Hay días en los que puedo amanecer cargado de optimismo. Son jornadas en las que, con sol o con lluvia, logro pensar en cosas tales como que la humanidad está viviendo el mejor momento de su desarrollo histórico y evolutivo, este tiempo nuestro en el que los seres pensantes hemos conseguido obtener, gracias a largos aprendizajes, las fórmulas para que la vida sea más satisfactoria: mejor salud, mejor alimentación, mejores comunicaciones.
Los responsables de las Naciones Unidas en derechos humanos, trabajo, y pobreza extrema, criticaron el carácter cortoplacista y sin soluciones de fondo con el que los gobiernos conducen la lucha contra la pandemia covid-19, en un documento divulgado este jueves 1.
Un millón de personas en todo el mundo respondieron este año una encuesta de opinión de la ONU, y su mayor preocupación para el mediano y largo plazo fue la incapacidad de la humanidad para frenar el calentamiento del planeta y evitar el cambio climático.
Las poblaciones de animales vertebrados en el mundo se han reducido 68 por ciento en 50 años. La situación es grave en América Latina y el Caribe, donde queda seis por ciento de lo que existía hace medio siglo. La pérdida se debe, principalmente, a la sustitución de bosques, selvas y otros ecosistemas por sembradíos, minas o terrenos urbanizables. La segunda causa es su caza, extracción, o muerte accidental.
La lucha contra el cambio climático, el derecho y la soberanía se están viendo afectados por cambios conceptuales de calado. Las razones son diversas y guardan relación con los cambios en nuestras sociedades y en sus ordenamientos jurídicos, cada vez más globalizados.
Las catástrofes y amenazas ambientales causadas o agravadas por la humanidad crecen en frecuencia e intensidad. Estamos muy preocupados por las pandemias y por el cambio climático, pero no hace tanto que las toneladas de plástico que vertemos al mar o los miles de seísmos que generamos anualmente ocupaban las portadas de los periódicos.