Después de unos días en los que todos celebraron el acuerdo histórico entre Estados Unidos y China sobre la reducción de las emisiones de CO2, firmado el 12 de este mes, una ducha muy fría ha llegado desde India.
Dos importantes acontecimientos inyectaron estos días nueva vida a la acción internacional en materia de cambio climático.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), que trabaja en situación de emergencia para combatir el brote de ébola en el occidente de África, está preocupada por el aislamiento que padecen las naciones más azotadas por la enfermedad, y que puede ser aún mayor.
Los países industrializados accedieron a colaborar en un nuevo programa que busca canalizar significativas inversiones del sector privado en proyectos mundiales de infraestructura, particularmente en naciones en desarrollo.
Mientras la recesión económica generalizada continúa, agravada por el brote de ébola en África occidental, y amenaza con perjudicar la nueva y muy publicitada agenda de desarrollo de la ONU para después de 2015, su secretario general, Ban Ki-moon, centra toda su expectativa en dos cumbres.