Las madres en EEUU se están muriendo: ¿qué se hace para evitarlo?

La tasa de mortalidad materna en Estados Unidos es la más alta de todos los países industrializados, y está aumentando. Estados Unidos es actualmente el lugar más peligroso para dar a luz en el llamado mundo desarrollado.

Pocas o ninguna de esas muertes maternas obedecen a una mala gestión médica. En el centro de las elevadas tasas de mortalidad materna están los problemas de acceso y coordinación de la atención de salud, así como las desigualdades en los recursos para esa atención y en los servicios sociales de este país norteamericano.

Las mujeres pertenecientes a las minorías, particularmente aquellas que enfrentan desafíos socioeconómicos, son las principales víctimas detrás de estas estadísticas: a nivel nacional, las mujeres afroamericanas tienen tres o cuatro veces más probabilidades de morir a causa del parto que las mujeres blancas no hispanas.

Medios de comunicación con gran peso como The New York Times, USA Today, NPR y otros han resaltado el problema de la mortalidad materna y han llamado a la acción mientras que ciudades como Washington DC han respondido al llamado implementando grupos de trabajo sobre mortalidad materna.

Estos grupos de trabajo han llegado a la misma conclusión: las causas que afectan a las muertes relacionadas con el embarazo no son hilos separados, sino una red. Poe ello, estos factores sociales, económicos, de comportamiento y genéticos que se superponen no pueden ser abordados por compartimentos separados, para hacerlo de manera adecuada.

Hay muchos que han reconocido este problema desde hace tiempo, y algunos que han estado comprometiendo activamente recursos para crear soluciones. Han puesto la energía, el tiempo y el capital en la línea para interrumpir el estatus quo, abordando los problemas para lograr mejores resultados en la gestación, el parto y el postparto.

La organización Cradle Cincinnati es ejemplar en este proceso. Han formado una coalición que conecta a todas las partes interesadas importantes en el ámbito del embarazo para combatir las altas tasas de mortalidad infantil en el condado (municipio) de Hamilton Country, en el estado de Ohio, aglutinando a las familias de la comunidad con los entes pagadores y los sistemas de salud (incluidos los competidores tradicionales).

El modelo estratégico de Cradle ha dado pasos significativos en la mejora de los resultados: durante cinco años seguidos, el número de muertes infantiles vinculadas al sueño en el condado de Hamilton fue inferior a su promedio histórico, disminuyendo de 16 a 12 por año.

Pero 12 muertes anuales están todavía por encima del promedio nacional de nueve, y el promedio nacional también es demasiado alto. Mientras que una sola vida está en juego, debemos estar dando saltos, no pasos, para obtener mejores resultados.

Si bien son efectivos, modelos como Cradle y otros similares (cuidado prenatal grupal, por ejemplo) comparten una dependencia de la interacción humana, y este requisito físico es una gran limitación para escalar dichos programas.

Sin escalabilidad, los resultados continuarán mejorando al ritmo del caracol y eventualmente se estabilizarán. Se necesita poder escalar estas mejores prácticas en cada comunidad, ahora y no en el futuro.

Aquí es donde entra la tecnología. La tecnología puede cerrar la brecha creada por las limitaciones humanas de estos modelos e integrar flujos de trabajo y protocolos de atención probados en experiencias tecnológicas que permiten más intervenciones, como el monitoreo remoto de pacientes (RPM) a través de Internet de las cosas (IoT).

En este punto los dispositivos pueden ser la clave para escalar estos modelos de cuidado alternativos y más efectivos.

Las herramientas digitales proporcionan la conectividad que los modelos como Cradle brindan en el entorno físico, al tiempo que resuelven los problemas de costo, ineficiencias y escalabilidad que han frenado el progreso en el pasado.

Hace más de cuatro años, la Universidad George Washington y las Facultades Médicas Asociadas (GW-MFA) anticiparon esta visión. Fueron uno de los primeros proveedores en  Estados Unidos en reconocer el poder de la tecnología para superar los obsoletos e insuficientes estándares de atención en el ámbito del embarazo, que han fracasado estrepitosamente en su objetivo.

GW-MFA adoptó por primera vez un modelo novedoso que aborda directamente tres realidades problemáticas en el actual estatus quo: ausencia de educación, falta de acceso a la atención necesaria y falta de estratificación del riesgo.

Ese nuevo modelo se basó en una asociación para crear y desplegar una solución a las necesidades del embarazo basada en tecnología para impactar directamente el proceso de gestación y el parto.

Con esa base, se apoya a los pacientes y proveedores con un mayor número de puntos de contacto digitales, materiales educativos e intervenciones a través del monitoreo remoto y la participación digital.

Ahora, comenzando por la industria de la salud, se está incorporando la visión de conectar a todas las partes interesadas en el ámbito del embarazo, a través de una nueva asociación con AmeriHealth Caritas DC, una organización de atención administrada.

Esa organización se ha unido a GW-MFA para implementar una mejor y más amplia atención prenatal y posparto habilitada por la tecnología en la población que atiende el Medicaid, una población a menudo ignorada por la comunidad tecnológica.

Asociaciones como esta comienzan a resolver algunas de las dificultades estructurales en la coordinación de la atención entre las compañías de seguros y los médicos para los pacientes de Medicaid, el programa de cobertura médica del gobierno federal de Estados Unidos, administrado por cada estado y que respalda a la población con recursos limitados.

Se centrará en aumentar el acceso a la atención del embarazo habilitada por la tecnología que permite a todos los pacientes, independientemente de su estado socioeconómico, recibir los beneficios del control remoto y la atención virtual con la misma privacidad y seguridad que una interacción física en el consultorio del médico.

No hay excusa ni razón para las estadísticas actuales de muerte materna.

La industria de la salud ha tenido la tecnología para impactar positivamente en la atención a las mujeres gestantes, pero lo que ha faltado es la visión combinada para hacer que estas herramientas sean poderosos agentes de cambio.

Las madres y los bebés en nuestras comunidades tienen derecho a una vida segura y saludable, y las asociaciones como esta tienen el poder de hacer la diferencia.

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