El 31 de diciembre, el gobierno federal de México publicó el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador para la sustitución gradual del glifosato y la eliminación de uso del maíz transgénico. Se proyectó el 31 de enero del 2024 para lograr el reemplazo del agroquímico.
En América Latina ha crecido el peculiar negocio de instalar granjas porcinas para suministrar al mercado asiático. Para China, con sus mil 400 millones de habitantes, es un asunto de seguridad alimentaria; para la región latinoamericana, una carga para varias poblaciones y, también, para el ambiente.
El 22 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que América Latina era el “nuevo epicentro” de la pandemia de covid-19. Un estatus ya había pasado de China a Europa y luego a Nueva York, en Estados Unidos.
El mayor mercado de la capital de México puede ser uno de los mayores centros de contagio de covid-19 en el país, pero nadie lo quiere aceptar: Los propios arrendatarios de locales ocultan estar enfermos por miedo a que se clausuren sus negocios. Mueren en soledad y silencio. Las autoridades, por su parte, saben que no pueden tomar medidas más duras sin colapsar el abastecimiento de millones de habitantes de la capital.
La fotografía de la última víctima conocida de feminicidio en México, Ingrid Escamilla, asesinada por su pareja, según su propia confesión, en que este mutiló el cadáver de forma abominable. Es una fotografía en primer plano de lo que queda del cadáver. Y está en la portada de dos diarios.
Los casquillos de balas quedaron esparcidos en las calles del este pueblo del noreste de México. Un vecino cuenta que, al día siguiente de la balacera, los cartuchos se podían agarrar del piso a puñados, “como si fueran granos de maíz”.
Raúl Morales dice que votará para alcalde por Erik Súñiga en este municipio de Guatemala, en la frontera con México, a pesar de que el candidato está acusado de narcotráfico y de que lo busca la DEA.
El guatemalteco Fernando Hernández fue a entregarse a la Estación Migratoria Siglo XXI, en el estado mexicano de Chiapas para que lo devolvieran a su país, pero las autoridades mexicanas no quisieron detenerlo. Así que el muchacho tuvo que ir al río Suchiate para deportarse solo.
En las sillas de las carriolas, como se llaman en México a los cochecitos infantiles, va una niña o un niño, pero también mochilas, algún juguete, cobijas, colchonetas y un poco de comida para el camino. Los carros y sillas para niños ya van destartalados, algunos han aguantado el viaje desde América Central.
A los 8.000 habitantes de este municipio nadie les avisó del proyecto de “desarrollo” que se traían entre manos un grupo de empresarios y el gobierno del estado de Yucatán, en el sureste de México. Fue hasta que el periódico de nota roja De Peso publicó la noticia de la instalación de la granja que exportaría carne de cerdo a Asia, que comenzó la alerta.
En ninguna zona del país la violencia ha sido tan cruenta como en este lugar. La desolación y la brutalidad llevan la marca de “
los zetas”, el más sanguinario de los grupos delictivos engendrados por la corrupción y la impunidad que asolan México.
Hace un año, un 11 de enero, cinco jóvenes fueron detenidos y luego desaparecidos mientras hacían una parada antes de volver a sus casas en Playa Vicente, en el sureste de México. La investigación realizada por sus padres reveló lo que durante años ha sido una realidad en ese estado: las desapariciones forzadas cometidas por la policía de Veracruz.
¿Si ya no se dedican al petróleo a qué se van a dedicar? “A sobrevivir”, dice Lorenzo, parco, mientras maneja un vehículo prestado, en la ciudad de Poza Rica, en el oriental estado mexicano de Veracruz.
En un pequeño pueblo del noroeste de México, Refugio, de 72 años, cuenta en la sombra de un mezquite que no siempre fue tan pobre. La pensión del último mes se le fue entre medicinas para el dolor y un poco de comida. Así que solo le queda recoger lo poco que da este pedazo de desierto: vainas secas caídas del árbol, que vende como alimento para ganado.
“No dispares tus armas. Niños estudiando”, dice el cartel pegado en una cerca de la universidad de San Carlos, en la capital de Guatemala.
El video circuló los primero días de abril. Tres hombres uniformados y con el rostro cubierto, que aseguran ser agentes de la Policía Nacional Civil, leen un comunicado “junto con el grupo de exterminio libertad o muerte”, en el que advierten que “todo tipo de opinión o comentario a favor de estos pandilleros terroristas serán tomados como enemigos”.
Un hombre disfrazado de Charles Chaplin irrumpe en el centro de la capital de El Salvador y empieza a bromear con los transeúntes y comerciantes. El hombre trasforma la dinámica de un lugar donde la gente está acostumbrada a vivir entre pandillas y a la tensión de asaltos y asesinatos en sus calles. Cuando sale el imitador con bombín, la gente tiene que lidiar con un hombre de bigote kaiser pintado con lápiz que se mete con todos y del que todos se ríen.