A mediados de marzo, cuando Colombia anunció una cuarentena obligatoria para controlar la propagación del coronavirus, Luz Mary ya sabía qué tenía que hacer. Ya había tenido que confinarse. Esta madre de dos, quien cuenta con el don de la palabra, selló su casa y comenzó a vivir de habitación en habitación.
Balas, bombas y muerte. Niños llorando por comida, civiles que luchan por sobrevivir, mujeres que no pueden salir de sus hogares libremente. Cuando no se está bajo el asedio de bombas y minas terrestres, los afganos comunes sufren de hambre, peligros naturales y pobreza.
La pregunta nunca ha sido si las mujeres tienen la misma capacidad de liderazgo que los hombres. Las mujeres siempre han liderado, y siempre lo harán, especialmente en épocas difíciles cuando sus comunidades las necesitan. La pregunta que cabe plantearse es por qué el liderazgo de las mujeres es invisible. ¿Por qué se silencia su potencial y su poder?
La crisis climática que vive el mundo es igual de intensa que la violencia que enfrentan las personas y comunidades que defienden los territorios naturales, los bosques, los ríos, el agua, las selvas, la flora y la fauna. Un solo número lo muestra: 212 defensores de la tierra y del medio ambiente fueron asesinados durante 2019.
El 26 de mayo miles de personas tomaron las calles de Minneapolis para protestar contra el asesinato de George Floyd a manos de un policía. Esa protesta incendió en otras en 750 ciudades de Estados Unidos y desde el gobierno se respondió con toques de queda y llamando a la Guardia Nacional para proteger recintos comerciales.
Los jóvenes activistas del mundo, que suman más de 3800 millones de personas, parecen avanzar hacia una guerra con un viejo orden que consideran obsoleto y que pone en peligro el futuro de las siguientes generaciones.
El coro de más de 30 mujeres de diferentes edades retumbó entre los árboles y ruinas del campus de la Universidad de las Artes, cuando unieron sus voces en la capital cubana al clamor contra la violencia machista surgido en Chile.
Utilizando ejércitos de fanáticos, troles y bots que actúan en las redes, los autoritarios y populistas del mundo utilizan cada vez más Internet para ahogar a los opositores y abatir la opinión pública y las elecciones a su manera, según un nuevo estudio.
Dentro de la enorme campaña con que se busca convencer al mundo de cuánto se está modernizando Arabia Saudita, destacó la medida del cese de la prohibición de conducir para las mujeres del año pasado. Pero en realidad el reino continúa su implacable persecución de las mujeres defensoras de derechos humanos.
El espacio de acción para la ciudanía organizada en varios países africanos, entre ellos Burundi, Eritrea, Mozambique, Somalia, Sudán, Tanzania y Zambia, se está reduciendo gradualmente, por la preponderancia de líderes autoritarios y regímenes represivos.
"Mantente a salvo. No hay ninguna historia por la que merezca la pena morir", es el mensaje a los periodistas de Nada Josimovic, coordinadora del programa de la organización de derechos de los medios Free Press Unlimited (FPU).
Junto con Rodrigo Mundaca y Verónica Vilches, miembros del Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima), caminamos sobre el río La Ligua de la provincia de Petorca, en Chile.
“Acá empoderamos a las mujeres y no toleramos la violencia doméstica, que tratamos como cuestión nuestra, no intrafamiliar”, destaca Lurdinha Lopes, una lideresa del movimiento por la vivienda popular en Brasil.