A la británica Anne-Maria Brennan le encantaba la ciencia cuando era niña. Pero en lugar de alentarla en esa vocación, quienes la rodeaban intentaron dirigirla en la "dirección correcta", que en aquel entonces era estudiar enfermería, magisterio o secretaría ejecutiva. “Me dijeron que las niñas no estudiaban física”, recordó.
Cada día, en los países del Sur en desarrollo 20 000 niñas y adolescentes dan a luz, lo que se traduce en que 7,3 millones de nacimientos anuales son de madres menores de 18 años, mientras que las complicaciones del embarazo y el parto siguen como la mayor causa de muerte de este grupo de mujeres.
Llevar a cero las muertes maternas prevenibles, eliminar la violencia de género y satisfacer las necesidades de planificación familiar, los tres grandes compromisos de la 25 Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPS25), requieren, además de voluntad política, de dinero, mucho dinero.
Al menos 830 mujeres mueren cada día por causas evitables, 33 000 niñas se ven obligadas a contraer matrimonio infantil y otras 11 000 niñas son sometidas a mutilación genital femenina. Estas son algunas de las crueles realidades que enfrentan las mujeres jóvenes a diario.
Cuando las mujeres de Sudán del Sur celebraron la firma del Completo Acuerdo de Paz en 2005, eran concientes de que la verdadera democracia se concretaría sólo cuando se respetaran plenamente sus derechos.