Brasil y su gobierno se distraen con las elecciones municipales del 15 de noviembre y las peleas sobre la vacuna anticovid-19, sin prepararse para la tempestad social contenida en los dilemas económicos del país.
La combinación de inseguridad generalizada, carencia de alimentos y más de 7,5 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria definen la crisis en que está hundida la región del Sahel y que va a exacerbarse por los impactos de la pandemia del coronavirus.
La región América Latina y el Caribe necesitará una recuperación “verde” después de la pandemia covid-19, basada en la equidad social y la sostenibilidad económica y ambiental, expuso como tesis de la Cepal su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena.
La región América Latina y el Caribe padecerá en 2020 la mayor recesión de su historia, con una caída de -5,3 por ciento de la actividad económica, como consecuencia de la covid-19, advirtió este martes 21 un nuevo informe de la Cepal.
El Fondo Monetario Internacional estableció una bolsa de 500 millones de dólares para cancelar durante seis meses las deudas con el organismo de sus 25 socios más pobres, a fin de que puedan encarar mejor la pandemia covid-19.
La violenta represión que impidió traspasar las fronteras de Venezuela con ayuda en alimentos y medicinas, con un saldo preliminar de cuatro muertos y 58 heridos de bala, aleja soluciones a la mayor crisis política que se vive en América Latina, aunque en su búsqueda 10 países del hemisferio aumentan la presión y a la vez descartan el uso de la fuerza.
Diez meses después del ingreso de Nicaragua en una crisis política y social, el país sigue sin encontrar una solución al conflicto que dejó cientos de muertos y heridos y cuyos efectos económicos afectan ya a la mayoría de sus habitantes.
Una pediatra que deja de atender a un bebe por discrepancias políticas con la madre, ciclistas agredidos por usar bicicletas rojas, celebridades hostilizadas por su apoyo al gobierno, son casos de violencia que proliferaron en Brasil últimamente.
La crisis política de Brasil reserva aún muchas sorpresas, empezando por la probable frustración de la amplia mayoría que quiere la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, prolongado así la llegada a un desenlace.
La economía en Brasil atraviesa una recesión encarada como un ciclo que, aunque más prolongado que otros, se superará en uno o dos años más. Su industria, sin embargo, parece vivir una crisis que pone en duda su destino.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) está perdiendo la batalla contra una cadena simultánea sin precedentes de crisis políticas y humanitarias en 10 de los puntos más críticos del mundo.
En enero, cuando la presidenta Dilma Rousseff inició su segundo mandato, los analistas tenían claro que la economía de Brasil estaba en malas condiciones.
“Verse durmiendo en la calle es un paso muy fácil. No es que uno haya hecho una vida mala, es que pierdes tu trabajo y no tienes para pagar el alquiler”, cuenta David Cerezo, mientras espera el reparto del almuerzo ante una organización humanitaria de esta ciudad del sur de España.
La explosión de varios coches-bomba mató el martes 20 a decenas de personas en la ciudad de Jos, en el centro de Nigeria, apenas cuatro días después de que cinco gobernantes de África occidental se comprometieran a librar una “guerra” contra el grupo radical islamista Boko Haram, en una cumbre celebrada en Paris.
La crisis económico-financiera no da respiro ni siquiera a la hora de la muerte en España, donde los servicios funerarios cargan con el más alto porcentaje en la escala del impuesto al valor añadido (IVA), similar al que se abona para disfrutar de un entretenimiento o cualquier otro gasto superfluo.