Pescadores salvan su sobrevivencia y los manglares al regular sus caladeros

Riansyah, un activista de la Fundación Planeta Indonesia, ayudó a los pobladores en el área a entender y capacitarse en la pesca sostenible y a pensar en la sostenibilidad del mangla
El jefe de la aldea Sungai Nibung, Syarif Ibrahim (segundo por izquierda), da ejemplo con su participación en la plantación de mangles en el municipio de Kubu Raya, en la parte indonesia de la isla de Borneo. Foto: Cortesía de Sungai Nibung

El pescador Samsul insiste cada pocas frases que está muy feliz, mientras relata que en la jornada anterior capturó una cantidad de cangrejos que le reportó nada menos que el equivalente a 60 dólares, y repite su ganancia con asombro.

«Capturé más de 12 kilogramos de cangrejos, que vendí a comerciantes locales de inmediato», detalla Samsul a IPS desde Sungai Nibung, un pueblo de pescadores entre los manglares protegidos de Kubu Raya, en la provincia de Kalimantan Occidental, en la parte indonesia de la isla de Borneo, el tercer mayor territorio insular del mundo.

Razones para el asombro le sobran a Samsul y a otros pescadores de la aldea.

Las décadas de sobreexlotación y el uso desenfrenado de bombas explosivas de pesca, veneno y redes de arrastre, combinadas con la rápida conversión de la tierra en plantaciones de palma aceitera en las aldeas vecinas, habían reducido severamente las poblaciones de crustáceos y peces en el área, lo que se tradujo en una disminución de la captura y una caída de los ingresos para los residentes locales.

Para tratar de llegar a fin de mes, los residentes de Sungai Nibung talaban árboles de mangle para venderlos como leña, a menudo jugando al gato y al ratón con los agentes de seguridad, porque los bosques de manglares eran y son parte de un área protegida.

Pero en 2017, el Ministerio de Medio Ambiente y Silvicultura de Indonesia reservó 3058 hectáreas de manglares para que la comunidad las maneje en forma comunitaria como un bosque de la  aldea. A sus  residentes  se les permitió la explotación sostenible y en pie del bosque, pero se les prohibió talar mangles.

Desde entonces, muchos pescadores como Samsul no solo mantuvieron sus ingresos sino que algunos han logrado duplicarlos.

«He sido pescador desde la infancia. Antes de 2017, mi ingreso era de alrededor de seis dólares brutos por día. Ahora, llevo a casa un promedio de 18 diarios», dijo Samsul, padre de dos hijos.

Muhammad Tahir, de 47 años, otro residente de Sungai Nibung y colega de faena pesquera de Samsul, cuenta una historia similar.

«Mi ingreso era incierto antes, pero ahora obtengo cada mes un promedio de 242 dólares bruto. Con eso, pude enviar a mi segundo hijo a estudiar en una universidad de Pontianak (la capital provincial) y a mi hijo menor a una escuela secundaria. Además de eso, ahora también podemos ahorrar unos seis dólares mensuales «, dijo a IPS este padre de cuatro hijos.

El salario mínimo de  Kalimantan Occidental bordea actualmente los 140 dólares por mes, siete dólares mensuales más que en 2019.

Sungai Nibung, un pueblo de pescadores ubicado dentro de un área protegida de manglares, en el municipio de Kubu Raya, en la provincia de Kalimantan Occidental, en Borneo, en la parte de Indonesia de esa isla compartida con Malasia y Brunei, situada en el sudeste de Asia y la tercera más grande del mundo. Foto: Cortesía de Sungai Nibung
Sungai Nibung, un pueblo de pescadores ubicado dentro de un área protegida de manglares, en el municipio de Kubu Raya, en la provincia de Kalimantan Occidental, en Borneo, en la parte de Indonesia de esa isla compartida con Malasia y Brunei, situada en el sudeste de Asia y la tercera más grande del mundo. Foto: Cortesía de Sungai Nibung

Dividiendo los manglares para obtener ganancias

Syarif Ibrahim ha sido el jefe de la aldea Sungai Nibung desde 2005 y explicó a IPS que los residentes de la aldea decidieron dividir el bosque comunitario, conocido localmente como “hutan desa”, en dos áreas: la de desarrollo y conservación y la de agricultura sostenible.

«La zona de desarrollo cubre un área de unas 1800 hectáreas y es la dedicada a la actividad de pesca, con la reserva de entre 400 y 600 hectáreas de conservación, dedicadas a la investigación y la educación sobre los manglares. La zona de agricultura sostenible tiene unas 600 hectáreas para arrozales de secano y horticultura», detalló Ibrahim.

«También acordamos que en los ríos y afluentes dentro de la zona de desarrollo haya una veda de pesca de tres meses consecutivos en diferentes épocas del año, para permitir que los cangrejos, peces y camarones se reproduzcan y se recuperen los caladeros», dijo.

