AFRICA: A la paz de la mano de los ejércitos

La mayoría de los gobernantes de Africa parecen haberse hartado de golpes de Estado, rebeliones y malas administraciones que frenan el camino hacia el desarrollo, y ven la solución de los conflictos en el despliegue de fuerzas militares continentales de paz.

El gobierno civil de Santo Tomé y Príncipe fue depuesto por un golpe militar el miércoles 16, cuatro días después de finalizada en Maputo, Mozambique, la cumbre de la Unión Africana (UA), bloque que reúne a los 53 países del continente.

La ruptura institucional en el archipiélago africano "subraya el desafío que el continente continúa afrontando respecto de un asunto crítico como lo es la defensa y fortalecimiento de la democracia", dijo el presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, en su declaración semanal.

La cumbre de la UA exhortó a los parlamentos a acelerar la ratificación del Protocolo de Paz y Seguridad que mejorará la capacidad del bloque para desplegar operaciones de mantenimiento de la paz.

El Protocolo prevé la creación de una Fuerza Africana de Contingencia (ASF) capaz de desarrollar misiones de paz. Sólo 14 de los 53 países de la UA ratificaron el convenio, que debe contar con la aprobación parlamentaria de 23 miembros para entrar en vigor.

El proceso de ratificación se ha enlentecido porque los gobiernos están analizando de qué modo incidirá el tratado en la soberanía y en las leyes nacionales.

La retórica de los líderes africanos parece dirigida a respaldar los esfuerzos diplomáticos con la fuerza militar, mediante el envío a las zonas de conflicto de misiones pacificadoras y, donde corresponda, de mantenimiento de la paz.

El flamante presidente de la UA, el mandatario mozambiqueño Joachim Chissano, viajó a Nigeria, la potencia de Africa occidental, para considerar con el gobierno de Olusegun Obasanjo una posible intervención militar dirigida a deponer a los golpistas de Santo Tomé y Príncipe.

Mientras, los cabecillas del golpe, al frente de una fuerza no mayor a 200 efectivos, han insistido en que la UA se mantengan al margen del conflicto. Pero Mbeki, al igual que Chissano, dejó de lado esas exhortaciones.

"Fue la peor falta de respeto hacia las decisiones y políticas de la UA. Africa no puede aceptar estos acontecimientos y condenarlos para luego considerarlos un 'problema de familia' con el que deba aprender a convivir. La democracia en Santo Tomé y Príncipe debe restaurarse con urgencia", dijo Mbeki.

Los mediadores internacionales prevén que en los próximos días comience el diálogo en Santo Tomé y Príncipe en procura de una salida a la crisis.

La democracia en Santo Tomé y Príncipe se vio truncada en la madrugada del miércoles 16, cuando militares arrestaron a la primera ministra, María das Neves, y a otros altos funcionarios de la más pobre ex colonia portuguesa en Africa.

El mayor del ejército Fernando Pereira aparece como líder del pronunciamiento, que pretende interrumpir 12 años de democracia parlamentaria, inaugurada al finalizar el sistema de partido único en 1991.

Mientras se desarrollaba el golpe de Estado en Santo Tomé y Príncipe, se renovaba la actividad de las organizaciones armadas insurgentes africanas como las Fuerzas para la Liberación Nacional (FNL) de Burundi.

Unas 170 personas, incluidos niños soldados, murieron durante las operaciones en Bujumbura, la capital de Burundi. El ataque puso en peligro el proceso de paz en curso para poner fin a la guerra civil, que ya lleva 10 años.

Al mismo tiempo, la organización rebelde Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia (LURD) continúa asediando Monrovia, aun cuando está en desarrollo una mediación internacional para asegurar la partida del presidente Charles Taylor, cuya renuncia exige el grupo armado.

Y éstos son solo algunos de los 11 conflictos armados en Africa analizados en la cumbre de la UA por los gobernantes, que endurecieron su resolución de combatir a los malos gobiernos, las organizaciones insurgentes armadas y a los golpistas.

Mientras, los golpistas liberaron a altos funcionarios y a ministros del gobierno democrático, al parecer con el fin de demostrar su voluntad negociadora.

Los gobernantes de la UA también consideran el despliegue de una fuerza regional para poner fin a los combates en Burundi y fortalecer el proceso de paz y la frágil tregua en ese país, una iniciativa del presidente de la vecina Uganda, Yoweri Museveni.

Los esfuerzos en ese sentido han fracasado hasta ahora. Etiopía y Mozambique carecen de la capacidad de desplegar en Burundi los soldados que comprometieron para integrar la fuerza de paz, y Estados Unidos y Gran Bretaña no cumplieron aún con sus promesas de ayuda logística.

Como consecuencia, la fuerza regional de paz consta por ahora solo de 900 soldados procedentes de Sudáfrica. Su mandato se limita a proteger a los dirigentes políticos, sin que se les permita intervenir en los combates entre las fuerzas regulares y los rebeldes.

Mientras, un contingente de 5.000 soldados de los 15 países de la Comunidad Económica de Africa Occidental (Ecowas) espera para desplegarse en Liberia en los próximos días, con la misión de separar al resquebrajado gobierno de Taylor de los combatientes de LURD.

El inicio de la operación, previsto originalmente para el domingo, debió postergarse por carencias logísticas y financieras. Los gobiernos de Ecowas confían en que Estados Unidos suministre tropas y apoyo, pero exigirán mantenerse al mando.

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