Prácticas menstruales seguras son importantes para el desarrollo de Bangladesh

Gran cantidad de niñas y adolescentes de Bangladesh dijeron que se sentían incómodas de ir a la escuela o de viajar durante su período menstrual. Crédito: Shafiqul Alam Kiron/IPS
Gran cantidad de niñas y adolescentes de Bangladesh dijeron que se sentían incómodas de ir a la escuela o de viajar durante su período menstrual. Crédito: Shafiqul Alam Kiron/IPS

La menstruación continúa siendo algo vergonzoso en muchas comunidades de Bangladesh, pero una organización ha asumido el desafío de garantizar que el período se convierta en algo seguro para todas las mujeres en el país.

La mitad de los aproximadamente 4.000 millones de mujeres en todo el mundo están en edad reproductiva. Para estas mujeres y niñas, la menstruación es una realidad mensual natural.

Sin embargo, la falta de conocimiento y acceso a productos o instalaciones básicos de salud e higiene ha convertido esta realidad en una barrera en el país asiático de 167 millones de personas.

«La menstruación no es un tema que se aborde abiertamente en la sociedad de Bangladesh debido a las creencias culturales y las normas sociales relacionadas con el cuerpo y la sangre», dijo a IPS el director ejecutivo del Centro de Investigación e Información (CRI, en inglés), Sabbir Bin Shams.

«La falta de conciencia,  la educación inadecuada y las restricciones económicas llevan a un aumento del comportamiento» conservador, «que finalmente impide el mejoramiento del estilo de vida de las niñas y adolescentes», agregó.

Aproximadamente 95 por ciento de las mujeres en Bangladesh no usan toallas sanitarias porque no están disponibles o no son asequibles para ellas. En cambio, las mujeres y las niñas a menudo usan trapos viejos y cáscara de arena que frecuentemente les causa problemas graves de salud reproductiva, como infecciones del área reproductiva y cáncer cervical.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer cervical es el segundo tipo de cáncer más común en entre las mujeres de Bangladesh, con aproximadamente 12.000 casos nuevos detectados cada año y más de 6.000 mujeres muertas debido a la gravedad de la enfermedad.

Kamrun Nesa Mira lo vivió en primera persona cuando visitó una remota isla fluvial en Bangladesh. El período le llegó repentinamente y no logró encontrar una tienda donde vendieran toallas higiénicas, así que habló con una mujer local que le regaló lo que tenía: un pedazo de tela vieja.

Mira tomó el tejido como una experiencia y una situación temporal, pero se sorprendió y preocupó cuando la mujer le dijo que cubriera la tela con arena, lo que le hizo darse cuenta de que muchas mujeres rurales no viven su menstruación en condiciones seguras.

Mientras visitaba una escuela cercana, Mira también descubrió que muchas niñas no van a la escuela mientras tienen su período.

De hecho, 95 por ciento de las niñas y adolescentes le contaron que se sentían incómodas de ir a la escuela o viajar durante los días en que menstrúan, por el dolor abdominal y al miedo a que se fugue el sangrado de los trapos que usan.

Aquella experiencia llevó a Mira a ayudar a establecer la Fundación All for One (Todos para Uno), que promueve prácticas adecuadas de higiene y brinda acceso a productos sanitarios asequibles.

“Algo natural como la menstruación no puede ser la barrera para la educación femenina y la esperanza de vida. En ese contexto, las actividades de sensibilización de la Fundación All for One, dirigida por jóvenes, para educar a las niñas y mujeres de las comunidades desfavorecidas acerca de las prácticas menstruales seguras son importantes para el progreso de Bangladesh”, dijo Shams.

La organización proporciona educación sobre higiene menstrual no solo a las niñas, con el fin de prepararlas para su primer período, sino también a los estudiantes varones y padres para ayudar a romper los tabúes culturales en torno a la menstruación.

«No puedes cambiar la vida de una persona por completo, pero al menos puedes guiarla en la dirección en la que puede transformar la suya», dijo Mira.

En la lucha por hacer que las toallas sanitarias sean más asequibles, la Fundación All for One descubrió que esas compresas se consideran productos de «lujo» y tienen un impuesto a las ventas de 45 por ciento.

Esto significa que un paquete de entre ocho y 10 toallas sanitarias cuenta cuesta entre 75 y 140 takas (entre 85 centavos de dólar y 1,7 dólares). Un trabajador en el sector del té gana unos 85 takas por día, lo que da idea del costo que representa para muchas mujeres adquirir ese producto higiénico.

Por ello, la Fundación y otras organizaciones sensibilizadas sobre la importancia del problema para la salud y bienestar de las mujeres, presionan para la eliminación a nivel nacional de los impuestos a los productos higiénicos vinculados a la menstruación.

“Las toallas sanitarias aseguran una menstruación segura. La higiene menstrual es un derecho básico. La menstruación es una condición de salud y no una enfermedad. Y por lo tanto, la menstruación segura debe ser accesible para todas las mujeres «, asegura la Fundación All for One en su página digital.

Si bien la iniciativa es aún pequeña, su alcance está en pleno crecimiento.

«Si las organizaciones y las personas jóvenes desempeñan un papel más activo y constructivo en la creación de conciencia, las normas y prácticas sociales pueden modificarse gradualmente y esto puede llevar a Bangladesh a convertirse en una nación inclusiva», dijo Shams a IPS.

Young Bangla, la plataforma juvenil más grande de Bangladesh, reconoció la destacada contribución a la sociedad y otorgó a la Fundación All for One el Premio Joy Bangla a la Juventud en 2018.

 

TR:EG

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