El Nobel a Esther Duflo premia una revolución en economía

La Premio Nobel de Economía 2019, Esther Duflo, junto con otro de los dos economistas a los que se ha concedido este año el galardón, Abhijit Banerjee, durante una visita a una zona pobre de India. El tercer premiado es Michael Kremer. Crédito: Sciencesnews

El lunes 14 se anunció que Esther Duflo, la gran estudiosa de la economía de la pobreza y de las políticas públicas, ganó el Premio Nobel de Economía. La Academia Sueca explicó que tomó su decisión por “el enfoque experimental del combate a la pobreza” que Duflo, su colega Abhijit Banerjee y Michael Kremer han usado e impulsado en las últimas dos o tres décadas.

Duflo es la persona más joven y apenas la segunda mujer en ganar el Nobel de economía, y de hecho tiene mucho en común con Elinor Ostrom, la primera en recibir el galardón.

Igual que ella, ha sido la abanderada no solo de un nuevo enfoque para la economía, sino de nuevas temáticas y nuevas dimensiones de esa disciplina, que contribuyen a anclarla a lo terrenal, a lo real.

Tanto Ostrom como Duflo se han ocupado de temas que han quedado tradicionalmente de lado en la ciencia económica: la acción colectiva y la pobreza, respectivamente.

El autor, Eugenio Fernández Vázquez
El autor, Eugenio Fernández Vázquez

No es de extrañar que hayan sido mujeres las premiadas por ello, pues son dos áreas que solo se pueden entender a cabalidad desde perspectivas feminizadas, por lo que tienen de ancladas en la tierra y en la vida cotidiana, y por lo que implican de atención al cuidado, la solidaridad y los vínculos con el otro, algo muy ajeno a la sensibilidad heteropatriarcal.

Uno de los artículos que lanzó a la francesa Duflo al estrellato explicó justamente cómo la presencia de mujeres en la política cambia la forma en que esta se ejerce y los temas a los que se da importancia.

Se trata de un estudio en el que ella y Raghabendra Chattopadhyay mostraron que en India las alcaldesas daban prioridad a temas relacionados con tareas asignadas a las mujeres, como la infraestructura vinculada al agua, al contrario que los hombres.

Algo similar ocurre en todas partes y a todos los niveles.

La economía –que, como todas las disciplinas, es dominada por hombres desde siempre- se ha ocupado poco de aspectos “femeninos” de la forma en que las sociedades lidiamos con la escasez de recursos y de la vida en general.

Siendo que las mujeres tradicionalmente han sido las que lidian con la reproducción y los cuidados, y las que más padecen la pobreza y sus violencias, estos elementos fundamentales para entender el día a día del grueso de las sociedades habían quedado olvidados por los economistas.

El trabajo de Duflo ha sido en eso revolucionario, pues ella ha investigado la pobreza desde una perspectiva enormemente innovadora, al concentrarse no en sus grandes indicadores, sino en sus manifestaciones concretas, sus efectos en la vida de la gente, la forma en que se reproduce, sus posibles soluciones.

Esa forma de anclarse en lo cotidiano, de fijarse en los efectos de lo micro y en los mecanismos de la pobreza es algo nunca antes visto, y creo yo que solo una mujer podía lograrlo.

Además, casos como el de Duflo ilustran cómo las mujeres, en gran medida por venir de fuera y también por la experiencia distinta del mundo, pueden hacer preguntas muy incisivas y novedosas, que habían permanecido pendientes.

Solo una outsider que no pertenece a uno de esos clubes masculinos formales e informarles que lo dominan prácticamente todo y que tienen todo por perder cuando se sacude una disciplina, podía haber detectado, descrito y puesto de relieve algo tan importante como la necesidad de poner atención a la forma en que se implementan las políticas públicas, sus interacciones e intersecciones con otras dinámicas, sus efectos inesperados.

Eso es justo lo que hizo Duflo al ofrecer la conferencia Richard T. Ely de la Asociación de Economía Americana, de Estados Unidos.

En el Nobel para Esther Duflo no solo hay que celebrar el premio a una economista revolucionaria y al estudio de la pobreza y sus soluciones. También hay que festejar que se da un lugar preponderante a esas dimensiones de la economía que suelen olvidarse: las interacciones a nivel local, los mecanismos por los que operan los fenómenos económicos –incluidas las políticas públicas- y la salida de la pobreza.

El premio también nos recuerda la importancia de diversificar la economía y todas las áreas del conocimiento y la acción, pues de otra forma nos quedamos con una sola perspectiva y nos perderemos de innovaciones tan cruciales como las que ella ha logrado.

Este artículo fue publicado originalmente por Pie de Página, una publicación del colectivo mexicano Periodistas de a Pie.

RV: EG

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