Cual regla no dicha, cual discriminación apenas confesada, cada vez que se piensa en una persona haciendo ciencia, se piensa en un científico hombre.
Y no es casualidad: según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultural (Unesco), menos de un 30 por ciento de todos los investigadores en el mundo son mujeres.
Después del “annus horribilis global, de muerte, desastres y desesperación” que fue 2020, el 2021 debe ser “el año en que pongamos al mundo en la senda correcta”, planteó el secretario general de la ONU, António Guterres, al presentar este jueves 28 el decálogo que propone para la acción internacional.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la voz con mayor resonancia en el mundo a favor del empoderamiento de las mujeres y contra la persistente discriminación de género en el mundo. Pero sigue estando muy lejos de sus elevados ideales al respecto.
Con el lema “Invertir en las mujeres africanas para acelerar el crecimiento inclusivo”, el Banco Africano de Desarrollo (AfDB en inglés) divulgó este jueves 7 su nueva estrategia para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en sus operaciones.
ONU Mujeres lanzó este miércoles 25, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la campaña “Pinta el mundo de naranja”, buscando en todo el mundo financiar, responder, prevenir y recopilar datos en esa lucha que cobra un nuevo cariz con la pandemia covid-19.
“Esta es una crisis sin solución rápida que podría tardar años en resolverse a menos que se realicen esfuerzos concertados para abordar sus causas fundamentales”, asegura Manuel Fontaine, director de Programas de Emergencia del Fondo de las Naciones Unidas par la Infancia (Unicef).
No es ningún secreto que las mujeres están subrepresentadas en las noticias, como sujetos y como productoras.
Los efectos de la pandemia actual por la covid-19 afectan de manera desigual a la población y aquellas personas que se encuentran en las intersecciones de diferentes desigualdades (género, pobreza, etnia u orientación sexual) son las que se están viendo más perjudicadas.
Un nuevo informe de la ONU con 100 datos estadísticos globales mostró que los avances de las mujeres hacia la igualdad de género se estancaron en los últimos 25 años, con apenas progresos destacables en el campo de la educación.
Cantidad, variedad y énfasis en participar para superar la exclusión son características de las organizaciones de jóvenes afrodescendientes que han crecido en América Latina y el Caribe, mostró un estudio adelantado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en la región.
En América Latina y el Caribe las
mujeres representan 35 por ciento de quienes estudian carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), destacadas como “empleos del futuro” y motor del
desarrollo sostenible.
Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estaba dominada por hombres, que ocupaban todos los puestos más altos en la institución, las mujeres debían conformarse con ser secretarias administrativas, a las que se veía golpeando sus máquinas de escribir, sentadas frente a las oficinas cerradas de sus jefes.
Los enfoques clave de las sesiones de alto nivel de la 75 Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) serán la accesibilidad a las vacunas y un nuevo llamado a un alto el fuego global, como respuestas ante la crisis de desconocidas proporciones provocada por la pandemia de la covid-19.
Soy una economista feminista. Mi trabajo consiste en examinar de qué manera las desigualdades entre los hombres y las mujeres forman parte integral del funcionamiento de los mercados laborales y ayudar a nuestros mandantes a poner en práctica los que llamamos políticas de empleo con “perspectiva de género”, es decir políticas macroeconómicas, sectoriales y del mercado de trabajo que contribuyan explícitamente a la igualdad de género.
Los sistemas integrales de cuidados de las personas son una pieza clave para la recuperación socioeconómica de América Latina y el Caribe, plantearon dos entidades de las Naciones Unidas en un documento divulgado este miércoles 19.
Entran por igual a la primaria y la secundaria y se convierten en mayoría en el bachillerato y en las universidades, pero las mujeres jóvenes cubanas tienen menos probabilidades que los hombres de tener un trabajo bien remunerado, una situación que se agudiza en las pequeñas ciudades y comunidades rurales.
La pandemia de covid-19 amenaza con revertir las mejoras registradas en las oportunidades económicas de las mujeres y en ampliar las brechas de género que aún persisten, pese a 30 años de progresos.
Un diseño adecuado de las políticas para impulsar la recuperación puede mitigar los efectos negativos de la crisis sobre las mujeres y evitar nuevos retrocesos en la igualdad de género. Lo que es bueno para las mujeres es, a la larga, bueno para abordar la desigualdad de ingresos, el crecimiento económico y la resiliencia.