Brasileños y venezolanos construyen hospital en la frontera para covid-19

Medio centenar de trabajadores, la mitad de Brasil y la otra mitad refugiados de Venezuela, construyen un hospital de emergencia de 1200 camas para encarar la pandemia covid-19 en la frontera entre ambos países.
Trabajadores de Brasil y Venezuela posan en un descanso de la construcción del hospital provisional en el lado brasileño de la frontera, el cual se alista ante la posible llegada del coronavirus a esa zona que ha recibido en los últimos cinco años a decenas de miles de migrantes y refugiados venezolanos. Foto: Allana Ferreira/Acnur

Medio centenar de trabajadores, la mitad de Brasil y la otra mitad refugiados de Venezuela, construyen un hospital de emergencia de 1200 camas para encarar la pandemia covid-19 en la frontera entre ambos países.

El hospital provisional o Área de Protección y Cuidados (APC) es parte de la Operación Acogida, con la que Brasil, apoyado por la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur), atiende a decenas de miles de migrantes venezolanos que ingresaron por vía terrestre a su norteño estado de Roraima.

Autoridades brasileñas estiman que alrededor de 265 000 venezolanos viven actualmente en el país, y hasta el cierre de frontera dispuesto a mediados de marzo unas 500 personas cruzaban diariamente la línea entre los estados de Bolívar, sureste de Venezuela, y Roraima, norte de Brasil.

Desde 2016 Brasil ha dado estatus de refugiados a 37 000 venezolanos.

Se han registrado choques entre migrantes y residentes, sobre la línea fronteriza y en el área de la capital regional, Boa Vista, pero también esfuerzos de solidaridad y cooperación, como la construcción de la APC para encarar la pandemia.

El escenario de convivencia más vistoso es el área de construcción del hospital, cerca de la sede de la Policía Federal en Boa Vista y de albergues donde los refugiados son atendidos por responsables de Acnur y entidades aliadas de esa agencia.

Uno de los refugiados que labora en erigir la APC es Diego, de 33 años, con cuatro hijos que permanecen en Venezuela y quien llegó a Brasil en busca de protección. Ha vivido desde el año pasado en uno de los albergues de la Operación de Acogida.

“Me siento orgulloso de ayudar a combatir el nuevo coronavirus. Este lugar puede salvar la vida de mis amigos venezolanos y los brasileños que nos acogen en Roraima”, aunque aún “siento miedo por mis hijos y las personas que viven en Venezuela”.

El hospital prevé tener, además de 1200 camas para atender a personas infectadas, otros 1000 espacios para casos sospechosos. Roraima, con unos 500 000 habitantes, es el estado menos poblado d Brasil.

Para construir la APC se conformó una “fuerza de tarea logística y humanitaria” que cuenta con 25 trabajadores venezolanos y 24 brasileños, en su mayoría a órdenes de Samuel Pereira da Silva (59), un empresario de Río de Janeiro radicado en Roraima.

De los venezolanos, 13 son empleados permanentes y el resto se contrata cada día entre trabajadores que están en los 11 albergues de refugio en el área de Boa Vista, de modo que puedan paliar su condición de vida precaria con algunos ingresos.

Es el caso de la familia de Yoslay José, de 21 años. Él, su hermano Jackon, de 33, y su padre José Antonio, de 59, han podido trabajar en construcciones en Boa Vista durante algunos meses. La construcción del hospital suma una nueva oportunidad.

Yoslay dijo que “los tres vinimos primero para tratar de conseguir algo, para luego traer a mi madre, mi hermana y mi cuñada. Estamos muy contentos”, y además “me siento muy agradecido por la oportunidad de construir algo que ayude. Es como si devolviéramos a Brasil parte de lo que hemos recibido”.

Pereira da Silva dijo que “se siente el agradecimiento de estos hombres que tienen familias y están haciendo todo lo posible para proporcionar lo mejor para los que están aquí, brasileños y venezolanos, y para los que se quedaron en Venezuela. Es lo que los motiva”.

“Y a nosotros, ver y oír estas historias nos motiva a continuar aquí”, afirmó Pereira da Silva, cuyo equipo enseña técnicas de construcción a quienes laboran en la APC. “Si podemos ayudar, ¿por qué no hacerlo?”, concluyó.

A-E/HM

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