Cuba sigue con especial atención la campaña electoral en Estados Unidos, pues del triunfo de uno u otro candidato el 3 de noviembre dependerá un previsible mayor deterioro de las relaciones bilaterales o el retorno al diálogo interrumpido hace más de tres años.
Al incluir a Cuba en la lista de países que colaboran poco en la lucha contra el terrorismo, el gobierno de Estados Unidos agrega más tensión a las deterioradas relaciones bilaterales que parecen retornar a las viejas disputas de la Guerra Fría.
Las brigadas médicas representan un eje de la política exterior de Cuba, además de una fuente de ingresos, que atraviesa una etapa compleja tras el retiro de misiones de países de América Latina, donde otrora cosechó alianzas determinantes.
En 2017, robaron la tienda de electrónica de Zubedah Nakitende y los ladrones destrozaron todo su inventario. Entonces, ella recordó que un colega le había contado sobre trabajos muy bien remunerados en Jordania y decidió buscar un empleo allí en el servicio doméstico, en que ganaría 740 dólares al mes.
Cuando a Yasser Arafat se le negó en 1988 una visa estadounidense para poder hablar ante las Naciones Unidas en Nueva York, la Asamblea General desafió a Washington al trasladar temporalmente al máximo órgano de la ONU a Ginebra, por primera vez en la historia del foro mundial.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA), ya socavada por un alto recorte de los aportes de Estados Unidos, se ve ahora minada por un escándalo sobre su mala conducta que hace peligrar su futuro.
La compleja situación económica y financiera por la que atraviesa Cuba se agravará aún más con las nuevas medidas de Estados Unidos, que recrudecerán su embargo contra el país, limitarán los viajes de sus ciudadanos a la isla y restringirán las remesas.
¿Se puede imponer universalmente una verdad histórica oficial, en defensa de la reputación de una nación? Polonia cree que sí y lanzó una cruzada contra quienes acusen a su Estado o a sus ciudadanos de complicidad con el Holocausto, que tiene en un diario argentino a su primera víctima mundial.
Este año comenzó en Cuba entre conjeturas sobre el rumbo de las relaciones con Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, y al finalizar nadie duda de que el deshielo bilateral se congeló y se alejan las esperanzas de vivir en un país sin conflicto con el vecino del norte.
Nuevos tiempos de incertidumbre corren para la población cubana, que procesa con cansancio y temor la cancelación temporal de visas hacia Estados Unidos, la recomendación a los ciudadanos estadounidenses de no viajar a Cuba y la reducción de personal diplomático en ambos países.
La destitución de James Comey, director del FBI, es la gota que colma el vaso de la actuación de Donald Trump. Desde el deleznable discurso de su toma de posesión, una zafia declaración de guerra urbi et orbi, el inquilino de la Casa Blanca ha cosechado una colección de fracasos que corre riesgo de dañar irreparablemente el tejido político de Estados Unidos y su respetable prestigio histórico.
El número de estudiantes extranjeros en las universidades de Estados Unidos sigue en crecimiento y se aproxima al millón en el actual año académico, un récord según las últimas cifras publicadas por el Instituto Internacional de Educación (IIE).
Honduras vive su propia primavera. Un movimiento ciudadano liderado por jóvenes que se movilizan desde las redes sociales, inunda las calles con una semanal marcha de las antorchas contra la corrupción y la impunidad.
Desvestido de sus ropajes imperiales, como en el cuento escandinavo, Estados Unidos tuvo que someterse el lunes 11 su política de derechos humanos al escrutinio de los otros 192 países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Cuba cerró el paréntesis en sus conversaciones con la Unión Europea (UE) para un acuerdo de cooperación y decidió avanzar en el diálogo con ese bloque, en paralelo a las negociaciones para normalizar las relaciones con Estados Unidos tras más de medio siglo de hostilidad.
La ONU y las organizaciones de derechos humanos han caracterizado los ataques israelíes contra objetivos civiles durante los enfrentamientos en la Franja de Gaza como violaciones de las leyes de la guerra.
Durante una cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), jefes de Estado y de gobierno aprobaron por unanimidad en 2005 una resolución que reafirmó el principio de “responsabilidad de proteger”, destinado a asegurar la protección de la población civil de los crímenes de guerra, las atrocidades en masa, el genocidio y la limpieza étnica.