Definitivamente, no hay amor entre la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Cuando habló ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2018, Trump afirmó ante los participantes sin ser cierto que "en menos de dos años, mi administración ha logrado más que casi cualquier otra en la historia de nuestro país".
Cuando la pandemia de covid-19 obligó al confinamiento de buena parte del mundo, millones de personas tuvieron que pasar a trabajar desde sus hogares, mientras sus oficinas permanecían cerradas. Y eso sucedió en muchas ciudades de Estados Unidos, incluida Nueva York, a fines de marzo.
Al segundo secretario general de Naciones Unidas, el sueco
Dag Hammarskjöld, se le atribuye una de las mejores definiciones de la organización iniciada hace ahora 75 años en San Francisco:
“Fue creada no para llevar a la humanidad hasta el cielo sino para salvarla del infierno”.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) llamó a los gobiernos del mundo a contribuir con lugares para reasentar a centenares de miles de refugiados que huyeron de sus países y están urgidos de conseguir un nuevo hogar.
La pandemia del coronavirus ha transformado, así sea temporalmente, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en una institución independiente a su sede mundial en Nueva York y eso provoca hechos excepcionales como que Washington no sea determinante en quienes participarán este año en su máximo órgano político: su Asamblea General.
Las protestas masivas en más de 120 ciudades de Estados Unidos por injusticia racial y brutalidad policial se hicieron globales la primera semana de junio, en medio de amenazas presidenciales de usar la fuerza militar contra manifestantes en Washington.
Ya estaba muy claro, antes de la pandemia del coronavirus, que eran necesarios cambios radicales en la gobernanza mundial para evitar amenazas globales e irreversibles sobre la propia habitabilidad de la Tierra, procurando a todos sus habitantes y no sólo a unos cuantos, las condiciones para una vida digna.
Ante los 17 magistrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Aung San Suu Kyi, la lideresa civil de facto de Myanmar (Birmania), hizo una apología del régimen militar de su país, que ha sido acusado de genocidio y de forzar a 730 000 miembros de la minoría musulmana rohinyá a huir a la vecina Bangladesh.
La administración estadounidense de Donald Trump aplica el embargo contra Cuba con mayor rigor que nunca, sin importar el impacto en las condiciones de vida de la población, ni la condena expresada nuevamente este jueves en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Nuestra exposición incesante a la contaminación y otras fuentes de sustancias tóxicas plantea una amenaza global para los derechos humanos, incluido nuestro derecho a la salud reproductiva", afirmó el jueves 24 el relator especial de la ONU sobre sustancias y desechos peligrosos ante la
Asamblea General.
Cuando las seis reuniones cumbres de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) concluyeron a fines de septiembre, hubo sentimientos encontrados sobre los resultados de una semana inédita de reuniones de alto nivel, así como una alta preocupación por los retos que emplazan al organismo, en un contexto internacional adverso para el multilateralismo y con una grave crisis financiera.
Al comenzar octubre, la comunidad diplomática de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York contaba con un número récord de mujeres como representantes permanentes (PRUN), 50 en total, frente a solo entre 15 y 20 en los años 80 y comienzos de los 90. Pero aunque sea un récord, es una cifra muy distante a los 140 varones en similar cargo.
Las Naciones Unidas conmemoraron el domingo 29 su Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, envuelto en esta ocasión en una espiral de retórica antiinmigrante y de xenofobia generalizada.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una institución que promueve el multilateralismo y predica algunos de los principios básicos de la democracia multipartidista y el liberalismo, incluido el estado de derecho, los derechos humanos universales, la libertad de expresión y de prensa, las libertades civiles y los derechos de migrantes y refugiados.
“Temo la posibilidad de una Gran Fractura: un mundo dividido en dos, con las dos economías más grandes de la tierra creando dos mundos separados y compitiendo el uno con el otro, cada uno con su propia moneda, reglas comerciales y financieras, su propia infraestructura de Internet y de inteligencia artificial, y sus propias estrategias geopolíticas y militares de suma cero”, ha declarado el
secretario general de la ONU, António Guterres, este martes 24.
Jim Mattis, exsecretario de Defensa de Estados Unidos en la administración de Donald Trump, cita una sentencia del Cuerpo de Marines en un libro que acaba de publicarse bajo el título "Call Sign Chaos: Learning to Lead (Indicativo de llamada caos: aprender a liderar)".
El secretario general de la ONU, António Guterres, dio un consejo no pedido a los más de 190 oradores, incluidos jefes de Estado y de gobierno, que participarán en seis reuniones de alto nivel y sin precedentes durante la primera semana de su Asamblea General, del 23 al 27 de septiembre.