Coronavirus como un desafío para gobernanza latinoamericana

Dada la vulnerabilidad del sistema sanitario de la mayoría de los países de América Latina, es importante que los países tomen medidas rápidas para prevenir la propagación de la enfermedad y proteger a sus poblaciones
Calle de un pueblo típico de América Latina. Foto: PNUD

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró a covid-19 como pandemia mundial. Si bien al principio la enfermedad se extendió lentamente a los países de América Latina y el Caribe, desde finales de febrero el número de casos confirmados ha aumentado rápidamente.

Es importante que los países tomen medidas rápidas para prevenir la propagación de la enfermedad y proteger a sus poblaciones. Como comentó Vernon Lee, director de la división de enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud de Singapur, necesitamos “estar uno o dos pasos por delante del virus. Si se persigue el virus, siempre estaremos detrás de la curva”.

Para hacerle frente al virus es fundamental la necesidad de “aplanar la curva”. Esto significa implementar medidas de protección para frenar su propagación, de modo que el número de casos no supere la capacidad del sistema de atención médica. Este #GraphForThought analiza la situación actual de covid-19 en la región y evalúa la capacidad de los países para responder a la pandemia.

 

 

Los países de América Latina y el Caribe se muestran en verde y los países de referencia (China, Italia, España y Estados Unidos) se muestran en gris. El gráfico utiliza el número de camas de hospital por cada 10 000 personas con el objetivo de capturar la capacidad en el sector de la salud, ya que los casos graves de covid-19 requieren hospitalización, y se representan en el gráfico mediante puntos.

Las barras, por su parte, muestran el número total de casos confirmados de covid-19 en cada país por cada 10 000 personas (cada barra está etiquetada además con el número absoluto de casos).

Es importante tener en cuenta que los casos que se muestran aquí son sólo aquellos que han sido confirmados mediante exámenes, por lo que los países con mayor capacidad en el sector de la salud son probablemente aquellos que están haciendo más exámenes. Es imposible disponer de datos sobre la cantidad de casos no detectados y, lo que es más importante, solo podemos responder a los casos que conocemos. Es más, la OMS está llamando a testear, testear, testear”.

 

 

El gráfico nos muestra que, si bien algunos países de la región tienen un margen de capacidad relativamente alto, otros pueden tener grandes dificultades para satisfacer un aumento en la demanda de servicios de salud debido a covid-19.

En particular, vemos que países como Barbados, Cuba y Argentina tienen una alta capacidad de respuesta. En el otro extremo, países como Honduras, Haití y Guatemala tienen una capacidad mucho menor.

Si países como Italia que tienen un nivel relativamente alto de capacidad se vieron abrumados por las demandas generadas por covid-19, estos países pueden enfrentar una situación aún más difícil si la prevención no se toma en serio.

También es importante tener en cuenta que estos números muestran promedios a nivel nacional para la capacidad de salud, lo que oculta en gran medida las desigualdades dentro de los países.

Por ejemplo, en las zonas rurales, la capacidad de salud puede ser mucho menor que en las zonas urbanas. Es fundamental asegurarnos de que todos los países reciban el apoyo que necesitan para cuidar a toda su población, sin dejar a nadie atrás.

Es importante recordar también que las enfermedades discriminan, y los más vulnerables entre nosotros pueden ser los que corren más riesgo.

De hecho, no es solo la edad lo que hace a las personas más vulnerables, sino también su situación socioeconómica. No solo es más probable que las personas en los escalones socioeconómicos más bajos tengan una afección de salud crónica (lo que hace que covid-19 sea más mortal), sino que es menos probable que tengan acceso a una buena atención médica, menos probable que estén empleados en un trabajo que les permita trabajar de forma remota o tomar tiempo libre remunerado (haciéndolos más expuestos a covid-19) y menos propensos a resistir un shock económico debido a una pérdida repentina de ingresos.

Esto crea un ciclo autorreforzante entre coronavirus y desigualdad.

Debemos asegurarnos de que nuestras redes de seguridad social sean fuertes y lleguen a quienes más las necesitan en este momento, y debemos apoyar a nuestros países socios en la creación de resiliencia en este momento desafiante.

RV: EG

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