Más de un millón de familias que resultaron damnificadas por el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió a Nepal el 25 de abril comienzan a intentar seguir adelante con sus vidas, pero las devastadoras secuelas que sufrió este país del sur de Asia complican sus esfuerzos de recuperación.
Al atardecer, cuando los rayos del sol bañan el exuberante paisaje, el Parque Nacional de Chitwan, ubicado 200 kilómetros al sur de Katmandú, la capital de Nepal, y considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un lugar de absoluta tranquilidad.
Si no fuera por un grupo de sus amigas de la escuela, Shradha Nepali se hubiera casado a los 14 años. Oriunda de la remota aldea de Pinalekh, en el distrito de Bajura, 900 kilómetros al oeste de Katmandú, la capital de Nepal, la adolescente era una probable candidata al matrimonio infantil.
La pequeña localidad de Jure, a unos 60 kilómetros de Katmandú, se convirtió en un trágico ejemplo de cómo las comunidades rurales más pobres de Nepal son las primeras víctimas y las que más sufren los desastres naturales.
Nepal ocupa el lugar 11 en una lista de países propensos a sufrir sismos y, sin embargo, es uno de los peor preparados para hacer frente a situaciones de desastre.
Activistas de Nepal coinciden en que una de las razones por las cuales este país asiático no logrará la igualdad de género, uno de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM), es la vigencia del matrimonio precoz.
Cuando el esposo de Arati Chaudhrary emigró a India en busca de trabajo, la responsabilidad de la granja y de la familia recayó sobre sus delgados hombros.
Los partidos políticos de Nepal perdieron la oportunidad de aprobar una de las mejores constituciones en materia de género que se haya visto.
Rehabilitar a las trabajadoras sexuales de Nepal exige esfuerzos especiales dirigidos a la casta hindú badi, durante siglos asociada al esparcimiento y la prostitución en esta exmonarquía.
La vida, ya dura en el aislado occidente de Nepal, empeora cada día debido a que los hombres que realizan trabajos zafrales en la vecina India vuelven a casa infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida).
Las mujeres de las aisladas áreas rurales de Nepal resistieron junto a sus hombres durante la guerra civil (1996-2006) que derrocó a una monarquía opresora, pero ahora muchas combaten la violencia doméstica en sus propios hogares.