Los desplazados en el mundo son casi 80 millones

Migrantes venezolanos cruzan en 2019 el río Táchira, en la frontera suroeste de su país, para ingresar a Colombia. Venezuela, Siria, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar son los países con mayor número de sus nacionales desplazados a través de las fronteras en la última década. Foto: Vincent Tremeau/Acnur
Migrantes venezolanos cruzan en 2019 el río Táchira, en la frontera suroeste de su país, para ingresar a Colombia. Venezuela, Siria, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar son los países con mayor número de sus nacionales desplazados a través de las fronteras en la última década. Foto: Vincent Tremeau/Acnur

El uno por ciento de la humanidad, 79,5 millones de individuos, son personas forzadas a desplazarse por conflictos, persecuciones o eventos que perturban gravemente el orden público, señaló un informe de Acnur divulgado este jueves 18.

Según el informe de Acnur (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados), disminuyen las posibilidades de las personas refugiadas que esperan una solución rápida de su situación, pues a finales del siglo pasado 1,5 millones de personas pudieron regresar a sus hogares cada año, y esa cifra se redujo durante esta década a 385 000.

El titular de Acnur, Filippo Grandi,  dijo que “estamos presenciando una nueva realidad, ya que el desplazamiento forzado no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal”.

Hasta finales del año pasado, 45,7 millones de desplazados eran personas que habían huido a otras zonas de sus propios países, 29,6 millones eran refugiados o personas forzadas a huir a otras naciones, y 4,2 millones eran solicitantes de asilo que esperaban respuesta a sus peticiones.

Los 79,5 millones representan la cifra de desplazados más alta jamás registrada por Acnur, y un gran salto tras el registro de 70,8 millones que había al cierre de 2018, según el informe presentado por ser el 20 de junio el Día Mundial del Refugiado.

La primera razón del incremento son los desplazamientos forzados por los conflictos armados en la República Democrática del Congo, Siria y Yemen, así como en la región del Sahel, sobre todo en la zona del lago Chad, al centro de África.

La segunda se corresponde con “una mejor representación de la situación de los venezolanos fuera de su país, muchos de los cuales no están legalmente registrados como refugiados o solicitantes de asilo”, según el informe, y en total sobrepasan los cinco millones de personas.

Cuando segmenta la población desplazada o refugiada, Acnur encuentra que los niños son más de 30 millones, “una cantidad mayor que las poblaciones de Australia, Dinamarca y Mongolia juntas, y con decenas de miles de ellos no acompañados”.

O que apenas cuatro por ciento de los desplazados son mayores de 60 años, muy por debajo del 12 por ciento que es el promedio mundial de personas de esa edad, “lo que describe el sufrimiento, la desesperación, el sacrificio y la separación sus seres queridos” que cargan los desplazados.

Los desplazados eran 41 millones en 2010, lo que significa que su número se ha duplicado en una década, y 80 por ciento de ellos se encuentran en países o territorios afectados por inseguridad alimentaria aguda y desnutrición, riesgos climáticos y desastres naturales.

Cinco países representan dos tercios de las nacionalidades de los desplazadas a través de fronteras: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar.

Más de ocho de cada 10 refugiados, 85 por ciento, se encuentran en países en desarrollo, generalmente un país vecino del que huyeron.

Y más de las tres cuartas partes de los refugiados del mundo, 77 por ciento, están atrapados en situaciones de desplazamiento prolongado. Por ejemplo, la situación en Afganistán, ahora en su quinta década.

Entre las grandes poblaciones desplazadas y refugiadas están los 5,6 millones cubiertos por el mandato de la Agencia de la ONU para Refugiados Palestinos.

Grandi dijo que “no se puede esperar que las personas vivan en un estado de incertidumbre durante años, sin la posibilidad de volver a casa, ni la esperanza de construir un futuro donde estén”.

Por ello “necesitamos una actitud nueva y más receptiva hacia todas las personas desplazadas, junto con un impulso mucho más decidido para resolver conflictos que duran años y que están en la raíz de un sufrimiento tan inmenso”, concluyó.

A-E/HM

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