europea. Crédito: Ilaria Vechi/IPS.

Miles de menores inmigrantes alojados en centros de recepción al llegar a Italia, como primer paso para su identificación y posterior reubicación en otras instalaciones para solicitantes de asilo, no se pueden localizar y se teme que sean víctimas de tráfico y trata de personas.

El informe “Pequeños esclavos invisibles, 2018”, publicado en la primera semana de este mes por la organización no gubernamental Save the Children, señala que 4.750 menores de edad, quienes habían llegado a Italia antes de mayo, no se pueden rastrear.

Una vez que escapan de las instalaciones, su situación de gran vulnerabilidad, sin dinero, sin hablar el idioma y con traumas dejados por la travesía hasta Italia, los deja a merced de traficantes y explotadores.

Muchos de ellos terminan en redes de explotación sexual, trabajo forzoso y esclavitud.

Save the Children informó que a algunas niñas las obligan a mantener sexo para sobrevivir, a prostituirse para pagarle a los barqueros que las cruzan por la frontera italiana o para comer y tener un lugar donde dormir.

“Me fui de Nigeria con un amigo y cuando llegamos a Sabha (Libia), nos detuvieron”, relató Blessing, una de las víctimas, a Save the Children.

“Me quedé ahí tres meses y luego me fui a Trípoli. Durante ocho interminables meses, me obligaron a prostituirme a cambio de alimentos”, añadió.

Su pesadilla continuó en Italia, donde un compatriota la explotó sexualmente. Finalmente, logró ingresar a un programa de protección gracias a Save the Children, pero el suyo es un caso raro de rescate, pues muchos están en situación de esclavitud sin salida a la vista.

Según testimonios recogidos por la organización, los menores abandonan las instalaciones de recepción porque consideran que los procesos para ingresar al sistema de protección infantil es una demora inútil para lograr la autonomía económica que ansían, y suelen irse unos pocos días después de su identificación.

Eso viene ocurriendo en mayor medida en el sur de Italia.

Según el informe, “el flujo de menores que pasan por Italia para llegar al norte de Europa es, por su propia naturaleza, difícil de cuantificar”, aunque señala que de enero a marzo pasaron por este país entre 22 y 31 por ciento de todos los migrantes que atraviesan el territorio.

Los menores proceden principalmente de Eritrea, 14 por ciento, Somalia, 13 por ciento, Afganistán, 10 por ciento, Egipto, nueve por ciento, y Túnez, ocho por ciento.

“El hecho de que el programa de reubicación de la Unión Europea (UE) se interrumpiera en septiembre de 2017, contribuyó en gran medida a que los menores en tránsito se vieran obligados a volver a entregarse a los traficantes o a arriesgar sus propias vidas cruzando fronteras, como sigue ocurriendo para los que atraviesan la frontera norte de Italia con el fin de llegar al norte de Europa”, explicó Roberta Petrillo, del Departamento de Protección Infantil de Save the Children, en diálogo con IPS.

La redistribución de solicitantes de asilo de Italia y Grecia, los principales lugares de arribo de inmigrantes a Europa, se interrumpió principalmente por la oposición a las cuotas de refugiados de Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría.

El plan inicial de la UE ofrecía la reubicación de 160.000 refugiados de Italia y Grecia en otros países europeos en un plazo de dos años.

Hasta mayo se reubicaron 12.690 y 21.999 inmigrantes de Italia y Grecia, respectivamente. Hasta la fecha, República Checa aceptó solo 12, Eslovaquia, 16, y Hungría y Polonia, ninguno.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Walk Free, en colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), casi 10 millones de niñas, niños y jóvenes fueron víctimas de esclavitud, vendidos y explotados en todo el mundo, principalmente con fines sexuales y de trabajo en 2016.

Los menores representan 25 por ciento de las más de 40 millones de personas víctimas de tráfico, de las cuales más de siete en 10 son mujeres y niñas.

Según datos de la OIT, casi un millón de víctimas de explotación sexual en 2016 eran menores de edad; y entre 2012 y 2016, 152 millones de niños y niñas entre cinco y 17 años sufrían varias formas de trabajo infantil.[related_articles]

Más de la mitad de esas actividades eran especialmente peligrosas para su salud.

“Cuando hablamos de datos de este tipo debemos ser muy cuidadosos porque hablamos de números que solo se refieren a la emergencia del fenómeno, sin controlar los datos sumergidos”, añadió Petrillo.

Hubo 30.146 víctimas de tráfico y explotación registradas en 2016 en los 28 países de la UE, de los cuales 1.000 eran menores de edad.

Pero según datos de la OIT, 3,6 millones de personas en Europa estarían en situación de esclavitud.

Según la organización Alabama Human Trafficking Task Force, el tráfico de personas es la segunda actividad criminal del mundo, después del narcotráfico, y se estima que moviliza unos 32.000 millones de dólares al año.

Las principales víctimas

Las niñas nigerianas y rumanas son las principales víctimas de las redes de tráfico y trata de personas.

Según Save the Children, para la travesía que las lleva hasta Italia, las niñas nigerianas contraen una deuda de entre 20.000 y 50.000 euros (entre 23.000 y casi 58.000 dólares) que solo pueden aspirar a saldar si se prostituyen.

Como sus pares de Rumania, entran en un mecanismo de explotación sexual del que no pueden salirse fácilmente.

Las nigerianas escapan principalmente por cuestiones de seguridad y la inestabilidad política, en cambio las rumanas huyen por su total falta de oportunidades y de autonomía económica.

Según el informe de Save the Children, en 2017, unas 200 menores víctimas de trata y explotación ingresaron en programas de protección infantil. La mayoría, 196, eran nigerianas de entre 16 y 17 años.

Además, casi la mitad fueron víctimas de explotación sexual.

El portavoz del capítulo italiano de Amnistía Internacional, Riccardo Noury, dijo a IPS que a los hombres inmigrantes los recibían con los brazos abiertos porque servían para trabajar en condiciones de serviles.

Pero a las mujeres las recibían solo porque las podían prostituir.

“Al no garantizar un camino legal y seguro para quienes huyen de guerras y persecusión, ni organizar ni reconocer la presencia de trabajadores inmigrantes, solo le hacemos un favor a las organizaciones criminales, que hacen verdaderas fortunas traficando seres humanos”, explicó Noury.

“El marco legal italiano y de la UE es sólido y bueno”, afirmó Petrillo, pero alertó: “lo que se necesita es una intervención unitaria que vincule estrechamente la realidad de la lucha contra el tráfico con la de los menores en tránsito. Y tenemos que poder garantizar la protección universal de las víctimas”.

Traducción: Verónica Firme

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