Riansyah, un activista de la Fundación Planeta Indonesia que ayudó a los pobladores en el área a entender y capacitarse en la pesca sostenible, dijo que el primer paro biológico se produjo entre agosto y octubre de 2017 e incluyó a cinco ríos y afluentes.

«Desde entonces, las aguas de 11 de los 21 los ríos y cañoss de la aldea se han cerrado y abierto alternativamente para la pesca en diferentes épocas del año. Cada vez por un trimestre”, dijo Riansyah a IPS.

Durante los periodos de veda, explicó, dos pescadores patrullan cada día esos ríos y caños para garantizar que nadie viole el acuerdo.

Al entrar en su tercer año, este sistema  de alternativo de cierre y apertura mejoró la condición económica de la población local, como reflejan las experiencias de Samsul y Tahir.

Pero lo más importante, consideran autoridades, especialistas y los propios pobladores, es que estos han aprendido a salvar los bosques de manglares de la destrucción.

En la zona de conservación, por ejemplo, la pesca está estrictamente prohibida, excepto en áreas determinadas. Los residentes locales, incluidos los pescadores, también han aprendido sobre el importante papel que juegan los manglares para los ecosistemas costeros.

«Ahora los pescadores de la aldea saben que los manglares son muy importantes para la sostenibilidad del cangrejo, los camarones y los peces y han acordado dejar de usar bombas explosivas para la pesca, venenos o redes de arrastre», dijo Ibrahim a IPS.

Mitigación climática y alimentos sostenibles

Además de la conservación y de garantizar que las poblaciones de peces se mantengan en equilibrio,  los residentes también han participado desde 2017 en varias campañas para la mejora del bosque, plantando más de 32 hectáreas de mangles,  según Riansyah

Kalimantan Occidental posee alrededor de 100 000 hectáreas de manglares y alberga  75 por ciento de este tipo de bosque en Indonesia.

Además de en Kubu Raya, estos ecosistemas tropicales costeros  también se encuentran en otras varias áreas de Borneo indonesio, llamada por los indonesios Kalimantan.

Datos internacionales indican que los manglares capturan cuatro veces más carbono que las selvas tropicales y almacenan el carbono capturado en el suelo debajo de sus árboles. Esta capacidad de mitigar el cambio climático es clave para un sistema alimentario sostenible.

También se señala que controlar la deforestación es importante como parte de las estrategias de mitigación y adaptación a la crisis climática, y también para mantener un sistema alimentario sostenible, ya que la actividad agrícola contribuyen con hasta 30 por ciento a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según varias estimaciones.

Asep Sugiharta, director de Gestión de Ecosistemas Esenciales del Ministerio de Medio Ambiente y Silvicultura de Indonesia, dijo a IPS que el país registró 3,3 millones de hectáreas de manglares en 2019, casi 23 por ciento del total de bosques de manglares del mundo.

De ese total, al menos 252 071 hectáreas se encuentran en Kalimantan, en la parte indonesia de Borneo.

«Al menos 2,6 millones de hectáreas del total de manglares del país se encuentran fuera de los bosques de conservación y solo 0,7 millones de hectáreas se encuentran dentro de esas áreas”, dijo Sugiharta a IPS durante una entrevista en Yakarta.

En 2015, Indonesia registró emisiones anuales de gases de efecto invernadero de 2.400 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente,  alrededor de 4,8 por ciento de las emisiones mundiales totales de ese año, según el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.

Para 2030, el gobierno se comprometió a reducir las emisiones de GEI en 29 por ciento sin apoyo internacional y en 41 por ciento con cooperación internacional, dentro de las contribuciones nacionales determinadas, incluidas en el Acuerdo de París sobre cambio climático, aprobado en 2015 y que va a entrar en vigor a fines de este año.

Dejando a un lado los beneficios ambientales, el sistema de pesca abierto-cerrado ha dado un nuevo optimismo a Samsul, particularmente respecto al futuro de sus dos hijos.

«No pude terminar mi educación primaria debido a la pobreza extrema (en que vivía). Con el éxito del sistema abierto-cerrado, soy optimista de que mis ingresos continuarán creciendo y así puedo dar a mis hijos educación», dijo Samsul. «Más que eso, me dijeron que el sistema garantizaría la sostenibilidad del ecosistema costero para nuestros bisnietos», detalló.

Mientras tanto, el jefe de la aldea, Ibrahim, dijo que ha sido un gran alivio que los residentes de Sungai Nibung se hayan comprometido con la producción sostenible de alimentos.

«El desafío fue cambiar los paradigmas de las personas. Los aldeanos estaban muy acostumbrados a pescar en cualquier parte del año en el bosque de manglares, capturando cangrejos, camarones o peces grandes y pequeños. Ahora, han comenzado a pensar en la sostenibilidad del manglar», resumió.

T: MF

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