Un chiste muy repetido desde hace muchos años en Zimbabue asegura que en el país hay libertad de expresión, pero no libertad después de expresarse.
Pero para los periodistas y activistas que se han visto obligados a soportar noches en las celdas de detención abarrotadas y sucias del país, esto no es motivo de risa, más ahora que los reclusos no tienen equipo de protección personal contra la covid.
Sarudzai Moyo es un antigua maestra que se ha reconvertido en pescadera. Cada semana recorre los 450 kilómetros que separan a la ciudad de Bulawayo y el distrito de Binga, para adquirir entre 100 y 150 kilos de pescado que luego revende entre clientes urgidos de opciones dietéticas baratas en Zimbabwe.
Tan alto como es, si continúa haciendo eso lo echaré del país", tronó en 2008 el entonces presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe. Su rabia apuntaba al embajador de Estados Unidos, James McGee, después de que el diplomático cuestionó los resultados de las elecciones generales del país ese año.
Los montones de verduras podridas en los mercados de alimentos ubicados en el distrito central de negocios, emplazado en la segunda ciudad de Zimbabwe, parecieran reflejar una situación de abundancia. Pero la realidad es que este país del sur de África sufre de una creciente escasez de alimentos.
Zimbabwe realizará en julio sus primeras elecciones generales desde la salida del histórico presidente Robert Mugabe (1980-2017), con las maniobras para ver quién representará a los mayores partidos políticos del país en su máxima expresión.
El nuevo presidente de Zimbabwe, Emmerson Mnangagwa, concluyó un cronograma de 100 días para enfocarse en lo que considera los asuntos más acuciantes de país, como la recuperación económica. Pero los defensores de derechos humanos tienen sus propias urgencias.
El zimbabuense Sijabuliso Nleya hace semanas que se dedica a juntar arena, pero no es para la construcción, sino para rellenar pozos de agua secos. “La situación es terrible”, se lamentó en su terreno de Douglasdale, una pequeña comunidad agrícola a las fueras de esta ciudad del sudoeste de Zimbabwe.
Mildren Ndlovu conoce de primera mano el fuerte impacto sobre la salud mental del prolongado deterioro económico que soporta Zimbabwe, donde estadísticas manejadas por los sindicatos elevan el número de desempleados a 90 por ciento de la población económicamente activa.
Las sucesivas malas cosechas redujeron el acopio de alimentos de Ndodana Makhalima y perjudicaron la calidad de la alimentación de su familia. Este agricultor de subsistencia, asentado en Lupane, unos 110 kilómetros al norte de esta ciudad del suroeste de Zimbabwe, aprendió a convivir con el hambre.
Noel Bhizori tiene un puesto permanente en una ajetreada intersección de esta ciudad del suroeste de Zimbabwe, donde vende tarjetas para recargar teléfonos celulares. El joven encarna la cruda realidad de un país rico en recursos naturales, pero incapaz de poner fin al hambre y a la pobreza generalizadas.
El gobierno de Zimbabwe asegura que el proyecto de la represa hidroeléctrica de Batoka, sobre el río Zambeze, generará 2.400 megavatios (MW) de energía, pero activistas advierten que el impacto del cambio climático haría inviable la obra.
La eficacia de los intentos por manejar de modo sostenible los bosques y conservar y potenciar el carbono que almacenan en Zimbabwe está cada vez más en dudas, mientras una nueva investigación alerta que la política de acceso y control sobre estos ecosistemas desafía su comprensión.
Cuando faltan menos de cuatro meses para el inicio de la decisiva cumbre climática de París, los compromisos de Zimbabwe avanzan a paso lento en un asunto que también acecha a otros países en desarrollo: las finanzas climáticas.
El futuro es incierto en Zimbabwe para adolescentes como Samantha Yakubu, quien quedó embarazada a los 15 años y el muchacho de 16 con que había mantenido relaciones sexuales se negó a aceptar su responsabilidad, con el argumento de que no estaba seguro que el hijo fuese suyo.
Janet Zondo tiene que encontrar espacio en el predio que cultiva en Bulawayo, la segunda ciudad de Zimbabwe, para improvisar un granero. Bien podría ser un pequeño silo, a juzgar por el tamaño del maizal que se dispone a cosechar.
Las autoridades de Zimbabwe esperan que la aplicación de las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lucha contra el sida refuerce la cobertura de la terapia antirretroviral contra la enfermedad, pero los expertos temen que una menor adhesión al tratamiento limite sus beneficios.